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que los hattis no disponían de lengua escrita y utilizaban una escritura cuneiforme para sus transacciones comerciales. Los hititas, los luvitas y los hurritas aparecieron en Anatolia, la tierra de los hattis, a partir de 1700 a. C. Por contra, el territorio o la región donde se instalaron los hattis, como se ha dicho anteriormente, era conocido por el nombre de Tierra de los hattis.

      Fueran como fueren sus orígenes, los primeros hititas conocidos gracias a los textos se identificaron a principios del segundo milenio en los archivos de comerciantes asirios que fueron a comerciar a la Anatolia central, donde establecieron varios emporios, el más importante fue el de Kanesh/Nesa (el actual yacimiento de Kültepe), donde se desenterraron la mayoría de las tablillas que nos han llegado. El estudio de estas reveló la presencia de varios principados que se repartían la Anatolia central en el siglo XIX: al norte el Hatti (alrededor de Hattusa, entonces llamada Hattush) y Zalpa (cerca del mar Negro), al sur Burushattum (Purushanda en los textos hititas de los periodos siguientes, quizá en el yacimiento de Acemhöyük) y Wahsusana, o también Mama4 y Kanesh, que se sitúa aparentemente en la zona donde los hititas se concentraron más.5

      Aunque los historiadores y los investigadores son unánimes en cuanto al hecho que los hattis son el pueblo autóctono de la Anatolia central, por contra, en cuanto a la procedencia de los hititas, los luvitas y los hurritas tienen posturas divergentes. Sin embargo, podemos decir que todos esos pueblos tienen muchas similitudes en el ámbito lingüístico, de creencias y de cultura. Por eso es muy probable que sean miembros de una misma tribu y que se hayan manifestado en diferentes periodos de la historia.

      Las fuentes sobre la historia hitita han revelado el carácter heterogéneo de la civilización de ese reino. La denominación de civilización hitita es equívoca en la medida en que la Anatolia del segundo milenio a. C. era un mosaico étnico y cultural teniendo en cuenta la coexistencia de varios pueblos: algunos hablaban lenguas indoeuropeas y estaban emparentados con hititas y luvitas, otros no tenían conexión con ellos, como los hattis y los hurritas. La civilización hitita se construyó mediante esa coexistencia y esos contactos que se establecieron entre ellos, junto con influencias venidas de Siria y de Mesopotamia.6

      En cuanto a los orígenes de los hititas, hay quienes lanzan las hipótesis siguientes: “La arqueología muestra que surgieron del segundo movimiento de poblaciones, hacia el 2300-2200 a. C., que se dio en los Balcanes hacia Anatolia. Hablaban el nesita (o nesili) y se instalaron en territorio hatti a orillas del río Halis. Según el Antiguo Testamento, donde son nombrados heteos o hittim (Hijos de Het), habrían poblado la parte alta del territorio de Canaán en el tiempo de Abraham”.7

      Heth significa en zazaki “cerca de” o “en casa de”. Otros especialistas afirman que los hititas son autóctonos de Asia Menor, descendientes de las culturas de Çatal Hüyük. El debate sigue abierto.8

      Hay otros que también estiman que los hititas eran aparentemente un enigma. No se sabía con certeza su origen geográfico y su lengua permaneció encriptada e indescifrable durante largo tiempo. En la actualidad sabemos que la lengua de los pueblos hititas pertenecía a la familia de las lenguas indoeuropeas y que cuando los hititas invadieron Mesopotamia, adoptaron el modo de vida de los babilonios e incluso de los sumerios, allí instalados desde hacía siglos. Más precisamente, adoptaron la religión de la región, y veneraron y abrazaron los dioses de Babilonia y de los sumerios como suyos.9

      Si los hititas adoptaron fácilmente el modo de vida, la religión y abrazaron los dioses de los sumerios, babilonios y hattis, eso quiere decir que eran de la misma familia. En caso contrario, es bastante difícil que un conquistador acepte la lengua, la cultura, el modo de vida y sobre todo la religión de los vencidos. Eso significa que el Imperio Hitita es el conjunto de varios pueblos pertenecientes a una misma tribu o dinastía.

      Otros especialistas afirman que los hititas son autóctonos de Asia Menor, descendientes de las culturas de Çatal Hüyük. El debate sigue abierto.

