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El hombre y el arma. Vo Nguyen Giap
Читать онлайн.Название El hombre y el arma
Год выпуска 0
isbn 9789874039293
Автор произведения Vo Nguyen Giap
Жанр Документальная литература
Серия Verde Olivo
Издательство Bookwire
Los revisionistas contemporáneos insisten mucho sobre “el aniquilamiento de la humanidad” si llega a estallar la guerra nuclear. Si tal cosa ocurriera causaría terribles daños a los pueblos del mundo, pero no podría destruir la humanidad. La tesis acerca del “aniquilamiento de la humanidad” no pasa de ser un mito anticientífico, totalmente contrario al marxismo-leninismo. La sociedad humana se desarrolla según leyes objetivas. No depende del deseo subjetivo del hombre. Según la ley de desarrollo de la sociedad humana el capitalismo debe ceder el paso al socialismo. Las armas nucleares no pueden cambiarlo.
Hace alrededor de 80 años, en el prólogo del libro de Segismund Borkheim, en 1887, después de haber aludido a las ruinas y a los horrores de la futura guerra mundial, Engels escribió lo siguiente sobre su resultado: “El único resultado absolutamente seguro: el agotamiento general y la creación de las condiciones necesarias para el triunfo final de la clase obrera”. En ese mismo prólogo, Engels dijo directamente a los politiqueros burgueses: “La guerra puede momentáneamente rechazarnos hacia atrás y ocupar muchas posiciones que hemos conquistado. Pero si ustedes lanzaran fuerzas que después no podrían dominar, cueste lo que cueste, al final del drama, no serían ustedes más que un montón de ruinas, y la victoria del proletariado sería inevitable”.
Los revisionistas contemporáneos hablan constantemente sobre los horrores de la guerra pero no logran desmoralizar a los revolucionarios. En La guerra en Europa y el socialismo internacional, Lenin escribió: “Lo que causa más dolor al socialista no es el horror a la guerra… sino el horror a la traición de los dirigentes socialistas…”32.
Más que nadie los comunistas sufren ante las penas y la desolación sembradas entre el pueblo trabajador por la guerra imperialista: los comunistas desean la paz para que disminuyan esos sufrimientos y angustias. Pero aquí no se trata de los deseos subjetivos de nadie, sino de las leyes objetivas del desarrollo de la sociedad. La pena y la desolación no se originan en nosotros sino en el capitalismo. Frente a esta situación, no le aconsejamos al pueblo cruzarse de brazos esperando la muerte o mendigando la paz apelando a la buena voluntad de los imperialistas, sino que le decimos que se levante llevando a cabo la lucha revolucionaria y, llegado el caso, y cuando se reúnan las condiciones necesarias, la guerra revolucionaria anticapitalista para salvarse. Es natural que en la lucha revolucionaria en general y la guerra revolucionaria en particular, la desolación y las angustias son inevitables, pero es solamente a costa de tales sacrificios que el pueblo logrará destruir el capitalismo y quedará libre para siempre del estado de ruina y duelo causado por los imperialistas. Se lo decimos sinceramente al pueblo y no tratamos de engañar a las masas populares como lo están haciendo los revisionistas.
Estamos por la defensa de la paz mundial
El pueblo vietnamita es un pueblo muy amante de la paz. Desde hace un siglo sufre la agresión y opresión del imperialismo y nunca desató guerra agresora contra otro pueblo. Bajo la dominación francesa, nuestro pueblo vivió durante muchos años en “la paz”, pero era la “paz” colonialista, la paz instituida por el Tratado de Patenôtre; en esa “paz”, los imperialistas montaban sobre el cuello de nuestro pueblo asfixiándolo mientras éste se veía obligado a servir a los imperialistas como si fuera una bestia de carga; en esa “paz” los colonialistas mataban salvaje y libremente a los vietnamitas inermes. Bajo la dominación francesa nuestro pueblo fue arrojado varias veces a la guerra. En la primera guerra mundial, fueron llevados a Francia 100.000 vietnamitas para participar en el conflicto con los alemanes: 51.000 como carne de cañón y 49.000 en las fábricas de armamentos. Los imperialistas franceses sustraían de nuestro pueblo enormes sumas y muchas riquezas para abastecer la guerra contra Alemania. En la segunda guerra mundial, centenares de miles de vietnamitas más fueron llevados a Francia como carne de cañón, e innumerables riquezas vietnamitas fueron movilizadas en la segunda guerra contra Alemania. Además, en este período, nuestro pueblo sufrió muchos daños causados por la guerra entre Francia y Tailandia, entre Francia y Japón, entre Japón y los EEUU.
