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se usa para explicar el efecto puede ser un estado o evento particular, pero también puede ser una secuencia de eventos, una historia. Tómese, como ejemplo, la observación de que Nadia está muerta. De acuerdo con la historia del fiscal, la muerte de Nadia fue causada por los disparos que Pascal le propinó:

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      Las flechas en el diagrama de la historia en la figura 2 representan relaciones causales (mientras las flechas en el diagrama argumentativo en la figura 1 representan relaciones inferenciales), y así los eventos en la historia explican causalmente la evidencia en el caso.

      La inferencia abductiva es un proceso creativo, en el cual usamos patrones del conocimiento del sentido común combinados con la evidencia percibida, para formar un número de escenarios hipotéticos. Una ayuda en el razonamiento abductivo es lo que llamamos esquemas narrativos, patrones generales de eventos que les pueden servir de trasfondo a las historias particulares. Por ejemplo, Pennington y Hastie (1993) presentaron un esquema para acciones intencionales, un patrón causal con la forma motivofinconsecuencia. Esquemas más específicos fueron construidos por Schank (1986), quien define un número de patrones explicativos que pueden ayudar a explicar eventos (o estados) conectando un evento con una explicación que ha sido usada para explicar eventos similares con anterioridad. En este sentido, el esquema narrativo para un ‘asesinato’ tiene la forma la persona x tiene un motivo para matar a la persona yla persona x mata a la persona y (en un momento) (en un lugar) (con un arma)la persona y está muerta. En el caso de Nadia, el esquema de homicidio puede ser usado para construir una posible explicación para la observación de que Nadia está muerta. El motivo sería entonces el desacuerdo entre ella y Pascal, y el arma una pistola.

      Tomado por sí mismo, el razonamiento abductivo parece tener la forma de una falacia de afirmación del consecuente. Sin embargo, esta apariencia falaz desaparece si entendemos el razonamiento abductivo desde el contexto general de la inferencia a la mejor explicación. Es decir, no solo se debe considerar la historia hipotética individual, sino también los escenarios alternativos, y se debe escoger el mejor de ellos. La selección entre estas historias alternativas dependerá de qué tan bien cada una de ellas explique la evidencia recolectada y de qué tan coherente (Thagard, 2004) sea cada una de ellas. La coherencia de la historia depende mayoritariamente de si esta se adecúa a nuestro conocimiento del sentido común sobre el mundo, esto es, si creemos que la historia es inherentemente plausible (i. e., sin considerar la evidencia recolectada en el caso). Aquí los esquemas narrativos juegan un rol importante (ver Bex, 2009). Por ejemplo, una historia no es suficientemente coherente si tiene vacíos; el esquema narrativo del homicidio menciona motivos y un arma, y toda historia de un homicidio que no mencione explícitamente un motivo o un arma sería incompleta y, por lo tanto, menos plausible. Aunado a lo anterior, las relaciones causales en el esquema narrativo pueden ser usadas para inferir las relaciones causales (implícitas) en el esquema en el que se fundamenta la historia; en el esquema de un homicidio, el motivo causa la acción (i. e., el asesinato); así, en la historia de un homicidio debería también haber un nexo causal. De esta forma, el nexo causal puede ser evaluado y cuestionado con posterioridad.

      El enfoque narrativo es una forma causal y dialéctica de razonar con historias hipotéticas que explican la evidencia en un caso. Claramente, este razonamiento es derrotable, ya que si se tiene más evidencia, se construirán nuevas explicaciones. Adicionalmente, el enfoque narrativo ha sido caracterizado como holístico (en oposición a atomístico) porque las historias permiten que los elementos del caso (i. e., evento y evidencia) sean considerados como un todo. Una ventaja importante del enfoque narrativo es que se aproxima a la forma como piensan los tomadores de decisiones en el derecho. Los experimentos de Pennington y Hastie (1993) sugieren que cuando la gente razona con una masa de evidencias compara las diferentes historias que explican la evidencia, en lugar de construir argumentos probatorios a favor y en contra del asunto en litigio (como se hace en la perspectiva argumentativa). Sin embargo, la desventaja del enfoque holístico es que las piezas individuales de evidencia no siempre pueden ser claramente explicadas y la relevancia de la evidencia con respecto a los hechos en litigio no puede ser verificada fácilmente. Por último, no siempre es claro cómo se debería razonar sobre la coherencia de la historia y cómo deberían compararse las historias alternativas.

       1.3. El enfoque híbrido de argumentación y narrativas

      Tanto la teoría argumentativa como la teoría narrativa se ocupan del razonamiento sobre los hechos y la evidencia: en el enfoque argumentativo, los hechos deberían ser probados justificándolos con argumentos que se basan en evidencias, mientras que en el enfoque narrativo, los hechos se justifican al ser parte de una historia general que explica la evidencia. Bex (2011) muestra que cuando se manipula evidencia compleja en casos penales ambos enfoques tienen ventajas y desventajas. El enfoque argumentativo, que es heredero de la tradición filosófica de la argumentación, está bien equipado (p. 76) para el análisis de elementos individuales de evidencia, mientras que la perspectiva que privilegia las narrativas empíricas es valorada por su descripción natural de los escenarios criminales y el razonamiento causal. Por el contrario, la naturaleza atomista de los argumentos hace que estos no puedan brindar una visión general de las diferentes hipótesis sobre lo que ocurrió en el caso, y no todos los aspectos de razonamiento causal pueden encontrarse en el enfoque argumentativo. En la perspectiva que se basa en las historias, la evidencia individual no ocupa un lugar claro, y su credibilidad y relevancia no pueden ser evaluadas con facilidad. Los argumentos y las historias, por lo tanto, deberían combinarse en una teoría híbrida, en la que los hechos son organizados en historias y los argumentos que se basan en la evidencia son usados para soportar dichas historias. En otras palabras, una historia como la que se muestra en la figura 2 debería anclarse en la evidencia usada en el argumento, como la usada en la figura 1, i. e., véase la figura 3.

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      En la figura 3 (adaptada de Wagenaar et al., 1993)4, la historia principal está anclada en evidencia usando argumentos, que se basan en esquemas argumentativos. Nótese cómo la historia principal, que concuerda con un esquema narrativo de ‘homicidio y huida’, se construye a partir de narrativas que son compatibles con historias subordinadas más específicas (p. ej., una historia sobre lo que pasa cuando dos personas no están de acuerdo sobre un punto, o una historia sobre lo que pudo haber pasado cuando alguien escapa después de cometer un crimen). De esta forma, tanto los argumentos como las narrativas, y sus respectivos esquemas, ocupan un lugar claro en la teoría híbrida.

      Esta teoría resuelve algunos de los problemas más importantes del enfoque narrativo, como el descrito por Wagenaar et al. (1993), de acuerdo con el cual la conexión entre la evidencia y las historias no es clara. En la teoría híbrida, las historias son firmemente ancladas en la evidencia, o en otras palabras, son soportadas evidencialmente. Los argumentos pueden ser atacados, lo que podría romper la ‘cadena del ancla’, causando que la historia no esté conectada a un fundamento sólido. Nótese

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