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bíblico que comencé a ver la relevancia de aprender de los errores de otros (es decir, que Dios pueda ser glorificado, y que podía beneficiarme personalmente del estudio de los hasta ese momento aburridos hechos de muchas personas muertas). Desde que comencé a relacionar esos errores a violaciones específicas de la Palabra de Dios, la historia comenzó a cobrar vida para mí. Por supuesto el mismo principio del entorno aplica a las decisiones basadas en la Biblia que el pueblo de Dios ha tomado a lo largo de la historia, las cuales me motivan a seguir su fe.

      Hace unos meses llevaba a mi hija mayor (ahora de siete años) a la escuela. En el camino me pregunto: “Papi, ¿por qué ya no tenemos televisión por cable?” Nuestra familia se había mudado recientemente a una nueva casa y después de consultarlo con mi esposa, yo había decidido no optar por el paquete de televisión de 40 canales por cable que teníamos en nuestra antigua casa. Esto, por supuesto, tuvo profundas implicaciones en Sofía, quién realmente disfrutaba de la programación de varios canales. Ahora bien, pude haberle dado una respuesta rápida tal como: “Mami y yo pensamos que aprovecharemos mejor el tiempo si no somos tentados a ver tanta televisión.” Si no fuera por el hecho de que en realidad, la tentación era más fuerte para “Papi” de lo que era para “Mami,” la respuesta hubiera sido muy cierta.

      En vez de darle una respuesta corta, decidí darle tres minutos de lección bíblica en cuanto a la doctrina de Cristo de la amputación radical la cual se desarrolló de la siguiente forma:

      “Cariño, Jesús dijo algo muy radical en su Sermón del Monte. Él dijo ‘Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.’ ¿Sabes lo que significa esto?”

      “No.”

      “¿Crees que Jesús quiere que literalmente cortemos nuestras manos y saquemos nuestros ojos?”

      “Um…No.

      “Exacto. Él no quiere decir que debamos intencionalmente hacerle daño a nuestros cuerpos.”

      “¿Entonces qué quiso decir?”

      “Él quiso decir que debemos sacar todo aquello en nuestra vida que nos tiente a pecar contra Dios. Papi decidió no volver a inscribirse en la televisión por cable por un tiempo mientras aprende a no perder tanto el tiempo de Dios. Tal vez cuando aprenda a como ser más disciplinado con mi tiempo, podremos volver a tener la televisión por cable.”

      Por haberle enseñado Mateo 5:29-30 en el contexto de su pregunta sobre la vida y de mi propia lucha con la administración del tiempo, ella estaba más ansiosa e interesada en la Biblia de lo que hubiera estado si yo hubiese intentado enseñarle ésta verdad durante el tiempo en familia.

      Tiempo en familia

      Puede que este preguntándose, “¿Qué es el tiempo en familia?” En nuestra casa hemos creado una tradición de culto familiar y estudio bíblico el cual llamamos tiempo en familia. Esta actividad (casi) diaria y un tanto informal se lleva a cabo después de la cena. Algunas ocasiones en la mesa de la cocina, otras en la sala de estar. Es el tiempo donde enseño las Escrituras a nuestra hija de una manera más formal.

      Al igual que con el tiempo de estudio personal de la Biblia, creo que “la variedad es la sal de la vida” cuando se refiere a estudio de la Biblia en familia. Por lo tanto, utilizamos una variedad de métodos de estudio de la Biblia durante nuestro tiempo en familia. Independientemente de los métodos, sin embargo, me esfuerzo para enseñar siempre en el entorno. Algunas veces nuestro estudio de la Biblia se basa en la corrección de problemas de comportamiento en la vida de Sofía (y de vez en cuando en mi propia vida también). Yo podría, por ejemplo, estar consciente de alguna lucha que ella tiene con una actitud pecaminosa, acción o forma de comunicación. Algunas veces le pregunto a Kim, “¿Existe algo en la vida de Sofía a lo cual debamos hacer frente esta noche?” Algunas veces le pregunto a Sofía si ella tiene conflictos o problemas en la escuela en los cuales necesita ayuda. En todas estas preguntas el ambiente es evidente y las Escrituras apropiadamente se aplican inmediatamente en su pequeña vida. (Incluso la hemos enviado de vuelta a la escuela con un versículo de la Escritura impreso en algún pedazo de papel para que pueda ministrar a uno de sus amiguitos.) Ella sabe que la Biblia se aplica a toda la vida.

