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Denis Larrivée

       Neuromejoramiento humano. Cerebro, mente y trascendencia

       Miquel-Àngel Serra

       La formación del docente: aportación de las Ciencias y de la Antropología

       Aurora Bernal Martínez de Soria

       Devenir y libertad. Reflexiones desde el pensamiento educativo de Romano Guardini

       Rafael Fayos Febrer

       Forgiveness Therapy: The Intersection of Mental Health Practice, Science, Philosophy, and Theology

       Robert D. Enright, Richard P. Fitzgibbons

      PRÓLOGO

      Javier Rubio Hípola

       Universidad Francisco de Vitoria

      El desarrollo de la razón humana se encuentra hoy con una encrucijada epistemológica. Por un lado, la especialización en los saberes, el desarrollo de los medios técnicos y la capacidad de observación y experimentación han transformado la academia profundamente. Las exigencias de excelencia y de competitividad de la sociedad en general y del mundo laboral en particular parecen abocar a los estudiantes del siglo XXI a una concentración absoluta en una rama determinada del saber, cada vez más concreta, más especializada, más reducida en su extensión. Estas mismas exigencias no garantizan de ningún modo la vigencia de este esfuerzo. Al contrario, asistimos a un cambio de paradigma cada vez más acelerado que parece proyectar un horizonte más dinámico y específico en el ámbito del saber.

      Por otro lado, se percibe con urgencia la necesidad de anclar la formación de las personas en unos valores fundamentales de referencia que puedan dar respuesta a las grandes inquietudes del corazón humano. El Instituto de Razón Abierta sostiene, como pilar fundamental de su propuesta, que todo esfuerzo intelectual del ser humano busca encontrar la verdad del mismo ser humano y del mundo que lo rodea. Esta verdad se resiste a quedar reducida al ámbito del conocimiento, en sentido estricto. Por el contrario, se abre a la necesidad de mejorar al propio ser humano, como individuo y como sociedad, y al mundo. En esta necesidad de encontrar la verdad y de alcanzar la felicidad —o el bien—, cada investigador y docente (cada persona) descubre la necesidad de partir desde la cuestión antropológica radical: ¿quién soy yo, que quiero buscar la verdad y quiero ser feliz? Y estas cuestiones provocan inmediatamente otra: ¿para qué busco y quiero la verdad y el bien?

      Sin embargo, estas cuestiones son amplísimas, muy generales. Han sido el foco de la reflexión filosófica a lo largo de la historia. Y su estudio parece, a priori, incompatible con las exigencias de profundización y especialización que se requieren de la universidad y la academia.

      Más allá de esta encrucijada epistemológica, nos encontramos con un conjunto de problemas acuciantes y amplios que no parecen poder resolverse desde una sola perspectiva científica. En efecto, junto con la exigencia de especialización, el mundo de hoy presenta la exigencia de la conectividad, de la comunicación —a todos los niveles—, de que en la solución de los grandes problemas de la humanidad y en la indagación de sus grandes misterios no se pierda la perspectiva ética: el cuidado del mundo, la protección de la igualdad y la dignidad de todos los miembros de la sociedad, la solidaridad, el respeto a todas las culturas y el desarrollo humano.

      El Instituto Razón Abierta apuesta por reconciliar las dos vías de la aparente encrucijada para resolver este último problema. Desde una perspectiva de razón ampliada, a partir de una reflexión rigurosa de las cuestiones fundamentales, parece posible ofrecer una respuesta en diálogo, integrando distintos saberes, respetando a la vez su legítima autonomía de método y de objeto. Y las oportunidades parecen infinitas: bien sea fomentando los saberes más generales, bien sea desde una articulación específica entre saberes vecinos o con ciencias o saberes más técnicos…, son todas posibilidades válidas para abordar problemas complejos desde distintas ramas del conocimiento, sin perder de vista las cuestiones fundamentales.

      Además de premiar proyectos de investigación y de docencia con estas características, el Instituto Razón Abierta organiza periódicamente un encuentro internacional con miras a promover y desarrollar este diálogo en acto entre distintas ciencias, saberes y técnicas.

      Este trabajo recoge el fruto del esfuerzo de los participantes del III Congreso Internacional Razón Abierta, que se celebró del 19 al 21 de septiembre de 2019, en la sede del campus de la Universidad Francisco de Vitoria, en Pozuelo de Alarcón (Madrid).

      La experiencia no ha podido ser más positiva. Y, aunque queda aún mucho camino por recorrer, no está de más felicitar a todos los participantes por estar a la altura de las exigencias antes descritas. Una de las mayores riquezas de este recopilatorio se puede encontrar en la variedad de los temas, en la diversidad de las cuestiones planteadas y de las perspectivas abordadas. Así, por ejemplo, contamos con la aportación inestimable de S. Zamagni y su atención al problema de la economía y la justicia social con su trabajo «Desigualdad estructural en la época de la revolución digital»; la interesante propuesta de arquitectura de F. Samarán «¿Un templo para quién en honor a qué deidad?»; el trabajo de las psicólogas A. Osuna y R. de Jesús «El necesario diálogo de la psicología con la neurociencia y con la filosofía en la comprensión de la empatía», o el admirable ejercicio docente de F. Caballero, C. García y S. Álvarez «Ciencia cuestionada: un estudio piloto de preguntas de fondo planteadas en las asignaturas de Bioestadística y Fisiología llevadas al aula», por poner algunos ejemplos.

      En estos dos volúmenes conviven perspectivas clínicas con ideas estéticas, proyectos de pedagogía y análisis de nuevos métodos en la investigación de biotecnología, psicología o jurisprudencia. Lo que hace posible que toda esta riqueza de saberes abracen un criterio de unidad es el ideal sapiencial de una razón ampliada. Todos los investigadores y docentes, grandes profesionales que se han dado cita en este encuentro, se han visto interpelados por la necesidad de superar los límites relativistas y reduccionistas que nacen de la pretensión de que una sola ciencia, o un saber concreto, se basta por sí misma para dar respuesta a todos los problemas o incluso para dar sentido a la realidad que tiene por objeto.

      Los trabajos se dividen en dos grandes categorías: las ponencias de los invitados al congreso y las comunicaciones presentadas. En el primer grupo, contamos con la profesora Aurora Bernal, de la Universidad de Navarra, que en su intervención defendió la necesidad de trasladar al aula el diálogo fundamental entre las neurociencias y el ser humano en clave antropológica y de crecimiento personal.

      El profesor Javier Sánchez-Cañizares, también de la Universidad de Navarra, ganador de la segunda convocatoria de los premios, intervino para presentar los problemas y los peligros de las neurociencias cuando se cierran ante una consideración más amplia de lo humano, sin atender a las diferencias entre natural y artificial, sin considerar la peculiaridad de la existencia humana frente al resto

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