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El Libro de Urantia. Urantia Foundation
Читать онлайн.Название El Libro de Urantia
Год выпуска 0
isbn 9781883395049
Автор произведения Urantia Foundation
Жанр Религия: прочее
Издательство Ingram
9:3.5 (101.5) El Creador Conjunto no es energía ni la fuente de la energía, ni el destino de la energía; es el manipulador de la energía. El Creador Conjunto es acción: movimiento, cambio, modificación, coordinación, estabilización y equilibrio. Las energías sujetas al control directo o indirecto del Paraíso por naturaleza responden a los actos de la Tercera Fuente y Centro y de sus múltiples agencias.
9:3.6 (101.6) El universo de los universos es penetrado por las criaturas de la Tercera Fuente y Centro que controlan el poder; tales como controladores físicos, directores del poder, centros de poder, y otros representantes del Dios de Acción que tienen que ver con la regulación y la estabilización de las energías físicas. Todas estas criaturas singulares de funciones físicas, poseen atributos variables de control de poder, tales como la antigravedad, que utilizan en sus esfuerzos por establecer el equilibrio físico de la materia y las energías del gran universo.
9:3.7 (101.7) Todas estas actividades materiales del Dios de Acción parecen relacionar su función con la Isla del Paraíso, y verdaderamente las agencias de poder toman en consideración el carácter absoluto de la Isla eterna, e incluso dependen de ésta. Pero el Actor Conjunto no actúa para el Paraíso ni en reacción al mismo. Actúa, personalmente, para el Padre y para el Hijo. El Paraíso no es una persona. Las acciones de la Tercera Fuente y Centro no personales, impersonales y de otro modo fuera de lo personal son todos actos volitivos del Actor Conjunto mismo; no son reflejos, derivaciones, ni repercusiones de nada ni de nadie.
9:3.8 (101.8) El Paraíso es el modelo original de infinidad; el Dios de Acción es el activador de ese modelo. El Paraíso es el punto de apoyo material de infinidad; las agencias de la Tercera Fuente y Centro son las palancas de la inteligencia que motivan el nivel material e introducen espontaneidad en el mecanismo de la creación física.
4. La Mente Absoluta
9:4.1 (102.1) Existe una naturaleza intelectual de la Tercera Fuente y Centro que es distinta de sus atributos físicos y espirituales. Tal naturaleza es difícilmente contactable, pero sí es asociable —de manera intelectual aunque no personalmente. Es distinguible de los atributos físicos y del carácter espiritual de la Tercera Persona en los niveles de función mental, pero para el discernimiento de las personalidades, esta naturaleza nunca funciona independientemente de manifestaciones físicas o espirituales.
9:4.2 (102.2) La mente absoluta es la mente de la Tercera Persona; es inseparable de la personalidad de Dios el Espíritu. La mente, en los seres funcionales, no está separada ni de la energía ni del espíritu, ni de ambos. La mente no es inherente a la energía; la energía es receptiva y responde a la mente; la mente puede sobreimponerse a la energía, pero la conciencia no es inherente en el nivel puramente material. La mente no tiene que ser agregada al espíritu puro, porque el espíritu es naturalmente consciente e identificante. El espíritu es siempre inteligente, posee mentalidad en alguna medida. Puede ser esa mente o aquella, puede ser premente o supermente, incluso mente espiritual, pero hace el equivalente del pensamiento y el conocimiento. El discernimiento del espíritu trasciende, supera y teóricamente antedata la conciencia de la mente.
9:4.3 (102.3) El Creador Conjunto es absoluto tan sólo en el dominio de la mente, en los ámbitos de la inteligencia universal. La mente de la Tercera Fuente y Centro es infinita; trasciende completamente los circuitos mentales activos y funcionales del universo de los universos. La dote de mente de los siete superuniversos se deriva de los Siete Espíritus Rectores, las personalidades primarias del Creador Conjunto. Estos Espíritus Rectores distribuyen la mente en el gran universo como mente cósmica, y vuestro universo local está infiltrado por la variante nebadónica del tipo orvontónico de mente cósmica.
