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las escenas que observaban fue el camino más lógico para comenzar a utilizar la cámara y convertirse en fotógrafos. No en vano la naturaleza ha sido desde siempre una de las mayores fuentes de inspiración para artistas de diferentes disciplinas. Pintores, fotógrafos y poetas han encontrado en los paisajes naturales motivos clásicos de expresión.

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      Oleaje en la costa de Menorca, Islas Baleares.

      Fotografiar la naturaleza no es fácil ya que, a menudo, precisa de una gran inversión en tiempo y conocimiento, no solo de la técnica fotográfica sino también de los sujetos a fotografiar. En el caso de la fauna suele ser habitual tardar días, semanas o incluso años en conseguir una instantánea, y para ello hay que adquirir un profundo conocimiento de la especie en cuestión a base de observación y muchas frustraciones. En otras ocasiones hay que pasar frío, caminar durante horas cargado con kilos y kilos de material a la espalda y, a menudo, los resultados son nulos.

      Por ese motivo la fotografía de naturaleza suele ser casi siempre vocacional. En un mundo tan inmediato como el actual, si no hay una recompensa con resultados de forma temprana, el esfuerzo no suele compensar a la mayoría. Así que, frecuentemente, la recompensa no es sólo la fotografía conseguida, sino también el camino recorrido. Disfrutar de las excursiones, de la sensación de frío o de la emoción de la espera, aún cuando los resultados no lleguen, serán una buena manera de vencer frustraciones. A menudo, la fotografía es solo la excusa.

      image UN UNIVERSO DE MOTIVOS

      El concepto naturaleza es muy amplio y genéricamente se refiere a todo aquello que no ha sido creado por el hombre. La variedad de ambientes que conforman el planeta Tierra es extraordinaria y, por lo tanto, también lo son sus paisajes. La vida ha evolucionado y se ha diversificado en millones de seres vivos con formas y colores inimaginables y tamaños que van desde los pocos milímetros de algunos peces australianos o de los mares de Indonesia —si nos referimos sólo a animales vertebrados— hasta los treinta metros de longitud y más de cien toneladas de peso de la imponente ballena azul.

      Los fotógrafos utilizan diferentes técnicas y materiales para adaptarse a motivos tan dispares. Hablar de fotografía de naturaleza de manera tan genérica es algo ambiguo, ya que no es lo mismo un fotógrafo submarino que un paisajista.

      Yo siempre he trabajado la fotografía de naturaleza de manera transversal, adaptándome a las diferentes situaciones y motivos para mostrar prismas muy diversos de un mismo lugar; me considero un fotógrafo generalista y algo todo terreno. Hay otro perfil de fotógrafo de la naturaleza que trabaja de forma mucho más especializada y, por lo cual, puede profundizar más en su temática correspondiente: fotógrafos submarinos, especializados en paisaje, macrofotografía o, incluso, fotografía aérea, son algunos ejemplos.

       El paisaje

      La fotografía de paisaje tiene mucho de contemplativa y nos asegura la obtención de imágenes técnicamente correctas. A diferencia de otros sujetos como los animales, con los que la consecución de una fotografía no está ni mucho menos asegurada, con los paisajes tenemos tiempo de corregir y perfeccionar los parámetros técnicos, incluyendo los compositivos durante la toma. Por ese motivo mucha gente que comienza se acerca al paisajismo y este es su primer contacto con la fotografía de naturaleza. Explorar, pasear y presenciar preciosas escenas con la mejor luz posible son algunos de los recursos que un fotógrafo de paisaje debe utilizar, disfrutando no sólo de la escena final, sino también de todo el proceso.

       La fauna

      La fotografía de fauna requiere de una intencionalidad mucho más explícita y profunda. Es cierto que dando un paseo por algún espacio natural podemos conseguir alguna fotografía de un animal sin casi buscarla si tenemos paciencia, somos silenciosos y disponemos de las ópticas adecuadas, pero no es lo habitual. Lo más normal es que, para conseguir una imagen de una especie concreta, debamos invertir mucho tiempo en adquirir los conocimientos acerca del animal en cuestión y sus costumbres y en esperar a que se sitúe al alcance de nuestra cámara.

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      Escondite para fotografiar avutarda.

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      Lechuza común fotografiada con una barrera de infrarrojos.

      Hay muchas técnicas distintas para fotografiar animales dependiendo de la especie en cuestión, sus hábitos y el tipo de imagen que queramos conseguir. Las tres técnicas más habituales son la del rececho, los escondites y las trampas fotográficas.

      El rececho consiste en acercarse prudentemente a un animal sobre el terreno hasta obtener una buena imagen y manteniendo siempre la distancia de confort del propio animal. Tradicionalmente se ha conocido esta técnica como caza fotográfica, pero en este texto prefiero evitar esa expresión. Gran parte de las fotografías de fauna se realizan desde escondites. Existen muchos tipos distintos de escondites o hides, pero todos consisten en poder pasar inadvertidos durante horas o días hasta lograr que el animal se aproxime lo suficiente. Habitualmente, los escondites se instalan en algún lugar al que sabemos que el animal acudirá: una charca con agua o un posadero son buenos ejemplos de ello. Cuando el animal es excesivamente receloso, nocturno o rápido se utilizan trampas fotográficas. Existen trampas de muchos tipos, pero básicamente consiste en colocar algún sensor que detecte la presencia del animal y dispare la cámara sin la presencia física del fotógrafo. Son montajes complejos y muy técnicos que, a menudo, precisan de varios elementos como flashes o barreras de infrarrojos. Los resultados con éxito son escasos, pero espectaculares.

       Macrofotografía

      La macrofotografía nos permite descubrir un universo de pequeños motivos en apenas un metro cuadrado. Se trata de acercarse a sujetos de pequeño tamaño, y no tanto en la utilización de potentes objetivos para fotografiarlos de lejos. Es una fotografía muy técnica, que requiere de accesorios y métodos específicos. Una de las grandes virtudes de esta especialidad es que la podemos practicar en cualquier jardín o en las afueras de nuestra aldea o ciudad donde, con paciencia, encontraremos sujetos espectaculares sin tener que desplazarnos muy lejos o invertir demasiado tiempo ni dinero.

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      La macrofotografía nos permite acercarnos a un mundo diminuto y muy rico en imágenes.

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       Fotografía subacuática

      Si la macrofotografía es una especialidad técnicamente compleja, la fotografía subacuática no se queda atrás. A las dificultades técnicas implícitas en trabajar con la cámara en una caja estanca con sus correspondientes frontales y cúpulas, hay que añadir el hecho de que nos movemos en un entorno completamente hostil y peligroso. Sin querer ser alarmista y dado que practico el buceo desde hace años, hay que tener presente que bajo el agua cualquier accidente suele ser fatal. En este medio, más que en cualquier otro, hay que priorizar la técnica, el confort y la seguridad antes de comenzar a tomar fotografías. Si no dominamos bien las técnicas de buceo —control del aire, flotabilidad o profundidad, por ejemplo— no disfrutaremos de una buena sesión fotográfica. Bajo el agua hay un universo de vida y de imágenes inacabable. Esta es, tal vez, la técnica fotográfica que requiere de mayor especialización por parte del fotógrafo.

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      Fotografiar

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