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más bellas en Madagascar, con unos paisajes variados y unos lugares de visita que ofrecen una visión general de las maravillas naturales y culturales del país.
La región del sudeste
Este circuito de ocho días tiene a Fianarantsoa como punto de partida y de llegada, y constituye un recorrido a través de selva, ríos y playas solitarias. Visitará Ranomafana, los pequeños y auténticos pueblos costeros de esta costa tan poco transitada, Mananjary, con sus especias y su canal de Pangalanes, y Manakara, con su lánguido ambiente, su piscina natural y sus hermosas playas bordeadas de casuarinas (cuidado, el mar es peligroso aquí), antes de tomar el mítico tren que le llevará de Manakara a Fianarantsoa. Por supuesto, podrá combinar este original circuito con la ruta del sur (incluyendo Ambositra y Antsirabe en el norte y Ambalavao e Isalo en el sur). O podrá llegar a Mahanoro desde Mananjary en piragua a través del canal de Pangalanes, para terminar en Toamasina. Aquí necesitará, como mínimo, dos semanas para tener una buena aproximación a la zona. Pero en diez días se puede hacer todo fácilmente... e incluso en una semana para los que tienen prisa.
El país de los sakalava: entre los tsingy y los baobabs
El itinerario fetiche de los viajeros sigue un recorrido bien definido. Calcule entre una semana y diez días como máximo para disfrutarlo. Con los vuelos y una estancia forzosa en Tana, dos semanas cortas parecen ser un periodo adecuado.
Día 1: salida de Tana a Miandrivazo. Pase la noche allí.
Días 2 a 4: crucero por el Tsiribihina desde Miandrivazo. Descenso del río y llegada a Belo sur Tsiribihina; luego traslado (en la hipótesis de un viaje organizado, porque la conexión es mucho más incierta para el viajero independiente) a Bekopaka.
Día 5: visita al pequeño y al gran tsingy, y traslado a la Salina para pernoctar allí.
Día 6: trayecto hasta Morondava por la famosa avenida de los Baobabs. Noche en Morondava.
Días 7 a 9: salida a Belo sur Mer para disfrutar de un merecido descanso. Una estancia en la playa (atención, sin cocoteros y con la marea consiguiente) en Belo o regreso a Morondava para salir a Tana.
Día 10: regreso a Morondava.
Día 11: vuelo a Tana y visita a los mercados.
Día 12: últimas visitas en Tana y vuelo de regreso a España.
Esta ruta se puede modificar bajando por el Manambolo en lugar de por el Tsiribihina (en este caso, póngase en contacto con Mad Caméléon).
El canal de Pangalanes
Hoy en día es un recorrido tranquilo, con un ritmo mora mora; no verá nada esplendoroso o incomparable, sino pequeños pueblos enclavados a orillas del mar y una vida tradicional marcada por el ritmo lento e indolente de este mundo lacustre.
Comience en Fianarantsoa, donde hay que tomar el tren a Manakara; luego se puede llegar a Mananjary, desde donde es posible organizar un viaje de tres días/dos noches a Mahanoro. Allí hay que tomar de nuevo la carretera para llegar a Vatomandry y luego a Brickaville; y proponemos una nueva excursión para llegar a Manambato, donde es aconsejable descansar (bonita playa, un sitio bellísimo) antes de ir a Toamasina o a Tana.
Hay que saber que la parte del canal entre Manakara y Mananjary es ahora poco profunda y se puede explorar en canoa pero no en barcaza.
Este itinerario se puede realizar de una manera bastante cómoda con los proveedores de servicios locales, o bien en condiciones muy gasy (embarcaciones-brousse, taxis-brousse, etc.). Calcule dos semanas para completar el circuito en condiciones bastante cómodas.
El Triángulo Verde
Este circuito no es muy popular entre los viajeros, pero, sin duda, es uno de los más fascinantes que pueden realizarse en la isla (sin embargo, vaya en abril-mayo o entre octubre-diciembre si no quiere estar permanentemente empapado): tal vez es un imprescindible de Madagascar para los amantes de la naturaleza. Caminatas de tres a siete días caracterizan a este itinerario.
La ruta comienza en Toamasina; eventualmente se puede ir a Santa María para descubrir los encantos de esta pacífica isla, o bien dirigirse directamente al norte, a Mananara y Maroantsetra. El avión es el medio de transporte más adecuado (aunque cuidado, solo para llegar a Mananara o a Maroantsetra), pero la ruta en 4x4 (tres días) es fascinante; o también puede ser una aventura si se combinan taxis-brousse, carros tirados por cebúes, caminatas y piraguas. En Maroantsetra descubrirá Masoala, uno de los últimos bosques primarios de la isla. Los más apresurados echan un vistazo a su alrededor, mientras el resto camina... durante tres días (ruta corta) o durante una semana o incluso diez días (ruta larga) para llegar a Cap Est, desde donde se puede ir a Antalaha. Sambava es el mejor destino (hoteles más cómodos, ciudad más animada) si tiene la idea de visitar el magnífico Parque Nacional de Marojejy y los paisajes indonesios en el camino a Vohémar. Por supuesto, como la región es la principal productora de vainilla del mundo, contemplar esta increíble orquídea es una experiencia que no hay que perderse (pero tenga cuidado porque no puede verse durante todo el año, como se explica más adelante en la guía). Desde Sambava se puede continuar en avión hasta Antsiranana o bien regresar a Toamasina o a Tana. Calcule unos quince días para descubrir la región, o más si decide caminar mucho.
Estancias temáticas
Las rutas más insólitas
Si busca nuevas emociones y quiere «tragarse» kilómetros de pistas, ¡esto es posible en Madagascar! Tan solo tiene que ser poco restrictivo con su tiempo y estar preparado para todo. ¡Y es mejor que los gruñones se abstengan!
Para los aventureros, estas son las mejores rutas: el trayecto de Morondava a Toliara (entre dos y cinco días, quizás la costa más espectacular de Madagascar), la «Gran Travesía» de Toliara a Tôlanaro por la costa o el nuevo sendero de Tôlanaro a Manakara (o viceversa), la RN-5 de Toamasina a Maroantsetra y, por supuesto, ¡una caminata de seis a diecisiete días en el sublime macizo de Makay!
El dhow o la piragua son medios de transporte adecuados para muchos aventureros, entre Toliara y Morondava por ejemplo (viento del sur en julio y agosto).
Para los más duros, aquí tienen algunas sugerencias para alejarse de las rutas turísticas: la región central al oeste de Fianarantsoa se presta para todo tipo de caminatas para conocer pequeños pueblos tradicionales aislados del mundo. La costa oeste, entre Morondava y Mahajanga, sigue siendo una terra incógnita: ¡hay pocas posibilidades de que se encuentre allí a su vecino! El camino de Vohémar a Ambilobe, al norte, hacia Antsiranana, tiene ahora ochenta kilómetros de longitud y es una de las experiencias más intensas en la isla.
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