9:4.4 (102.4) La mente infinita ignora el tiempo, la mente última trasciende el tiempo, la mente cósmica está condicionada por el tiempo. Y así ocurre con el espacio: la Mente Infinita es independiente del espacio, pero según se desciende de los niveles infinitos hasta los niveles de los ayudantes de la mente, el intelecto debe tomar en cuenta cada vez más el hecho y las limitaciones del espacio.
9:4.5 (102.5) La fuerza cósmica responde a la mente así como la mente cósmica responde al espíritu. El espíritu es propósito divino, y la mente espiritual es propósito divino en acción. La energía es objeto, la mente es significado, el espíritu es valor. Aun en el tiempo y en el espacio, la mente establece esas relaciones relativas entre la energía y el espíritu que son indicativas de parentesco mutuo en la eternidad.
9:4.6 (102.6) La mente trasmuta los valores del espíritu en significados del intelecto; la volición tiene el poder de fructificar los significados de la mente a los dominios material y espiritual. El ascenso al Paraíso comprende un crecimiento relativo y diferencial en espíritu, mente y energía, siendo la personalidad el unificador de esos componentes de la individualidad experiencial.
5. El Ministerio de la Mente
9:5.1 (102.7) La Tercera Fuente y Centro es infinita en mente. Si el universo creciera hasta la infinidad, aún su potencial de mente sería adecuado para dotar a un número ilimitado de criaturas con mentes apropiadas y otros prerrequisitos del intelecto.
9:5.2 (102.8) En el campo de la mente creada la Tercera Persona, con sus asociados coordinados y subordinados, gobierna en supremacía. Los dominios de la mente de la criatura se originan exclusivamente de la Tercera Fuente y Centro: él es quien otorga la mente. Aun los fragmentos del Padre encuentran imposible habitar la mente de los hombres antes de que el camino haya sido preparado adecuadamente para ellos por la acción mental y la función espiritual del Espíritu Infinito.
9:5.3 (103.1) El rasgo distintivo de la mente es de que puede ser otorgada a una amplia variedad de vida. A través de sus creadores y criaturas asociadas, la Tercera Fuente y Centro ministra todas las mentes en todas las esferas. Ministra a intelectos humanos y subhumanos a través de los ayudantes de la mente de los universos locales y, a través de la agencia de los controladores físicos; ministra incluso las entidades más inferiores no experienciales de los tipos más primitivos de cosas vivas. La dirección de la mente siempre es un ministerio de personalidades de mente-espíritu o de mente-energía.
9:5.4 (103.2) Puesto que la Tercera Persona de la Deidad es el origen de la mente, es natural que a las criaturas volitivas evolutivas les resulte más fácil formar conceptos comprensibles del Espíritu Infinito que del Hijo Eterno o del Padre Universal. La realidad del Creador Conjunto se revela imperfectamente en la existencia misma de la mente humana. El Creador Conjunto es el antepasado de la mente cósmica, y la mente del hombre es un circuito individualizado, una porción impersonal, de esa mente cósmica tal como una Hija Creadora de la Tercera Fuente y Centro la otorga en un universo local.
9:5.5 (103.3) Pero el hecho de que la Tercera Persona sea el origen de la mente, no significa que podamos inferir que todos los fenómenos de la mente son divinos. El intelecto humano está enraizado en el origen material de las razas animales. La inteligencia universal no es una revelación verdadera de Dios que es mente, así como la naturaleza física no es una verdadera revelación de la belleza y armonía del Paraíso. La perfección está en la naturaleza, pero la naturaleza no es perfecta. El Creador Con-junto es el origen de la mente, pero la mente no es el Creador Conjunto.
9:5.6 (103.4) La mente, en Urantia, es un avenimiento entre la esencia de perfección del pensamiento y la mentalidad evolutiva de vuestra naturaleza inmadura humana. El plan para vuestra evolución intelectual es, ciertamente, de perfección sublime, pero vosotros mucho distáis de esa meta divina mientras funcionáis en el tabernáculo de la carne. La mente es verdaderamente de origen divino, y tiene un destino divino, pero vuestras mentes mortales no han alcanzado aún la dignidad divina.
9:5.7 (103.5) Muy frecuentemente, demasiado frequentemente desfiguráis vuestras mentes con la insinceridad y las marchitáis con la maldad; las sometéis a los temores animales y las distorsionáis con ansiedades inútiles. Por lo tanto, aunque la fuente de la mente sea divina, la