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de Dios».

      El momento crucial en la historia de Abraham, y la visión clave para nuestra vida, se encuentra en Génesis 15:5. Dios lleva a Abraham afuera por la noche y le muestra los cielos. «Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. [...] Así será tu descendencia».

      Cuando Dios llamó a Abraham de Ur de los caldeos y le prometió hacer de él una gran nación, Abraham tenía setenta años de edad, su esposa tenía sesenta años y no tenían hijos. Cuando Abraham dejó Harán para ir hacia la tierra prometida, tenía setenta y cinco años. Diez años después, cuando Abraham tenía ochenta y cinco, Dios renovó su promesa a Abraham y le dijo que su descendencia sería tan numerosa como las estrellas en el cielo nocturno. Dios invitó a Abraham a contar las estrellas; estas no solo simbolizaban a los descendientes de Abraham, sino también eran emblemas de las promesas de Dios y de la fe de Abraham.

      En los años venideros, Abraham pasaría por momentos de oscuridad, tiempos en los que no había estrellas que ver. Él se preguntaría: ¿Dios me ha abandonado? ¿Mantendrá su promesa? ¿Cuál es su plan para mi vida, y para mis hijos? ¿Por qué no contesta mi oración? ¿Por qué el retraso?

      Sin embargo, Abraham no renunciaría a Dios, a pesar de que tuvo que esperar treinta años, más allá de su centenario, para que Dios le diera un hijo, el primero de esas «estrellas» que Dios le había prometido. A pesar de su desaliento y la tristeza de los años sin hijos, a pesar de la burla y el escarnio de sus vecinos, Abraham continuó mirando hacia el cielo. Él continuó contando estrellas, incluso cuando no había estrellas para ver.

      En estas páginas, usted descubrirá los principios de la vida abundante de la historia de Abraham. Aprenderá a contar las promesas de Dios para usted, las muchas promesas que le ha dado en su Palabra. Dios nos ha hecho más de tres mil promesas en la Biblia, promesas de:

      Vida abundante

      Respuesta a nuestras preguntas

      Garantía para nuestras dudas

      Bendiciones para nuestra vida y nuestras familias Consuelo en la tristeza

      Compasión por nuestros sufrimientos

      Confianza para nuestros desafíos

      Coraje para tiempos peligrosos

      Defensa de nuestros enemigos

      Liberación de la tentación

      Dirección para el viaje

      Estímulo para nuestro cansancio

      Vida eterna

      Fe para el futuro

      Perdón por el pasado

      Libertad de las preocupaciones y la ansiedad

      Amistad con Dios

      Gracia para cada día

      Orientación para nuestros planes Sanidad de nuestras enfermedades

      Ayuda en tiempos difíciles

      Esperanza en tiempos de desesperación

      Herencia que nunca se desvanecerá

      Gozo en tiempos de dolor

      Justicia cuando nos han hecho daño

      Amor que nunca falla

      Misericordia que nunca se agota

      Paz que sobrepasa el entendimiento

      Placeres eternos

      Fuerza ante todo problema

      Presencia de Dios

      Protección contra los peligros

      Provisión para nuestras necesidades

      Refugio en tiempos difíciles

      Rejuvenecer ante el desfallecimiento

      Rescate cuando pedimos ayuda

      Descanso y restauración para nuestras almas

      Recompensas por el servicio obediente

      Salvación por gracia a través de la fe

      Satisfacción que es profunda en el alma

      Refugio en el momento de la tormenta

      El éxito por los planes que nos da

      Victoria sobre obstáculos y oposición

      Vindicación ante acusadores

      Sabiduría cuando lo invocamos

      Estas son solo algunas de las promesas que nos hace. Estas son las promesas que Dios nos ha dado en su Palabra. Estas son las estrellas que Dios nos ha dado para contar. Dios le dijo a Abraham que contara las estrellas aun cuando pudiera no verlas. Y Dios nos dice a usted y a mí que contemos las estrellas de sus promesas, incluso cuando la noche esté oscura y sin estrellas, aun cuando nuestras circunstancias nos asedian como un espectro de una pesadilla.

      Al caminar junto a Abraham a través del viaje de su vida y su fe, veremos su confianza en Dios fallar de vez en cuando, así como tan fácilmente flaqueamos nosotros en la propia fe, y a la vez observaremos su aprendizaje y su crecimiento en la fe y la obediencia. Vamos a ver que Dios lo levanta con paciencia, como si nada hubiera pasado, y lo pone de pie de nuevo. Y aprenderemos cómo seguir avanzando y en ascenso con Dios, cómo seguir contando estrellas cuando no podemos ver ninguna.

      ¿Cuáles son las estrellas que Dios le pide que cuente hoy? Es posible que usted no logre ver esas estrellas en la oscuridad de sus circunstancias, pero al igual que Abraham, puede contar con ojos de fe.

      Que el testimonio de Abraham sea el suyo también. Su fe no era en vano, y tampoco la suya. Como Hebreos 11:12 testifica: «Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar».

      ¿Qué tenemos en común con este hombre de fe del Antiguo Testamento? ¡Todo! Acompáñeme mientras vamos cuatro mil años atrás en el tiempo para encontrar un ser humano de carne y hueso como usted y yo, que falla, pero que también crece y nos muestra cómo podemos contar las estrellas de las promesas infalibles de Dios, incluso en los tiempos oscuros de la vida.

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      Siete promesas

      ¿Alguna vez ha intentado contar las estrellas?

      El astrónomo grecorromano Claudio Ptolomeo, que vivió en Alejandría, Egipto, en el siglo 11 a. C., fue el primer científico en catalogar las estrellas visibles en el cielo nocturno. Su libro Almagesto, traza la posición de 1022 estrellas, todas las que Claudio Ptolomeo podía ver.

      Casi mil cuatrocientos años después de Claudio Ptolomeo, el astrónomo danés Tycho Brahe, descubrió un error en la obra de su colega, y decidió hacer un registro nuevo y más preciso de las estrellas. Tycho fue una paradoja andante, un científico con una mente disciplinada y lógica, que también fue conocido por sus extremos emocionales. Como estudiante universitario, se enfureció por un comentario que hizo su primo, y combatieron en un duelo de espadas en la oscuridad. El primo dio un golpe que arrugó la frente de Tycho y le cortó la nariz, y Tycho usó una nariz hecha de latón por el resto de su vida.

      Tycho comenzó a registrar sus observaciones nocturnas de las estrellas en 1563. El telescopio aún no se había inventado, pero él usó los aparatos de medida más precisos de su era para trazar la posición exacta de cada estrella visible. Completó su registro de mil estrellas en 1597, treinta y cuatro años después de comenzar.1 Imagine la dedicación de Tycho Brahe, al dedicar casi tres y media décadas de su vida a una tarea: contar las estrellas del cielo y registrar su posición.

      En Génesis 15, Dios usa la imagen de contar las estrellas

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