      Sea como fuere, se mezclaron primero con la población hatti, luego tomaron importancia hasta combatirlos. Cuando hubieron conquistado la región del Hatti, los soberanos hititas adoptaron el título de Gran Rey del Hatti y fundaron una confederación de reinos que acabó por depender del Rey de Hattusa.10

      Tras la recuperación de cerca de 10.000 tablillas de arcilla de los archivos reales hititas (Scarre & Fagan, 206) en 1912 d. C. por Hugo Winckler, se constató que bajo el reinado de Suppiluliuma el vasto reino de Mitanni fue reducido a un estado vasallo hitita y que arrebataron a los egipcios la región fértil de Levante, incluidas importantes ciudades portuarias como Biblos.

      Cuando Tutankamón murió súbitamente en 1327 a. C., su reina viuda Anjesenamón escribió a Suppiluliuma I y le pidió que le enviara a uno de sus hijos para casarse, pues ella no podía soportar la idea de casarse con un servidor.

      Suppiluliuma I envió a su hijo Zannanza a Egipto para casarse con ella y convertirse en faraón. Aun así, Zannanza jamás cruzó las fronteras egipcias porque fue asesinado.

      El nombre del rey hitita, Suppiluliuma I, significa en zazaki “niña de mis ojos” y el nombre de su hijo, Zannanza, significa “el sabio”.11

      Todos esos pueblos, que probablemente tengan un lazo de parentesco con el pueblo zaza, como acabamos de ver, dan que hablar sobre ellos unos tras otros en esa parte del mundo, apareciendo en Anatolia en diferentes eras de la historia. Pero los primeros que conocemos son los hattis que se instalaron en la Anatolia central cerca de la ciudad de Hattusa, futura capital de los hititas, hacia los siglos XIX y XVII a. C. Luego fueron los hititas los que aparecieron y se instalaron en tierra de los hattis subyugando a estos hacia el 1600 a. C.

      Las religiones, las culturas, las lenguas y las escrituras de los hititas, de los hattis y de los hurritas son muy próximas a las de los zazas actuales, por no decir idénticas.

      Desde el siglo XIX algunos arqueólogos occidentales se han interesado bastante sobre el pasado de la historia romana de Oriente. Con este objetivo Charles Texier “en 1834 parte en busca de la ciudad romana de Tavium. Descubre las ruinas de un sitio que más tarde se identificará como la antigua capital del reino hitita, Hattusa (o Hattusas, al lado de la actual Boğazkale, antigua Boğazköy, situada al este de Ankara).12

      Después, en 1906, fueron los arqueólogos alemanes los que descubrieron varias tablillas de arcilla pertenecientes a los archivos del reino hitita. Aquellas tablillas están redactadas en varias lenguas que utilizan los caracteres cuneiformes de origen sumerio: el acadio, la lengua diplomática del segundo milenio; y abordan un tratado de 1270 a. C. entre el rey Hattusili III y el faraón Ramsés II. Hay grabada una versión en egipcio en el muro de un templo de Karnak. Aquel texto permitió identificar un lugar: Hattusa, la capital del reino hitita.13

      Unos años más tarde, un checo, Bedřich Hrozný demostró la naturaleza indoeuropea de la lengua y aquel descubrimiento garantizó que el hitita es “la lengua indoeuropea más antigua de todas las lenguas identificadas. El hitita forma parte de las lenguas anatolias, como las otras dos lenguas emparentadas: el luvita (escrito con jeroglíficos) y el palaíta”.14

      Más allá del parecido de la lengua hitita con el zazaki, el mismo nombre hitita es una palabra derivada del zazaki, ya que en el origen el nombre de los hititas que “en la Biblia es citado en hebreo יתח Hittī, en plural מיתח Hittīm, transcrito en griego Χετταίοι, y en latín Hetthæi (Génesis 15, 20) de ahí en castellano heteos.”15

      Hethi o hitti significa en zazaki “aquí” o “por aquí”. Así pues, en el origen de la creación o de la instalación de los hititas en Anatolia llamaron a su lugar de residencia “aquí” (heteos). Y en su lengua, nésili significa en zazaki “descendiente”.

      Dicho de otra manera, los hattis, los hititas, los luvitas y los hurritas hablaban el zazaki y tenían los mismos ritos religiosos que los zazas. Basándonos en la lengua, la cultura y la religión podemos preguntarnos si todas aquellas civilizaciones no eran sino la familia de los zazas.

      Por

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