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la respuesta a su pregunta, «qué pasaría si...», la cual era también «Puedo afrontarlo». Ambos la afrontaron muy bien. En realidad, con esa experiencia descubrieron el verdadero significado del amor.

      A estas alturas, usted tiene ya todos los datos. No podemos eludir el miedo. Sólo podemos convertirlo en un compañero que nos acompaña en todas nuestras emocionantes aventuras; no es un ancla que nos tiene sujetos en un lugar. Algunas personas me han dicho que nunca han sentido miedo, pero, cuando las interrogo más a fondo, revelan que sólo se trata de una diferencia semántica. Sí, se sienten a veces nerviosas o ansiosas. Simplemente, nunca han clasificado «eso» como miedo.

      Que yo sepa, todos tenemos miedo cuando avanzamos por la vida. Es muy posible que haya en el mundo almas desarrolladas que nunca sienten miedo y yo no me haya encontrado con ellas. Si las encuentro, prometo convertirme en su ávida alumna y comunicarle a usted todos sus secretos. En algún nivel muy profundo, «sé» que no hay nada que temer. Es el nivel de la superficie el que necesita esa convicción. En el ínterin, he aprendido a «sentir miedo... ¡y hacerlo de todos modos!». Cuando hago algo, tanto da si siento miedo o no. Mi vida funcionará de todas maneras... como la de usted.

      Cinco verdades sobre el miedo

      1 El miedo nunca desaparecerá mientras yo siga creciendo.

      2 La única manera de liberarse del miedo a hacer algo es... hacerlo.

      3 La única manera de sentirme mejor es... hacerlo.

      4 No sólo yo siento miedo cuando piso terreno desconocido, lo mismo les ocurre a todos los demás.

      5 Vencer el miedo asusta menos que vivir con el miedo subconsciente que proviene de una sensación de impotencia.

      3. Del dolor al poder

      Si todos tenemos miedo

      cuando nos acercamos a algo totalmente nuevo en la vida,

      somos tantos los que «lo hacemos» a pesar del miedo

      que debemos llegar a la conclusión

      de que el miedo no es el verdadero problema

      Evidentemente, el verdadero problema nada tiene que ver con el miedo en sí, sino, más bien, con cómo dominamos el miedo. Para algunos, el miedo carece totalmente de importancia. Para otros, crea un estado de parálisis. Los primeros dominan su miedo desde una posición de poder (elección, energía y acción) y los últimos, desde una posición de dolor (impotencia, depresión y parálisis). El diagrama de la página siguiente ilustra este concepto.

      De ello se puede deducir que el secreto para dominar el miedo es trasladarse de una posición de dolor a otra de poder. Por eso, el hecho de que usted tenga miedo pierde toda importancia.

      Hablemos de la palabra «poder». Algunos dicen que no les gusta el concepto de poder y no quieren participar en él. Es cierto que, en nuestro mundo actual, la palabra «poder» tiene algunas connotaciones negativas. A menudo implica control sobre los demás y, por desgracia, muy a menudo se abusa de él.

      La clase de poder de que hablo es totalmente distinta. En realidad, sirve menos para controlar a los que nos rodean y nos ayuda a sentir más afecto por ellos. Hablo del poder dentro del yo. Esto implica poder sobre las percepciones del mundo, poder sobre cómo se reacciona ante las situaciones de la vida, poder para hacer lo que sea necesario para el crecimiento, poder para crear alegría y satisfacciones, poder para obrar y para amar.

      Esta clase de poder nada tiene que ver con ninguna otra cosa. No se trata de egolatría, sino de un sano egoísmo. En realidad, los ególatras no tienen absolutamente ninguna sensación de poder: de ahí su compulsiva necesidad de controlar a los que los rodean. Su carencia de poder los sitúa perpetuamente en una condición de miedo y, por eso, su supervivencia depende del mundo exterior. Nadie es menos afectuoso que una persona que no tiene su propio poder y constantemente trata de obtenerlo de los demás. Esa necesidad patológica provoca toda clase de conductas manipuladoras.

