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es todo?», se preguntó.

      ¿La entrevista se había acabado?

      Ella todavía tenía preguntas, incluso si Hintz no.

      Había tenido una pregunta en mente desde que había descubierto el cuerpo de Rhea. Recordó entrar en la habitación poco iluminada de Rhea y ver su garganta degollada y sus ojos bien abiertos, pero no se había detenido a mirar su cuerpo bien.

      En una voz entrecortada, le dijo a Hintz: —¿Podrías decirme…? ¿Sabes si…?

      De repente se dio cuenta de lo difícil que sería hacer la pregunta.

      Pero finalmente logró decir: —Antes de morir… Antes de su asesinato… ¿Rhea fue…?

      No podía decir la palabra violada.

      Por la expresión vacía de Hintz, Riley supo que no había entendido lo que ella estaba tratando de preguntar.

      Afortunadamente, la oficial de policía Frisbie sí entendió.

      Ella dijo: —No lo sé con certeza, el médico forense viene en camino. Pero no creo que fue agredida sexualmente. Su ropa estaba intacta.

      Respirando más tranquila, Riley miró a Frisbie con agradecimiento.

      La mujer asintió levemente, y Riley salió de la cocina.

      Mientras Riley salió de la sala común, se encontró preguntándose una vez más qué le habían dicho las otras chicas a Hintz, como si Rhea había salido del bar sola o no. ¿Sabían algo de lo que le había sucedido a Rhea que Riley no sabía? Después de todo, habían estado con ella hasta que decidió irse.

      Mientras Riley caminaba por el pasillo, vio a un par de policías del campus parados al lado de la puerta de la habitación de Rhea, la cual estaba acordonada con cinta policial. Se estremeció al pensar que el cuerpo de Rhea aún estaba allí, esperando la llegada del médico forense. A Riley le costó imaginar a otra persona volviendo a dormir en esa habitación, pero obviamente no estaría vacante para siempre.

      Riley abrió la puerta de su habitación, que estaba a oscuras excepto por alguna luz que entraba del pasillo. Vio a Trudy darse la vuelta en su cama para mirar a la pared.

      «Todavía está despierta», pensó Riley.

      Tal vez ahora podían hablar, y Riley podría obtener algunas respuestas a sus preguntas.

      Riley cerró la puerta, se sentó en su cama y dijo: —Trudy, me preguntaba si tal vez podríamos hablar de nuestras entrevistas.

      Aun mirando a la pared, Trudy respondió: —No podemos hablar de eso.

      A Riley le sorprendió el tono agudo y helado de la voz de Trudy.

      —Trudy, no creo que eso sea cierto, al menos ya no. Hintz no me dijo nada parecido.

      —Solo vete a dormir —dijo Trudy.

      Las palabras de Trudy fueron como una cachetada para Riley. Y, de repente y por primera vez, Riley sintió lágrimas en sus ojos y un sollozo en su garganta.

      Era terrible que Rhea había sido brutalmente asesinada.

      Y ahora su mejor amiga estaba enfadada con ella.

      Riley se metió bajo las sábanas. Lágrimas corrieron por sus mejillas cuando comenzó a entender algo…

      Su vida había cambiado para siempre.

      No podía siquiera imaginarse cuánto.

      CAPÍTULO CINCO

      A la mañana siguiente, Riley se encontraba sentada en el auditorio de la universidad junto con otros estudiantes. Aunque todos estaban deprimidos, tenía que preguntarse si alguien más se sentía tan miserable como ella. Creía que algunos se veían más molestos que tristes. Pocos parecían nerviosos, como si estuvieran asustados por cada movimiento a su alrededor.

      «¿Cómo superaremos esto?», se preguntó.

      Pero obviamente no todos habían sido cercanos a Rhea. No todos la habían conocido. Seguramente estarían horrorizados ante la idea de un asesinato en el campus, pero no sería personal para muchos de ellos.

      Era personal para Riley. No podía quitarse de encima el horror que había sentido al ver a Rhea…

      Ni siquiera se atrevía a pensar en las palabras. Aún no podía pensar en su amiga como cadáver, a pesar de lo que había visto la noche anterior.

      La reunión estudiantil de hoy parecía estar totalmente desconectada con lo sucedido. También parecía estar tomando demasiado tiempo, haciéndola sentir aún peor.

      El jefe Hintz acababa de dar una conferencia sobre la seguridad en el campus, prometiendo que el asesino sería detenido pronto, y ahora el decano Trusler estaba hablando a más no poder sobre cómo hacer que las cosas volvieran a la normalidad en la Universidad de Lanton.

      «Buena suerte con eso», pensó Riley.

      Trusler había dicho que las clases se reanudarían el lunes. También que entendía si algunos estudiantes podrían no sentirse listos para volver a clases tan pronto, y que algunos de ellos querrían volver casa para estar con sus familias durante unos días, y que los consejeros de la escuela estaban listos para ayudar a todos con este terrible trauma y… y… y…

      Riley se desconectó y contuvo un bostezo mientras el decano seguía hablando, no diciendo nada útil. Apenas había dormido en toda la noche. Estuvo a punto de quedarse dormida antes de que el equipo del médico forense llegara, volviéndola a despertar. Luego se había parado en la puerta, viendo horrorizada al equipo llevarse el cuerpo tapado con una sábana en una camilla.

      «Esa no puede ser la misma chica que estaba riendo y bailando hace unas horas —pensó Riley—. Esa no puede ser Rhea.»

      Riley no se había podido quedar dormida después de eso. No pudo evitar envidiar a Trudy, quien pareció dormir profundamente toda la noche. Riley supuso que eso probablemente había sido por todo el alcohol que había tomado esa noche.

      Esta mañana, la asistente de residencia del dormitorio había anunciado esta reunión por el intercomunicador. Trudy todavía había estado acostada cuando Riley se fue. Cuando Riley llegó a la asamblea, no había visto a Trudy en el auditorio.

      Riley miró a su alrededor, pero no la vio. Tal vez todavía estaba dormida.

      «No se está perdiendo de mucho», pensó Riley.

      Tampoco vio a la compañera de cuarto de Rhea, Heather. Pero Gina y Cassie estaban sentadas unas filas delante de ella. Habían ignorado a Riley al entrar, al parecer todavía enojadas con ella por haberles dado sus nombres a la policía.

      Riley había entendido anoche por qué podrían sentirse así, pero ahora estaba empezando a parecer infantil. También era extremadamente hiriente. Se preguntó si alguna vez podrían enmendar sus amistades.

      En este momento, la “normalidad” de la que estaba hablando el decano parecía haber desaparecido para siempre.

      La reunión finalmente llegó a su fin. Los reporteros estaban esperando a los estudiantes afuera del edificio. De inmediato cayeron sobre Gina y Cassie, haciéndoles todo tipo de preguntas. Riley supuso que habían averiguado quiénes habían sido las compañeras de Rhea antes de ser asesinada.

      De ser así, probablemente también sabían de Riley. Pero hasta ahora no la habían visto. Tal vez fue cuestión de suerte que Gina y Cassie habían ignorado a Riley esta mañana. De lo contrario, estaría allí con ellas, obligada a responder preguntas imposibles.

      Riley apretó el paso para evitar a los reporteros, haciendo su camino entre los otros estudiantes. Mientras caminaba, escuchó a los reporteros haciéndoles la misma pregunta a Gina y Cassie…

      —¿Cómo te sientes?

      Riley sintió un cosquilleo de ira.

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