      En otras ocasiones, nuestro estudio familiar de la Biblia es más estructurado y por lo tanto está naturalmente menos dispuesto al medio ambiente de su vida. En tales casos trato de crear un ambiente para ella. Es decir, luego de explicar e interpretar un pasaje de un libro de la Biblia o un estudio de tópicos que estamos aprendiendo, trato de ayudarla a ver las diferentes oportunidades en su vida que ella pueda utilizar. Yo podría, por ejemplo, inventar un caso que pueda que enfrente en la escuela: “¿Cómo aplicaría este versículo si estas tomando un examen y te das cuenta de que alguien intenta mirar tus respuestas para ayudarse un poco?” O tal vez diga, “Cariño, ¿Puedes pensar en la última vez que alguien te avergonzó por lo que te dijo frente a otra persona? Según el versículo ¿Qué deberías hacer?” Puede ser que pregunte, ¿Qué pasó por tu mente cuando eso sucedió? Según el versículo, ¿Qué pudiste haber dicho en lugar de los que dijiste?”

      Ya se trate de la enseñanza de las Escrituras a mi esposa e hija, a un aconsejado, a mis estudiantes, o a la congregación de nuestra iglesia, me esfuerzo para ayudar a la audiencia a aplicar las Escrituras a la vida. Yo trabajo duro en ser creativo. Me esfuerzo en asegurar que las Escrituras sean entendidas y aplicadas al contexto diario de la vida. Hago esto colocando las Escrituras en el entorno de la vida de mis discípulos...

      Para ilustrar el impacto de la enseñanza al entorno, algunas veces comparo el corazón de un niño con una superficie lisa y no porosa, como una mesa. Mi meta como maestro es hacer que el niño absorba todo lo que yo pueda enseñarle. Si tuviera que vertir el agua de la Palabra en una superficie lisa, la mayor parte se derramaría. Pero si perforo cientos pequeños de agujeros en la superficie (de modo que cuando termine la perforación llegue a ser tan porosa como una esponja), entonces el agua quedaría bien absorbida por la mesa. El enseñar según el entorno (mostrando como las Escrituras se relacionan a los problemas de las circunstancias actuales de la vida) es equivalente a la perforación de esos minúsculos agujeros-se le hará fácil a sus hijos absorber la Palabra de Dios. También deja una impresión duradera. Así como lijar un mueble antes de aplicar un color prepara la madera para que absorba más de dicho color, así también usted prepara al niño a recibir y absorber más de la Palabra por medio del mostrarle la relevancia que esta tiene.

      Enseñar para guardar

      Esto nos lleva a la segunda ventaja de enseñar en el entorno. No sólo se aprende mejor, más rápido y con más ganas cuando vemos el valor de lo que estamos aprendiendo en nuestra vida, sino que también somos capaces de poner en la práctica inmediata lo que estamos aprendiendo ya que aprendemos con el propósito de hacer. La sociedad plural en que vivimos tiene una visión del aprendizaje que es muy diferente a la de la Biblia. Nuestra sociedad secular ha adoptado una visión Griega de aprendizaje que cree que el conocimiento debe ser buscado por el simple hecho de conocer. El conocimiento para el estadounidense promedio son aquellos hechos que deben aprenderse. De hecho, el humanista cree que la educación en sí misma ha de ser la salvadora de la humanidad.12 La idea parece ser el acumular tanto conocimiento como uno pueda con el fin de saber más que la otra persona. Aprender, en otras palabras, para el estadounidense promedio es algo egoísta. El objetivo es conseguir tantos títulos como sea posible para así poder obtener un buen trabajo que sea bien pagado y así encontrar la verdadera satisfacción13 haciendo aquello que le gusta.

      Este punto de vista de auto-orientación del aprendizaje es la antítesis de la visión bíblica. Para el cristiano, el aprendizaje no son los hechos que hay que aprender, sino más bien la verdad que hay que vivir. No es conocimiento por el solo hecho de conocer, sino más bien el conocimiento con el propósito de aplicarlo. Jesús no dijo a sus discípulos cuando les dio la Gran Comisión, “enseñándoles que conozcan todas las cosas que os he mandado,” sino más bien, “enseñándoles

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