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la pobreza y la riqueza, el amor y el desprecio, el talento divino y una increíble capacidad de trabajo. A pesar de ser hijo de un simple empleado del servicio de Nicolás II Esterházy, Liszt hablaba en condiciones de igualdad con los monarcas y el Papa. Su genio conquistaba ciudades y países, y, por supuesto, los corazones de las mujeres.

      El talento musical de Liszt se manifestó muy tempranamente. Ya a los cinco años podía tocar en el piano cualquier canción que hubiese escuchado; a los siete, libremente improvisaba e impresionaba a la audiencia por su técnica pianística. A los nueve años comenzó a ser pianista de conciertos. Había estudiando en Viena y había tenido extraordinarios profesores: el arte del piano lo estudió con Carl Czerny y la composición con Salieri. Después de Viena, en 1823, Liszt viajó con su padre a París. El objetivo era ingresar al Conservatorio, pero los franceses no lo tomaron por ser extranjero. Su padre decidió quedarse en París, a pesar de la difícil situación financiera. Debido a esto, tuvieron que organizar constantes series de conciertos y las ciudades, como París y Londres, quedaron enamoradas de este niño prodigio. Durante este período, Liszt por primera vez empieza a componer música, sobre todo estudios para sus conciertos.

      En 1827 el padre de Liszt fallece. Este acontecimiento provoca en Franz una profunda tristeza y hace que durante tres años el compositor se encuentre en un grave estado de depresión. Además, lo irrita el papel de «payaso» que tenía que cumplir siendo un músico. Debido a estas razones, Liszt se aleja de la vida social de París por unos años. Vuelve a la sociedad sólo en 1830, el año de la Revolución de julio, sintiéndose fascinado por la vida tormentosa que lo rodeaba. Esto lo lleva a la idea de componer la Sinfonía Revolucionaria, en donde iba a utilizar canciones revolucionarias. Liszt regresa al trabajo con muchas ganas y de nuevo con un gran éxito participa en conciertos públicos. Se encuentra con músicos célebres: con Berlioz, quien en este momento estaba creando la Symphonie Fantastique y con Paganini, quien llegó a París en 1831. Los conciertos de este brillante violinista inspiraron a Liszt para alcanzar una aún mayor excelencia en su propia ejecución. Por algún tiempo, el compositor deja su actividad de conciertos y dedica su tiempo al perfeccionamiento de la técnica pianística y a las transcripciones para piano de los Caprichos de Paganini, los cuales serán publicados bajo el nombre de Grandes Études de Paganini. Esta fue la primera y brillante experiencia en el campo de las trascripción para piano, en la cual no hubo nadie que lo supere. Sobre Liszt, como un pianista virtuoso, tuvo una enorme influencia Frédéric Chopin. Entre sus amigos se encontraban también escritores como Dumas, Hugo, Musset y George Sand. Wagner estaba casado con la hija de Liszt y a veces utilizaba sus canciones por una cuestión familiar. Por ejemplo, uno de los principales motivos del segundo acto de Valkyrie estaba tomada de la Sinfonía Fausto. Cuando una noche Liszt estaba interpretando en el piano unos fragmentos de esta sinfonía, Wagner se acercó a él y le dijo en tono de broma:

      – Querido padre, justamente este motivo fue apropiado por mí.

      Liszt, quien siempre demostraba una actitud amistosa hacia el increíble éxito de su yerno, le respondió amablemente:

      – Es maravilloso. Por lo menos ahora la gente puede oírlo mejor.

      En 1842, Franz Liszt fue expulsado de San Petersburgo en 24 horas. El hecho consistió en lo siguiente: estaba tocando en una sala donde entre los oyentes se encontraba el emperador Nicolás I, quien durante el concierto estaba hablando bastante fuerte con sus ayudantes. Entonces, Liszt dejó de tocar.

      – ¿Qué pasó? ¿Por qué ha dejado de tocar? – le preguntó Nicolás y añadió: – Sigue, por favor.

      – Cuando habla el zar, el resto debe guardar silencio, su majestad – respondió Liszt cortesmente pero con firmeza.

