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el día de hoy dice cosas como: “Ja, ja, te dije que no podrías hacerlo”. Esa pequeña criatura todavía existe en mí, y tengo la sensación de que también en muchas otras mujeres. No piensan en ella como una entidad, pero yo sí. La llamo “mi Rosarita”, y la envío a su habitación todo el tiempo. Es imposible deshacerse de ella, pero he aprendido a no dejar que dirija mi vida.

      Perseverancia

      Había ganado el Oscar y un Globo de Oro por Amor sin Barreras (West Side Story). De verdad creí que después de eso iba a tener mucho trabajo, y que todo iba a ser color de rosa, pero sucedió lo contrario. Me resultaba imposible encontrar trabajo. No lo podía creer. Me rompió por completo el corazón. Hoy, a los ochenta y seis años, miro hacia atrás y considero esos eventos como una recompensa por todos los años difíciles en una profesión que desafió mi sentido de dignidad y autoestima a cada momento. Me recuerdan, en este tercer acto de mi vida, que caerse y levantarse constituyen una gran parte del sueño americano.

      Esta no es la vida que pedí está lleno de historias sobre caer y volver a levantarse. Lo que le digo a mi gente es que resistan y recuerden quiénes son. Siéntete orgullosa de quién eres y sigue hablando; sigue quejándote. Y nunca, nunca, te des por vencida. Sé perseverante. No hay nada más poderoso que una mujer que encarna la perseverancia. Las lecciones de este libro, y las mujeres que lo escribieron, evidencian perseverancia en todo lo que hacen. Lo maravilloso de la perseverancia es que está disponible para todos, sin importar nuestros antecedentes o estatus socioeconómico.

      Mi buena amiga, la brillante autora Amy Tan, dijo que Esta no es la vida que pedí da a las mujeres la inspiración para sobrevivir a la peor suerte y a las más difíciles circunstancias, y para escalar hacia una nueva vida de felicidad inesperada. Eso es lo que le deseo a cada mujer: la capacidad de sobrevivir y prosperar.

      RITA MORENO

      Convoca a una reunión de amigas en torno a la mesa de cocina

      Eres el narrador de tu propia vida. Puedes crear una leyenda... o no.

      ISABEL ALLENDE

      ESCRITORA CHILENO-ESTADOUNIDENSE (1942-)

      Encuentra un lugar seguro para contar tu historia

      La primera y más importante forma de mantener la cabeza fuera del agua cuando la vida amenaza con arrastrarte hacia las profundidades, es crear un lugar seguro, en donde tu historia pueda ser escuchada: una reunión de amigas en torno a la mesa de cocina. Reunirnos alrededor de una mesa de cocina y contar nuestras propias historias nos dio poder. No lo sabíamos en ese momento, pero estábamos “validando el testimonio” mutuo al hablar de nuestras experiencias en un entorno confiable. Los psicólogos dicen que “validar el testimonio” es un ingrediente vital en el proceso de sanación.

      Esperábamos con ansias nuestras reuniones, porque sabíamos que nos proporcionaban el único lugar en nuestras vidas donde seríamos escuchadas, que eran un espacio y un momento en el que otras mujeres nos escucharían sin juzgar. No tenemos duda de que poder contar nuestras historias salvó nuestra cordura y, en algunos casos, nuestras vidas. Creemos que cada mujer necesita crear para sí misma un lugar seguro donde su historia pueda ser escuchada. Sabemos, por experiencia propia, que permanecer conectadas entre nosotras ha hecho toda la diferencia en cuanto a nuestra capacidad para lidiar con los desafíos que hemos enfrentado.

      ¿Crees que no tienes tiempo para tus amigas? Te exhortamos a que lo pienses de nuevo. Si en este momento piensas que no tienes la energía para hacerlo, es precisamente por eso que deberías hacerlo. Si tu energía está baja, se debe a que estás tratando de hacer todo por ti misma. Te estás quedando vacía, y necesitas llenar tu tanque emocional con el apoyo y el aporte de las mujeres que son importantes para ti. Tu propio grupo, reunido alrededor de una mesa de cocina, alimentará tu alma. Puedes comenzar hoy mismo, siguiendo estos siete simples pasos para crear una maravillosa red de amigas.

