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no es un aprendizaje intelectual, sino del corazón.

      Fuentes:

      Ediciones Aura, Barcelona 1991

      Nota de Niels Janssen a la edición española

      Esforzarse por

      cambiar los sistemas

      PM: Por curiosidad, ¿qué podemos hacer para cambiar la raíz de los problemas sociales en lugar de abordar solo los síntomas; para llegar a la fuente de la que parte todo? ¿Qué podemos hacer para cambiar lo que sucedió hace ocho mil años, o tal vez para recrearlo de una manera compasiva, de tal forma que se pueda dar un cambio en los próximos ocho mil años?

      MBR: En primer lugar, puedo hablar de la estrategia que yo trato de seguir; la mejor que he encontrado hasta el momento: cambiar el paradigma en mi interior, liberarme de la programación que recibí para así estar en armonía con cómo quiero vivir, con cómo reflejo la narrativa que más resuena en mi corazón. En otras palabras, me esfuerzo por crear en mi interior el mundo que deseo ver fuera. La paz comienza en mí.

      Lo siguiente es que a mí me gusta de verdad el paradigma que he elegido. He llegado a la conclusión de que no es nada nuevo. Recientemente, en la provincia canadiense de Columbia Británica, varias personas indígenas con las que estaba trabajando me decían que les gustaba lo que les estaba presentando. Me decían: “sabes, Marshall, esto es lo que nos enseñaron nuestros mayores”, y algunos palestinos con los que he trabajado me dicen que lo he yo he elaborado como nuevo paradigma para mí mismo es simplemente lo que dice la religión islámica.

      Lo que he elaborado me funciona a mí y al parecer es algo que también otras personas han decidido integrar en su propio paradigma. Así que hagamos todo lo posible por compartir el nuevo paradigma con los demás. Esa es una manera de contribuir al cambio social: compartir lo que nos funciona, lo que enriquece nuestra vida, sin echar por tierra el viejo paradigma, sin tachar a los demás de panda de intolerantes… contar lo que nos gusta de nuestra visión, cómo se ha enriquecido nuestra vida.

      A continuación podemos esclarecer cómo serían las estructuras sociales. ¿Cómo sería una banda (véase El concepto de banda y las estructuras sociales, página 10) que funcionara en armonía con el paradigma que hemos elegido? ¿Cómo podemos desarrollar capacidades para transformar de forma radical las estructuras actuales en estructuras que estén en armonía con nuestro paradigma? Entonces me pregunto: ¿Qué educación es necesaria para promover este paradigma y que las personas puedan crear estructuras que se le parezcan? Trato de trabajar conjuntamente en estas cuatro áreas.

      Esta última —la educación— es una en la que pongo muchísima energía. Quiero que la próxima generación de personas de todo el mundo sea educada en un paradigma completamente diferente, y que desarrollen capacidades para crear estructuras que respalden ese nuevo paradigma. De modo que, por ejemplo, en nuestras escuelas no solo se enseña a los niños, sino que también se organizan cursos de Comunicación NoViolenta para padres, profesores y directores.

      Y es igual de importante que la escuela sea un reflejo del tipo de gobierno que nos gustaría tener. Que muestre que los líderes son servidores. Los profesores están al servicio de los alumnos; los directores están al servicio de los profesores. No se recurre a los premios y castigos. Las relaciones entre los alumnos se basan en la interdependencia, no en la competición. No se hacen exámenes para poner notas. Se hacen pruebas para ver si los profesores han hecho su trabajo. No son pruebas para evaluar a los estudiantes, sino para valorar su proceso de aprendizaje. De todo esto hablo en mi libro Life-enriching education (Educación para enriquecer la vida).

      Cambiar el paradigma

      en nuestro interior

      SENTIRNOS MOTIVADOS A ENRIQUECER LA VIDA

      Enriquecer la vida es el concepto clave en mi paradigma: cada acción parte de una visión de cómo se cubrirían las necesidades humanas por medio de ella. Esa es la visión que lo pone todo en marcha. Una organización que enriquece la vida es aquella en la que todo el trabajo que se lleva a cabo, todo lo que hace cada uno de los participantes, está motivado por una visión de cómo ese trabajo va a respaldar la vida, al cubrir necesidades —necesidades del planeta físico, de los árboles, de los lagos, de los seres humanos o de los animales— y está claro de qué forma se va a enriquecer la vida al satisfacer esas necesidades. Esa es la visión que inspira las acciones, puramente.

      En una estructura que enriquece la vida, nadie trabaja por dinero. El dinero es como la comida para una madre que está amamantando a su hijo. Esa comida no la recibe como pago, sino que le nutre para que ella tenga energía para servir a la vida. Todo se reduce a necesidades humanas, y por eso la Comunicación NoViolenta está tan arraigada en la conciencia de las necesidades. Todo lo que hacemos está al servicio de necesidades y del placer que sentimos cuando las necesidades están cubiertas, especialmente las necesidades espirituales. Esas son las que resulta más satisfactorias y divertidas de cubrir.

      Para mí, las abejas y las flores forman parte de una organización que enriquece la vida. Fíjense en cómo ambas satisfacen las necesidades las unas a las otras. No lo hacen por no sentirse culpables, por obligación o por pensar que es su deber, sino de forma natural, actuando dentro de un sistema natural. La abeja consigue su néctar de la flor y la poliniza.

      Es difícil separar la satisfacción de necesidades humanas del cuidado de las necesidades del entorno: son lo mismo. Satisfacer las necesidades de todos los fenómenos del planeta. Ver cómo todo y todos somos uno. Apreciar la belleza en el sistema completo, en ese sistema interdependiente que es la vida. Las estructuras que enriquecen la vida —la clase de estructuras que me gustaría vernos crear y en las que me gustaría vernos participar— son estructuras cuya visión es servir a la vida.

      Y, ¿cómo sabemos si una organización, ya sea una familia, un equipo de trabajo o un gobierno, está al servicio de la vida? Lo descubrimos preguntando: ¿es su misión satisfacer las necesidades y enriquecer la vida de las personas que participan en la organización y que se ven afectadas por ella?

      ¿Y qué necesitan las personas? El dinero no es una necesidad. Es una estrategia que a veces puede cubrir una necesidad. La fama no es una necesidad. El estatus no es una necesidad. Son recursos que emplean las estructuras de dominación para confundir a las personas: toman una necesidad real y la tergiversan, y consiguen que las personas piensen que esas cosas falsas son lo que necesitan.

      De modo que una organización que enriquece la vida está al servicio de la vida, está al servicio de las necesidades. Además, todo el trabajo que se lleva a cabo dentro de una estructura que enriquece la vida está motivado por la misión. No por el dinero, no por el salario, no por la posición, no por el estatus. Cada pequeña tarea que las personas desempeñan está motivada por la alegría de cumplir con esa misión. Y las organizaciones que enriquecen la vida dan a los trabajadores el apoyo que necesitan para vivir esa misión. Ahí es donde entra en juego el dinero. Pueden recibir un salario para mantenerse y alimentar a su familia, pero el salario no es la razón

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