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      Eso le pasó a un personaje de la Biblia que se llamaba José. Aunque José siempre fue un hijo muy obediente, sus hermanos lo vendieron como esclavo y fue llevado a Egipto. Allí un alto funcionario de la corte del faraón, que se llamaba Potifar, lo compró y se lo llevó como esclavo a su casa.

      Potifar admiraba a José, pues siempre cumplía con su trabajo y todo lo hacía bien. Potifar llegó a confiar tanto en José que le hizo administrador de todos sus bienes.

      Un día, la esposa de Potifar lo llamó y le dijo a José que le gustaba mucho y quería que se echara junto a ella. ¿Qué crees que hizo José? Él sabía que ella era la esposa de su jefe y que no estaba bien lo que ella le estaba pidiendo. De modo que rechazó su propuesta. Entonces ella se enfadó mucho.

      La esposa de Potifar no era una buena y fiel esposa. Además era mentirosa. Como estaba muy enfadada con José, fue a hablar mal de él a su marido. Potifar le creyó a ella; y José, que había sido fiel a Dios y a Potifar, fue metido en la cárcel. ¿No te parece injusto?

      ¿Crees que la mujer de Potifar cometió adulterio? ¡Claro que sí!

      Jesús dijo que cuando una persona casada se fija en otra persona que no es su esposo o esposa ya ha adulterado con su mente, es decir, ya está siendo infiel.

      ¿Sabes que no adulterar se encuentra entre los Diez Mandamientos? Búscalo en Éxodo 20 y cópialo en tu Diario de Oración. Escribe qué número ocupa entre los Diez Mandamientos.

      “En esta casa nadie es más que yo; mi amo no me ha negado nada, sino solo a usted, pues es su esposa; así que, ¿cómo podría yo hacer algo tan malo, y pecar contra Dios?” (Génesis 39:9).

      ¿Cuál es la esperanza de los adventistas del séptimo día?

      Marca la respuesta correcta

      1 La primera venida de Jesús.

      2 La segunda venida de Jesús.

      3 Guardar el sábado en el cielo.

      ¿Te han preguntado alguna vez cuál es el nombre de tu iglesia?

      Algunas iglesias son muy conocidas y no hace falta repetir el nombre. Sin embargo, si dices: “Soy adventista del séptimo día”, siempre hay alguien que pone una cara rara y repite: “adventista del séptimo qué...?”

      Pero tengo que decirte que esa es una gran oportunidad para que expliques a los demás qué es ser adventista del séptimo día y qué es lo que crees.

      ¿Sabes qué es ser adventista del séptimo día?

      Ser adventista del séptimo día significa saber de dónde venimos y también a dónde vamos. El séptimo día, nos recuerda precisamente que Dios es nuestro Creador. Dios creó todo en seis días de veinticuatro horas; y luego declaró el séptimo día, el sábado, como día sagrado para descansar. Así como el “séptimo día” nos recuerda nuestro origen, la palabra “adventista” nos indica cuál es nuestro destino: el advenimiento de Cristo, es decir, la segunda venida de Jesús.

      ¿Sabes cuándo surgió la Iglesia Adventista del Séptimo Día?

      La Iglesia Adventista del Séptimo Día surgió de aquellos milleritas que después del Gran Chasco, aunque estaban decepcionados, siguieron estudiando la Biblia y esperando la segunda venida de Jesús.

      Recuerda que decir que eres adventista del séptimo día siempre te ayudará a dialogar, a compartir con los demás tus creencias en la Biblia y tu esperanza en que Jesús va a volver a buscar a todos aquellos que crean en él.

      ¿Cómo puedes compartir a Jesús donde quiera que te encuentres? Haz una lista en tu Diario de Oración sobre cosas que puedes hacer para anunciar que Jesús viene pronto.

      “En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar. Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar” (Juan 14:1-3).

      ¿Qué día creó Dios el aire, las nubes y el cielo?

      Marca la respuesta correcta

      1 El tercero.

      2 El cuarto.

      3 El segundo.

      Sal al aire libre o abre una ventana. Mira hacia el cielo durante unos segundos. Respira. ¿Puedes ver el aire? ¿Sabes de qué está compuesto?

      Aunque no lo veas, el aire es muy importante. Todos los seres vivos necesitamos aire para respirar.

      El segundo día de la Creación, antes de crear a todos los seres vivos, Dios dijo: “Que se separen las aguas y que entre ellas haya un espacio”. Una parte de las aguas quedó debajo del espacio y otra encima. Y al espacio lo llamó “cielo”. Por lo que el agua en forma de nubes ascendió hasta formar en el cielo una capa o bóveda. Dios se alegró de haber creado el cielo, las nubes y el aire.

      Esa capa de aire que nos protege y nos da vida se llama “atmósfera”.

      Dios creó una capa de aire formada por oxígeno y nitrógeno en su justa medida, para que rodeara la Tierra y pudiéramos respirar.

      La capa de la atmósfera pesa muchísimo, miles de kilogramos, sin embargo no sentimos ese peso ¿verdad? En realidad, ese aire podría aplastarnos contra el suelo. Pero el Creador hizo todo con un plan inteligente desde el principio. Por eso el aire no nos puede aplastar. Dios hizo que la presión que ejerce ese peso se reparta de forma uniforme sobre nuestro cuerpo y que el aire que existe dentro de nosotros contrarreste esa presión hacia fuera.

      ¿No te parece increíble? Nada existe por casualidad. El Creador lo hizo todo por amor a nosotros.

      Dibuja una nube en tu Diario de Oración y dale las gracias a Jesús por el aire.

      “Dios hizo una bóveda que separó las aguas: una parte de ellas quedó debajo de la bóveda, y otra parte quedó arriba. A la bóveda la llamó ‘cielo’ De este modo se completó el segundo día” (Génesis 1:7, 8).

      ¿Con qué órgano del cuerpo podemos alabar a Dios?

      Marca la respuesta correcta

      1 La lengua.

      2 Los ojos.

      3 Las orejas.

      ¿Cuán larga es tu lengua? ¿Puedes tocarte la nariz con ella?

      Seguramente, puedes tocarte los labios, los dientes, el paladar, las encías...

      La lengua está formada por muchos músculos, por eso puedes moverla hacia todos lados. Además, es el único músculo que puede estar dentro y fuera de tu cuerpo.

      Dios diseñó la lengua para ayudarte a mezclar la comida y colocarla entre los dientes para masticarla. La lengua también empuja la comida para poder tragarla, nos ayuda a hablar y a distinguir los diferentes sabores de los alimentos: salado, dulce, amargo y ácido.

      ¿Sabes que tu lengua nunca descansa? La lengua también trabaja mientras duermes para poder tragar la saliva.

      Hay gente que piensa que cuando alguien se desmaya o se

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