      Siete pasos para formar un grupo en torno a una mesa de cocina

      1. Invita. No importa cuán mal esté tu vida en este momento. Organiza una reunión con mujeres que admires. No es necesario que sean famosas, ricas o fabulosamente realizadas. Tampoco que las conozcas bien, aunque sí deben ser personas a las que respetes y con las que compartas valores y prioridades similares: mujeres íntegras que estén dispuestas a escuchar, alentar y ser honestas. Muchas mujeres se sienten tan aisladas como tú. Este es el momento perfecto para conocer a esa mamá que comparte su auto para llevar y traer a los niños. ¿Qué hay de esa conocida en tu trabajo, a quien solo has saludado con un movimiento de cabeza, pero con quien siempre has sentido una chispa de conexión? En muchos de los ámbitos que frecuentas puede haber alguien a quien admires, alguien que te parezca confiable.

      2. Elije el lugar de la reunión. Trata de que sea un ambiente cómodo y que brinde privacidad. Puede ser el rincón de una cafetería o la sala de tu casa. En nuestro caso, las mesas de cocina de nuestras diferentes casas nos han funcionado bien todos estos años.

      3. Cita a una primera reunión. No tienes que hacer nada elaborado. Solo levanta el teléfono, envía un correo electrónico o haz la invitación en persona. Empieza por decir a tus invitadas que sabes que están ocupadas, que el propósito de esta reunión es crear una red de apoyo que se reúna con regularidad, para expresar lo que está sucediendo en sus vidas en un entorno confidencial. Las participantes son bienvenidas a hablar sobre sus trabajos (o la falta de ellos), sus familias, su salud, sus finanzas o cualquier otra cosa que haya en sus mentes y sus corazones. Den un nombre a su grupo y comprométanse a reunirse regularmente (cada dos semanas, o al menos cada mes). En nuestro propio grupo nos reunimos cada mes, aunque a veces, cuando una de nuestros miembros está pasando por una crisis, convocamos con mayor frecuencia.

      4. Establece reglas básicas. Las primeras reuniones de tu grupo de mesa de cocina podrían beneficiarse de cierto tipo de estructura. En nuestras reuniones grupales siempre comenzamos con algunas preguntas esclarecedoras:

      Entonces, ¿cómo va tu vida?

      ¿Cómo podemos ayudar?

      ¿A quién conocemos que pueda ayudar?

      ¿Qué podría alegrarte en este momento?

      ¿De qué podrías reírte?

      Al terminar la reunión de hoy, nos comprometemos frente a las demás a hacer tres cosas por nosotras mismas. ¿Cuáles son?

      5. Mantente positiva. No permitas que tu grupo se convierta en el “club de la queja”. La queja constante te roba el espíritu y no hace nada para empoderarte. El propósito de la reunión debe ir más allá. No te limites: expresa lo que te está molestando, lo que te está preocupando, lo que te está lastimando, y luego pide consejo. Hagan una lluvia de ideas sobre posibles soluciones y estrategias para los problemas que enfrentan.

      6. Usa el Estuche met. Las sugerencias incluidas al final de cada sección de este libro pueden ayudar a que tus reuniones tengan un punto focal. Creamos el Estuche met a propósito, para darte herramientas con las que puedas trabajar en grupo en tus propias reuniones de mesa de cocina. Comenten los temas y las preguntas entre ustedes.

      7. Compartan sus experiencias. Visiten nuestro sitio de internet, www.kitchentablefriends.com, y cuéntenos sus historias.

      Nuestro grupo en torno a la mesa de cocina se reunió durante más de diez años; a lo largo de ese tiempo contamos muchas historias, resolvimos muchos problemas y reparamos muchos corazones rotos. A continuación,

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