      El Emperador prosiguió escuchando el concierto en silencio. Sin embargo, inmediatamente después de su presentación, a Liszt lo esperaba el jefe de la policía, quien le dijo que nunca más podía venir a la capital de Rusia.

      Franz Liszt murió en 1886, en Bayreuth. El gran romántico se considera uno de los pioneros de la «música programática», que trata de evocar ideas, imágenes extramusicales o estados de ánimo. Fue uno de los innovadores de la armonía en el siglo XIX, sobre todo en el uso de complicados acordes cromáticos. También investigó nuevos procedimientos musicales con su técnica de variaciones temáticas, como se puede apreciar en la Sonata en B menor. Esta técnica y sus armonías cromáticas influyeron en Wagner y en Richard Strauss. Sus composiciones para piano requerían una técnica difícil y revolucionaria que otorgó al instrumento un color y sonoridad completamente nueva. Liszt compuso 647 obras – entre las cuales 63 son para orquesta – y unas 300 transcripciones para piano. En todo lo que compuso Liszt se siente la búsqueda de nuevas formas y la riqueza de la imaginación.

      Revista QUID N° 35, agosto 2011

      GUSTAV MAHLER. Un vienÉs de FE

      Gustav Mahler (1860—1911)

      El 7 de julio de 2010, el mundo musical conmemoró los 150 años del nacimiento de Gustav Mahler.

      Hoy en día es difícil no advertir que la música de Mahler está invadiendo las salas de conciertos, las transmisiones de la radio y las producciones discográficas. Si en la década de los setenta sólo los partidarios de la vanguardia musical paseaban por las calles de Nueva York en camisetas que decían «I love Mahler», ahora hasta gente con pocos conocimientos de música clásica dice que Mahler es su compositor preferido. Por un lado, el éxito de la música de Mahler atrajo más atención hacia la música de los representantes del modernismo vienés, tales como Schönberg, Berg, Schreker y Zemlinsky. Por otro lado, retrajo la atención de manera inmerecida de compositores como Bruckner, Tchaikovski y Richard Strauss. Más aún, este éxito tiene el peligro de convertirse en contra de su propio contenido, ya que con la repetición de las interpretaciones se pierde la magia de las obras. Mahler se convirtió en un mito sobre el que los musicólogos trabajan con el mismo interés con el que analizaban el «mito» de Beethoven a través de los estudios de percepción de su música. Los investigadores afirman que estudiar y entender la música de un compositor sin considerar el proceso de formación de su «mitología» es un hecho de gran complejidad. En el caso de Mahler resulta fácil observar que él, como ningún otro compositor, se quedó en el centro de la discusión entre el modernismo y el postmodernismo, y que en su herencia, con un relieve particular, están esbozados los problemas conectados con estas categorías. La música de Mahler se discute en los marcos de distintas temáticas: el progreso, el romanticismo tardío, la «nueva» música, la nostalgia, la vanguardia, el realismo, el idealismo, el arte de la ejecución y la creatividad compositiva. «Dentro de treinta o cuarenta años —decía Mahler—, las sinfonías de Beethoven no se ejecutarán más en los conciertos. En su lugar se ejecutarán las mías». Estas palabras, que habían sido citadas por un crítico de la época de Mahler, nunca se consideraron como una predicción relevante, pero a pesar de todo, la expresión tenía un carácter sumamente mahleriano. Mahler predecía el gran éxito de su música, y si observamos los programas de los conciertos de los últimos años, estará claro que su sueño de vencer a Beethoven se ha realizado.

      La elevación de Mahler como director de orquesta y compositor fue impetuosa y furiosa. Él se sentía marginado como checo en Austria, como austriaco en Alemania y como judío por todo el mundo. Pero, según la confirmación de León Botstein en su artículo de la Guía sobre Mahler, él siempre trataba de ser un verdadero vienés por su fe y también la figura más notable de la política cultural de Viena.

      Mahler era hijo de un comerciante de la pequeña localidad de Kaliště, próxima a la ciudad checa de Humpolec. A los 15 años fue llevado por los padres al Conservatorio de Viena para una audición. El profesor de piano Julius Epstein dijo enseguida: «Él es un músico innato». No obstante, Mahler no pudo ganar el concurso estudiantil de composición. Por

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