Bajo la dominación francesa, hemos conocido “la paz”, pero le sirvió solamente a los imperialistas y resultó ser muy dañosa para nuestro pueblo. Fue una “paz” colonial. No fue la nuestra. Solamente cuando triunfó la Revolución de Agosto, reconquistamos la soberanía nacional y hubiéramos conseguido nuestra paz.
La paz establecida en nuestro país a partir de la Revolución de Agosto era una paz justa y democrática, en la cual nuestro país es independiente, y nuestro pueblo disfruta de la libertad y la felicidad. La deseábamos con vehemencia, y para mantenerla, realizamos muchas veces negociaciones con los imperialistas: el Acuerdo preliminar del 6-3-1946, la Conferencia de Dalat, la Conferencia de Fontainebleau y el “modus vivendi” del 14-9-1946. Hicimos muchas concesiones necesarias para mantener la paz. Pero como lo dijo exactamente el Presidente Ho Chi Minh el 20 de diciembre de 1956 en el Llamamiento a la nación para la Resistencia: “Deseamos la paz, hemos hecho concesiones. Pero mientras más concesiones hacemos, más se envalentonan los colonialistas franceses, porque están decididos a reconquistar nuestro país. ‘Maña vieja no es resabio’, los imperialistas nunca cambiarán su naturaleza agresiva. Por eso, no tenemos otra salida que la guerra de liberación nacional para contrarrestar la guerra agresora de los imperialistas”. Respondiendo al llamado del Presidente Ho Chi Minh todo el pueblo se alzó unánimemente luchando contra ellos: “Mejor sacrificar todo que perder el país y volver a caer en la esclavitud”. Comenzó la Resistencia Nacional. Gracias a la Revolución de Agosto conquistamos el derecho a defender a nuestra Patria. La Resistencia por la salvación de la Patria fue nuestra guerra santa. Una gran guerra revolucionaria. ¡Cuántos combatientes nuestros cayeron para defender a la Patria y al pueblo! En ella hemos aplicado correctamente las directivas de Lenin: “Somos los defensores de la Patria…”33. “Si ellos van a obstaculizar nuestro trabajo pacífico iniciaremos la guerra nacional, y aniquilaremos hasta el último de los que participan en las aventuras y el bandolerismo”34.
Con nuestra Resistencia por la salvación de la Patria hemos ofrecido grandes aportes a la salvaguardia de la paz mundial. En esa Resistencia realizamos activamente el planteamiento leninista del “desarme”, es decir, desarmar a los imperialistas para armar al pueblo. Y así hemos conquistado la victoria.
La guerra revolucionaria es la locomotora de la historia. Maldecirla bajo el antifaz de “la paz” como lo están haciendo actualmente los revisionistas contemporáneos no demuestra más que su completa traición a la revolución.
Gracias a la heroica y larga guerra revolucionaria vencimos al imperialismo francés junto con los intervencionistas norteamericanos y restablecimos la paz en nuestro país. La paz restablecida en nuestro país después de la batalla de Dien Bien Phu y de los acuerdos de Ginebra, es una paz democrática, en la cual fueron reconocidas por los organismos internacionales la soberanía nacional, la unidad, la integridad territorial y las libertades democráticas del pueblo. Pero los imperialistas norteamericanos y sus lacayos han desatado “la guerra especial” en el sur de Vietnam. Nuestros compatriotas del Sur debieron, una vez más, oponer la guerra revolucionaria a la guerra contrarrevolucionaria, la guerra justa a la injusta de los imperialistas norteamericanos y sus lacayos. La guerra de liberación del pueblo sudvietnamita tiene actualmente como objetivo el establecimiento en el Sur de una paz democrática en que será garantizada la soberanía nacional, realizados los derechos de libertad democrática y nuestro pueblo logrará la reunificación del país sobre la base de la independencia y la democracia.
Después de su fundación (1945) la República de Vietnam vivió muchos años sitiada por el imperialismo; sólo cuando triunfó la Revolución China y nació la República Popular China, nuestro país logró salir poco a poco de esa situación. Después de su nacimiento la República Democrática de Vietnam fue consecutivamente atacada por el imperialismo: solamente con la derrota en su agresión a nuestro país los imperialistas se vieron obligados a reconocer la existencia de la República Democrática de Vietnam. A pesar de que nuestro país siempre preconiza la coexistencia pacífica con los países con distintos regímenes,