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ha sido el análisis de la conducta. Cabe destacar, sin embargo, que cuando se re-categorizaron las revistas en conductuales vs. no conductuales, apreciamos un incremento a través del tiempo en la proporción de los estudios publicados en revistas cuya temática es la conducta, lo que sugiere un creciente interés en realizar estudios con un marco conceptual asociado a preguntas de interés científico en esta disciplina. Más allá de la contribución que estos estudios puedan representar para los diversos aspectos teóricos en desarrollo, esta tendencia asimismo permite educar a colegas de disciplinas cercanas como ecología, evolución, o conservación biológica sobre el valor y la relevancia de los estudios conductuales.

      Los principales tópicos conductuales abordados en estudios de fauna nativa son forrajeo, comunicación y uso del espacio. De estos tres tópicos, solo dos, forrajeo y comunicación, siguen las tendencias a nivel mundial, las que incluyen además de estos dos tópicos, apareamiento, cuidado parental y conducta social (Rosenthal et al. 2017). En el ámbito de comunicación, el relativamente alto porcentaje de estudios en esta área se asocia a la descripción de las señales, particularmente aquellas acústicas con alta representación de mamíferos marinos de amplia distribución (Labra Capítulo 6). Luego de agrupar temáticas relacionadas, es posible observar cómo han cambiado los intereses de estudio a través del tiempo. Forrajeo tuvo un incremento hasta la década de los 90s, para luego declinar, una tendencia registrada mundialmente (Gros 1994). La proporción de estudios que aglutina a selección sexual (cuidado parental y conducta reproductiva), comunicación y sociabilidad se han mantenido relativamente estables a partir de la década de los 70s, lo que contrasta con el incremento de los estudios asociados a la categoría combinada de uso del espacio y desplazamiento. Esto último en parte podría estar asociado a examinar aspectos tradicionalmente considerados como relevantes en conservación biológica. Aunque diversos aspectos de la conducta reproductiva potencialmente afectan estimaciones del tamaño poblacional efectivo (y por lo tanto el potencial de una población de persistir o extinguirse), estos típicamente no son examinados con detalle en este tipo de contextos aplicados. Algo similar puede decirse en el caso de rasgos de sociabilidad (Blumstein y Fernández-Juricic 2010).

      La proporción de estudios con un interés fundamentalmente descriptivo de la conducta dominaron hasta la década del 70s, y se han mantenido relativamente constantes desde la década de los 80s. En el caso de los estudios que abordan la funcionalidad de la conducta, estos aumentaron durante la década de los 70s y luego alcanzan niveles similares a los descriptivos desde los 80s. Una mención importante merecen los estudios catalogados como “efecto antrópico”. Aunque estos estudios podrían haber sido asociados a alguna de las otras categorías (ej., función, mecanismos), consideramos necesario visualizar la existencia de los estudios que abordan aspectos de la conducta animal principalmente orientados a salvaguardar la biodiversidad local o regional. Los datos indican que existe un lento incremento desde los años 80s en diagnosticar y cuantificar cómo distintos tipos de la perturbación antrópica están afectando la fauna nativa. No cabe duda que se requiere aumentar los esfuerzos dedicados a este aspecto, algo relevante para plantear medidas de mitigación científicamente fundadas que resguarden especies de la fauna nativa y los ecosistemas que las incluyen.

      Nuestro análisis bibliométrico también mostró que a partir de los 70s se produce una estabilización en la proporción de los estudios donde la conducta es abordada a nivel individual y social, y donde han primado aquellos cuyo foco es individual. Esto podría ser consecuencia de que en una primera etapa algunas problemáticas requieren tener claridad de cómo responden los organismos en forma individual a los estímulos de interés. Esto puede ser particularmente cierto, por ejemplo, en estudios de comunicación. Antes de determinar cómo una señal es modulada por la interacción entre los individuos, se hace necesario tener claridad de la funcionalidad de las señales, estudio que se facilita metodológicamente si los organismos son expuestos aisladamente a las señales en estudio. Un segundo factor que podría explicar el mayor interés por examinar variables a nivel individual es la posibilidad de contar con una infraestructura adecuada. Usualmente, el registro de interacciones entre dos o más individuos requiere, entre otras, de una mayor disponibilidad de espacio. Más aún, si además es necesario que los individuos coexistan, esto determina que si el estudio se realiza en condiciones de laboratorio, las condiciones de cautiverio deben permitir una mantención adecuada y realista de los individuos agrupados. A esto habría que agregar la necesidad de espacio suficiente para contar con un número de réplicas adecuadas. Es claro entonces, que existen mayores limitaciones de infraestructura apropiada en estudios con un foco social.

