Аннотация

Una de las cosas que nos planteamos es el gusto con el que vivimos la vida. De aquí a que sepamos usar los mejores ingredientes para crear aquel gusto divino, es cosa nuestra. Para Valentino todo era agrio y para Manhattan, todo tenía un sabor diferente y cada condimento poseía una pizca de misticismo, pero… si son simples ingredientes ¿cómo es posible encontrar algo así? ¿Y por qué o para qué encontrar algo así? Después de todo, la realidad siempre es agria: mala y triste… o eso es lo que solía creer, hasta que ella le preguntó: «¿Y qué te hace pensar que lo agrio es un gusto malo?» Él encontró su condimento faltante y resultaba ser más que místico a sus ojos, pero ¿era realmente Manhattan como se mostraba a los demás?