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del Ser Manifiesto en la materia (la autoconciencia en el hombre), donde inicia la producción de información, al Punto Reflejo, lo que dibuja un proceso en espiral ascendente.

      - El Punto Original sigue siendo el origen de todo, el centro de la graficación, totalmente inmutable

      - Cada vuelta finita se repetiría hasta el infinito posible.

      

      En el gráfico anterior se observa lo que sugiere el Universo Primigenio, cuya aparición se sustenta desde el Origen o Punto Original, y luego la expansión que dicho universo sufre alcanzando un nuevo grado de profundidad cada vez que completa la vuelta, que en términos físicos actuales significa: llegar hasta el límite de su expansión y reiniciar el ciclo.

      Esto da cabida al entendimiento de la existencia de multiversos o universos infinitos que se generan una y otra vez en un continuo salir y entrar desde la quietud al movimiento, y viceversa. Un proceso que asumen todas las formas manifiestas y al que el gran campo que lo sostiene, el Cosmos, no es ajeno.

      Esto se ajustaría a teorías como las que propone el físico Stephen Hawking, donde este universo partiría de la nada, gracias a la interacción entre la energía positiva de la materia y la energía negativa gravitatoria. De ser de esta forma, demostraría que este Cosmos proviene de la finalización o colapso de uno anterior (mirar el gráfico), lo que no afecta sin embargo, la idea de que mucho antes, un primer universo surgió desde la sensación primera del Punto Original.

      Todo esto aún puede tardar años en aceptarse ya que la información, pensamientos, sentimientos, sensaciones y las experiencias psíquicas en general aún no son admitidos por la comunidad científica como objetos materiales. Todavía se concibe a la producción de conocimiento de la mente y su acumulación, lo conocido como conciencia, como lo más elevado que se existe, dejando de lado a lo que observa el movimiento de dicha conciencia, el Ser. No obstante, esta es una condición que tarde o temprano se va a corregir, lo que permitirá revolucionar el modo de entender el funcionamiento del ser humano y de nuestro Cosmos, descifrando de una vez, qué es lo que hay detrás de aquella gran expansión que lo comenzó todo.

      Incluso soy partidario de ver posibilidades de universos no solo múltiples sino infinitos y paralelos. Desde el Punto Original, el potencial de todo en la nada, pudieron surgir (y seguirlo haciendo), millones de procesos cíclicos interdependientes. El Punto Reflejo puede surgir de forma espontánea en cualquier no-lugar del Origen. Un sinfín de Cosmos con millones de características materiales posibles, pero con una esencia única, el Punto Original.

      Ahora revisaremos con más detalle el movimiento de lo objetivo, su expresión dual y las partes o segmentos fundamentales del círculo que representan los momentos claves en el proceso evolutivo del universo hacia su máxima expresión, donde la aparición del Homo Sapiens Sapiens marca un antes y un después dentro de la expresión del Ser en Lo Manifiesto.

       Materia y Energía, la segunda dualidad

      Descartes denominó sustancia a todo aquello que no necesita de ninguna otra cosa para existir. Para el filósofo era un ahora sin antes ni después o, que de ser necesario, podía representar cualquiera de esos estados sin dejar de ser lo que es, pura e inobjetable sustancia. Hoy a la sustancia se le da otro significado que refiere a elementos físicos, pero para nuestra explicación mantendremos el concepto que el padre de las matemáticas nos regaló.

      Dicha sustancia es el reflejo del Punto Original. Guiada por el autoconocimiento encuentra la manera de expresarse tanto subjetivamente (el Ser) como objetivamente (el movimiento). Pese a que lo segundo adquiere formas indistintas durante la vorágine de la traslación, la esencia primera, no se altera. Recordemos el principio de nuestro gráfico en donde se observa que una línea o cualquier otra figura están formadas intrínsecamente por una sucesión infinita de puntos. La sustancia original de todo proceso creativo en la materia, que nace de la conciencia de sí mismo, no cambia, es la misma y siempre lo será.

