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en el libro de los Salmos la poesía bíblica llega a una de sus expresiones máximas, pues sus imágenes, insinuaciones y evocaciones le facilitan al adorador o adoradora, y también a la persona que lee y ora con el Salterio, un lenguaje cargado de simbolismos y polivalencias, que propician el maravilloso y transformador diálogo divino-humano, incentivan la meditación, contemplación, alabanza y oración, y, además, proveen el espacio emocional y literario adecuado para expresar los sentimientos más profundos e intensos de la vida.

      La poesía en general, y la bíblica en particular, es un arte que transmite sus ideas y conceptos mediante el uso de las palabras. La pintura, por su parte, comunica su mensaje a través de los colores y las líneas; la escultura afirma sus valores con las formas y los volúmenes; y la música utiliza como medio de expresión los sonidos. Las palabras para la poesía son instrumentos extraordinarios de comunicación, que facilitan el diálogo intenso y extenso entre el poeta y sus lectores. La poesía es el vehículo que propicia la transmisión de sentimientos, impresiones y estados emocionales, que el poeta ha querido plasmar en el texto. Y para recibir esos diversos estados anímicos y espirituales, los lectores y las lectoras deben estar atentos a lo que se dice y a lo que no se dice, a lo que se insinúa, a lo que se evoca, a lo que se presupone, a lo que se anhela, a lo que se infiere. La comprensión adecuada de la poesía demanda la totalidad de los sentimientos de los lectores y lectores.

      • Sencillez de expresión: El estilo es directo y emplea simbolismos gráficos –p.ej., las entrañas aluden a la compasión y el viento representa al espíritu–, además, utilizan pocas oraciones complejas con frases subordinadas.

      • Vigor en la comunicación: Como el verbo es el centro de las construcciones graMticales, no es un idioma «suave» o «diplomático» sino directo, activo, firme y claro. En el sistema verbal hebraico no hay tiempos sino acción, pues la comprensión e identificación del tiempo verbal proviene y se descubre del contexto literario y temático. En ocasiones, la franqueza de las imprecaciones y los deseos de venganza de los poemas hebreos del Salterio hieren las sensibilidades cristianas.

      • Abundancia en las figuras del lenguaje: Abundan en la poesía hebrea los artificios literarios que se manifiestan en personificaciones, metáforas, símiles, repeticiones y preguntas.

      • Esencia y profundidad religiosa: La gran contribución de la poesía de los salmos se relaciona con su percepción e interpretación teológica de la vida y el mundo. El Dios del Salterio es creador y salvador.

      Aunque es muy difícil precisar cómo funciona la comunicación del sentido en los diversos tipos de paralelismos, este importante recurso literario puede definirse como la repetición del contenido semántico –también puede ser de contenido similar o relacionado– o la repetición de alguna estructura graMtical o sonidos en líneas o versos consecutivos (p.ej., Sal 103.10). En esencia, en el paralelismo poético que se pone de manifiesto en el Salterio, se relacionan ideas, conceptos, palabras, estructuras gramaticales y sonidos.

      1- En los «paralelismos completos» cada término o unidad de pensamiento en las líneas tiene alguna expresión equivalente en la próxima. De estos paralelismos se pueden distinguir cuatro tipos: sinónimo, antitético, emblemático o invertido (o de quiasmo). El paralelismo sinónimo repite y afirma el mismo pensamiento en palabras similares o sinónimas:

      «Después entró Israel en Egipto,

      Y Jacob moró en la tierra de Cam» (p.ej., Sal 105.23).

      El paralelismo antitético presenta los temas poéticos en oposición o en contrastes de pensamientos:

      «En la mañana florece y crece;

      A la tarde es cortada, y se seca» (p.ej., Sal 90.6).

      El caso del paralelismo emblemático es el que emplea símiles o metáforas para comparar el pensamiento de una línea con la próxima:

      «Como el padre se compadece de los hijos,

      Se compadece Jehová de los que le temen» (p.ej., Sal 103.13).

      Finalmente, el paralelismo invertido o quiasmo, de manera estricta, es una forma del sinónimo, aunque los temas se disponen de forma invertida:

      «Efraín no tendrá envidia de Judá;

      Ni Judá afligirá a Efraín» (p.ej., Is 11.13b).

      2-

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