      El poder de que estoy hablando da una absoluta libertad, ya que no depende del resto del mundo para satisfacerlo. No se trata de la capacidad de conseguir que alguien haga lo que uno quiere. Es la capacidad de lograr hacer lo que se desea. Si usted no tiene esa clase de poder, pierde su sensación de paz y se encuentra en una situación muy vulnerable.

      He descubierto que las mujeres repudian más que los hombres el concepto de poder por razones obvias. Los hombres han sido condicionados para creer que ser poderoso es algo bueno. Las mujeres, para creer que ser poderoso es poco femenino y nada atrayente. Por mi experiencia puedo asegurar que nada podría estar más lejos de la verdad.

      Una mujer que confía en sí misma y controla su vida atrae como un imán. Está tan cargada de energía positiva que todos quieren estar a su lado. Sin embargo, sólo será verdaderamente poderosa cuando esa energía proceda de sí misma y pueda convertirse en amor hacia quienes la rodean. La verdad es que el amor y el poder van de la mano. Con el poder, uno puede realmente empezar a abrir su corazón.

      Sin él, el amor queda deformado. Para las mujeres que lean este libro, un buen antídoto de todo conflicto íntimo entre poder y feminidad es repetirse a sí mismas, por lo menos veinticinco veces cada mañana, tarde y noche:

      Soy poderosa y soy amada

      Soy poderosa y amo

      Una variante que proporciona energía es:

      ¡Soy poderosa y eso me gusta!

      Diga esas tres frases en voz alta ahora mismo. Sienta la energía que transmiten. Esa incesante repetición le ayudará a hacer que los conceptos de poder y amor sean más compatibles y, ciertamente, más cómodos.

      Una vez aclarado el concepto de poder, exploremos cómo se debe usar el concepto del «dolor al poder» en la vida cotidiana, El primer paso consiste en hacer un diagrama en la forma siguiente:

      Diagrama del dolor

      Cuando examinamos la línea que va del dolor al poder, la mayoría de nosotros podemos ubicarnos en el centro del diagrama. No estamos totalmente incapacitados por nuestros miedos, pero no experimentamos una gran sensación de poder y excitación, ni avanzamos rápidamente hacia nuestros objetivos. Nos parece que cruzamos la montaña por la ruta más fatigosa llevando dos pesadas maletas en vez de volar en las alas del águila. Un antiguo sabio dijo, en cierta ocasión: «El camino es llano. ¿Por qué vas tirando piedras a tu paso?».

      Usando el diagrama del dolor al poder como un marco de referencia, usted puede empezar a despejar de piedras el camino. Los pasos siguientes le ayudarán en el proceso:

       Haga una ampliación del diagrama del dolor al poder y cuélguelo de la pared de su habitación. El simple acto de hacer la ampliación le hará sentirse un poco más poderoso. ¡Usted ya ha iniciado la acción! Recuerde que gran parte del secreto de pasar del dolor al poder es recurrir a la acción. ¡La acción es muy poderosa! Cuando el diagrama esté sobre su pared servirá para recordarle sin cesar dónde quiere ir en la vida... del dolor al poder. El conocimiento es media batalla ganada. El hecho de tener el diagrama físicamente presente le ayudará también a motivarse para avanzar en la dirección correcta.

       Nada más que para no tomarse a sí mismo demasiado en serio, usted podría querer escribir en su diagrama: «Los ángeles vuelan porque se ven a sí mismos como algo liviano». Oí eso hace mucho tiempo y todavía me hace sonreír. Me recuerda sin cesar que uno puede abandonar gran parte del exceso de equipaje si aprende a jugar con la vida en vez de luchar contra ella.

       Ponga una chincheta en el punto del diagrama donde se ve situado en ese momento de su vida. ¿Está usted en el centro, donde suele sentirse deprimido y paralizado, y en otras ocasiones con mayor control? ¿O se encuentra definitivamente en el extremo más lejano, donde puede hacer poco para salirse de la senda? ¿O tal vez ya

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