      Finalmente, cuando se toma en cuenta el número de estudios por especie, nuestro análisis sugiere a seis especies nativas y con distribución acotada que cuentan con un número acumulado de estudios por sobre una gran mayoría. Estas corresponden a dos especies de aves (pingüino magallánico: Spheniscus magellanicus; chincol: Zonotrichia capensis) y cuatro mamíferos (guanaco: Lama guanicoe; degu: Octodon degus; lobo marino: Otaria flavescens; vicuña: Vicugna vicugna). De estas especies, el chincol, se presenta como una especie de interés desde el punto de vista de la comunicación, lo que podría incluir análisis de cómo los factores ambientales modulan las señales vocales, y el potencial rol de los cambios en las vocalizaciones en el aislamiento de las poblaciones. Por otra parte, tanto el lobo marino común como el pingüino magallánico, han sido foco de estudio que incluyen diversas temáticas, desde forrajeo, comunicación, y aspectos de su sociabilidad, lo cual podría contribuir a la teoría de diversos aspectos de la conducta animal. Las tres especies restantes, guanaco, vicuña y degu han sido fundamentalmente consideradas en relación a su conducta social. De estas dos primeras, es llamativo que el interés por su conducta viene de antiguas civilizaciones (Figura 2-8). Sin embargo, y entre todas, el degu destaca por un interés nacional e internacional creciente en esta especie por parte de estudios enfocados en conectar aspectos sociales, neurobiológicos y biomédicos (Colonnello et al. 2011, Ardiles et al. 2013). Desde un punto de vista disciplinar, el alto número y diversidad de temáticas abordadas por los estudios en el degu apoyan que se trata de una especie modelo para integrar los aspectos centrales de las cuatro preguntas planteadas por Tinbergen (1963) para entender rasgos conductuales (i.e., mecanismos proximales, ontogenia, función, evolución). De hecho, cerca de dos décadas atrás distintos autores plantearon la necesidad y conveniencia de examinar la sociabilidad de esta especie con miras a establecer contrastes con especies de similar conducta, pero de distintas regiones biogeográficas o afiliación filogenética (Ebensperger 1998, Tang-Martínez 2003).

      Más allá de estas seis especies, y como lo muestran los análisis realizados en los distintos capítulos de este texto, existen otras especies en la fauna nativa cuyos estudios están contribuyendo a diversos cuerpos teóricos asociados al estudio de la conducta animal.

      Figura 2-8 Camélidos del norte de Chile, Antofagasta. a) Petroglifos del Valle del Arcoiris (Chile), realizados por la cultura atacameña. El grabado evidencia un grupo de camélidos, sugiriendo la relevancia de dicha fauna en esta cultura. b) Grupo de vicuñas (Vicugna vicugna) en las proximidades de las lagunas altiplánicas (Región de Antofagasta). Fotografías: Antonieta Labra.

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      Los autores agradecen las distintas fuentes de financiamiento que han permitido sus investigaciones LAE: FONDECYT 3970028, 1020861, 1060499, 1090302, 1130091 y 1170409; AL: FONDECYT 1120181, 1090251, 3990021, 4960001, 2950015, e IFS 2933-2, 2933-1.

      Ardiles AO, Ewer J, Acosta ML, Kirkwood A, Martinez AD, Ebensperger LA, Bozinovic F, Lee TM, Palacios AG (2013). Octodon degus (Molina 1782): a model in comparative biology and biomedicine. Cold Spring Harbor Protocols 8:312-318.

      Bakker TC, Traniello JF (2016). Behavioral Ecology and Sociobiology at 40. Behavioral Ecology and Sociobiology 70:1991-1993.

      Beltramí M (1999). El desarollo de la etología en Chile. Creces 17:44-47.

      Blumstein

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