      Un estado es la forma de ser o de permanecer de algo. Lo objetivo utiliza el principio dual con el cual toma cuerpo la manifestación y expresa su actividad en dos estados: materia y la energía. La Energía es un estado relativo a la fuerza que pone al Ser en movimiento, y la materia es un estado relativo a la forma que adquiere el Ser en movimiento.

      Estos estados son diferentes pero no independientes, se necesitan de manera mutua para manifestarse. Ningún objeto material puede carecer de energía y la energía se manifiesta a través de fenómenos físicos. Como partes de un todo, son interdependientes en un proceso que no es contrario, sino más bien, simultáneo, es decir: actúan en el mismo instante, creando resultados no predecibles.

      Materia viene a ser todo lo que tiene una localización, es decir, lo que es observable en el espacio. Todo lo que vemos en el mundo, interno o externo a nosotros es materia. Orgánica o inorgánica, viva o inerte, la materia es el estado ulterior de toda expresión física. Energía, en cambio, es la fuerza de acción/reacción que afecta a los objetos físicos. Una propiedad absoluta de la materia sin la que no podría existir, ya que es combustible para la movilización.

      Revisemos esto más al detalle. En el siglo XVIII Newton, padre de la física clásica, notó algo que es fundamental: cada vez que una fuerza se produce sobre un objeto, este a la vez origina una fuerza contraria a la recibida que tira para el lado opuesto. Estas fuerzas las ejercen todos los cuerpos que están en contacto con otros cuerpos; las fuerzas son iguales pero contrarias, es decir tienen el mismo módulo y sentido, pero son opuestas en dirección.

      Newton, sin saberlo, no solo descubrió la tercera ley básica de la física, sino también la base teórica sobre la que todo Lo Manifiesto lleva adelante su movimiento cíclico. La acción/reacción es la explicación conceptual de las dualidades presentes en el plano físico. A través del movimiento, el Punto Reflejo inicia una autoexploración de sus cualidades, en ese momento, el Ser asume un estado objetivo que se presenta como la primera expresión física conocida: la materia.

      El proceso acción/reacción es el motor que produce el movimiento a través del espacio-tiempo cíclico. La dualidad del proceso acción/reacción está presente en cada apartado o fenómeno de Lo Manifiesto, permite el avance colectivo de toda la expresión física de forma natural, y permite la evolución individualizada e indistinta de cada individuo. Esta manifestación se conoce como energía. De esta manera Lo Manifiesto vuelve a introducir en su autoexploración una nueva dualidad. Primero quietud/movimiento, y del movimiento surge la materia/energía, y de la energía las fuerzas acción/reacción.

      La ley física de acción/reacción se aplica a los objetos así como a las concepciones subjetivas que tenemos y forman parte de nuestra mente. Estas fuerzas que se manifiestan de manera dual en la mente humana corresponden al amor/temor. Lo que pretendemos racionalizar más adelante de forma detallada es cómo todas las medidas, longitudes, conceptos, sentimientos y emociones que caracterizan al mundo actual, provienen de la psiquis del hombre en un procedimiento que se presenta de forma dual y simultánea.

      Algo importante que destacar, y que permitirá el desarrollo y entendimiento de los procesos duales en el individuo, es que tanto la acción como la reacción son simultáneos y lo afectan por igual. Son fuerzas opuestas y complementarias.

      De la energía se desarrollarán todas las fuerzas naturales y psíquicas que actuarán sobre los objetos materiales y mentales para su evolución ascendente. Aquí la dualidad continúa siendo el método de observación. Actuarán primero como cimientos de la formación de los fenómenos inorgánicos y orgánicos, hasta dar paso a la vida con autoconciencia que es el hombre: herramienta del Ser para la autoexploración en su propia expresión.

      Vale destacar además que en el interior de los estados que asume la sustancia, la replicación de la dualidad primigenia (quietud/movimiento) es una constante infinita. Basta ver cómo en el átomo su carga positiva (energía), y prácticamente la totalidad de su masa (materia), está de hecho concentrada

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