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      Todos los derechos reservados. Cualquier reproducción hecha sin consentimiento del editor se considerará ilícita. El infractor se hará acreedor a las sanciones establecidas en las leyes sobre la materia.

      Primera edición en papel: noviembre 2019

      Edición ePub: febrero 2020

      D.R. © Felipe I. Echenique March

      © 2019, Bonilla Distribución y Edición S. A. de C. V.

      Hermenegildo Galeana #111

      Barrio del Niño Jesús, C. P. 14080

      Ciudad de México

       www.bonillaartigaseditores.com

      ISBN: 978-607-8636-35-8 (Bonilla Artigas Editores)

      ISBN ePub: 978-607-8636-81-5

      Coordinación editorial: Bonilla Artigas Editores / Nuria Pons Sáez

      Diseño y formación editorial: Saúl Marcos Castillejos y Jocelyn G. Medina

      Diseño de portada: Mariana Guerrero del Cueto

      Realización ePub: javierelo

      Hecho en México

      A mis amados padres

      Francisco Xavier y Gloria †,

      a mis queridos hermanos de sangre F. Xavier †,

      J. Manuel, A. Guillermo, J. Reinaldo,

      M. Ángel, J. Carlos y Rafael.

      A los entrañables hermanos

      que me dio la vida José Ortiz Monasterio Prieto,

       Víctor Ruíz Naufal † y Rosalía Velázquez Estrada †.

      La historia no es sino la sucesión de las diferentes generaciones, cada una de las cuales explota los materiales, capitales y fuerzas productivas transmitidas por cuantas la han precedido;

      es decir, que, por una parte, prosigue en condiciones completamente distintas la actividad precedente, mientras que, por otra parte, modifica las circunstancias anteriores mediante una actividad totalmente diversa,

      lo que podría tergiversarse especulativamente, diciendo que la historia posterior es la finalidad de la que la precede, como si dijésemos, por ejemplo, que el descubrimiento de América tuvo por finalidad ayudar a que se expandiera la Revolución francesa,

      interpretación mediante la cual la historia adquiere sus fines propios e independientes y se convierte en una persona junto a otras personas.

      Karl Marx, La ideología alemana.

      Contenido

       Al lector

       Estudio Introductorio

       A propósito del sustantivo México

      Capítulo I

       Primer soporte documental

      Capítulo II

       Signar y designar, actos de dominio

      Capítulo III

       Pedro Mártir de Anglería

      Capítulo IV

       Fernando Cortés, entre Temixtitan y Mexico

      Capítulo V

       Los Cedularios y el nombre de la ciudad

       Epílogo

       Bibliografía

       Colofón del autor

      Al lector

      Este trabajo presenta un hecho no registrado en la historiografía nacional o internacional, y consiste en exhibir los distintos sustantivos que se emplearon –durante los primeros cincuenta años de conquista y dominación española– para nombrar a la principal ciudad de lo que Cortés llamó la Nueva España, y que hoy en día todo el mundo refiere como Mexico-Tenoch-

      titlan o simplemente Tenochtitlan o Mexico.

      Sin embargo, esta designación que cuenta con un amplio consenso universal no se puede sostener documentalmente, ya que el nombre que se consigna en las fuentes ininterrumpidamente, al menos durante los diez primeros años de conquista española fue el de Temixtitan o Temistitan, y posteriormente el de Mexico, así sin acento. Pero este uso no fue de manera contundente y continuada, sino que se alternó con el Temixtitan que sufrió variantes escriturales tales como Tenustitan, Tenuxtitan o Tenuxtitlan, hasta que después de 50 años finalmente se convirtió en una designación permanente e inequívoca llamarla como ciudad de Mexico.

      La falta de acentos en esos sustantivos, y otros más, durante la época colonial me llevó a respetar esa manera de escribirlos, toda vez que este trabajo pone especial atención en las maneras de grafiar los sustantivos durante aquellos primeros años para identificar a la principal ciudad de la Nueva España.

      Esa es la única explicación por la que a lo largo de este trabajo se encontrarán dos maneras de presentar los sustantivos: con acento y sin él. La diferencia la establecen los tiempos y el criterio de respeto para quienes así lo han escrito.

      Un buen número de editores y estudiosos han actualizaron la escritura de sustantivos y otras circunstancias sin ninguna advertencia, con lo que indudablemente facilitaron la lectura de fuentes y documentos, pero con ello también contribuyeron a ocultar la primera designación con que se conoció a la ciudad más importante de la Nueva España, como se mostrará a lo largo de este trabajo.

      Por lo antes expuesto debe quedar claro el porqué de la falta de acentos cuando estoy citando documentos que no lo manifiestan, o también cuando estoy refiriendo aquellos sustantivos dentro del ambiente y tiempos en los que no se acentuaban.

      Para que no quede duda de esa diferencia que me interesa resaltar y establecer, he marcado ese modo escritural con cursivas, para que se note la circunstancia histórica a la que me estoy refiriendo, mientras que la escritura normal de México, con acento, tiene que ver con quienes así lo presentan en sus publicaciones aún y cuando en el documento ológrafo que transcribieron o paleografiaron no estén acentuados, respetando así la decisión editorial de estudiosos o editores.

      Además de lo antes expresado, se debe tener en cuenta que la escritura de México sin ninguna otra característica y con el modo escritural actual, indica que estoy refiriendo los tiempos y modos en que ya quedó establecido, bajo ese grafiado, desde el siglo XIX y hasta nuestros días.

      Por último, a lo largo del trabajo referiré el nombre de Fernando Cortés en lugar del de Hernán Cortés, porque hasta bien entrado el siglo XIX se le conoció bajo el primer nombre y por lo tanto no considero que exista

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