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en el intercambio y el debate, indispensable para la tarea académica. Muchas de las cuestiones planteadas en este libro fueron discutidas en estos ámbitos, por eso les debo un especial agradecimiento a Silvia Dolinko, Marta Penhos y Verónica Tell por sus agudos comentarios y por los proyectos e intereses compartidos. Gracias también a los profesores, colegas y amigos con los que compartí clases, seminarios de doctorado, congresos, cátedras y proyectos curatoriales, cuyo estímulo, apoyo y compañía continúan siendo invalorables: Juan Albin, Nora Altrudi, Paola Ambrosio Lázaro, Javier Basile, Pablo Bercovich, José Emilio Burucúa, Agustín Diez Fischer, Déborah Dorotinsky, María José Esparza Liberal, Mónica Farkas, Pablo Fasce, Fabricio Forastelli, Carla García, María Amalia García, Marcela Gené, Andrea Gergich, Georgina Gluzman, Matilde Llambí Campbell, Mariana Marchesi, Fabio Massolo, Mariela Monsalve, Milagros Noblía, Emanuel Pan, Ana Schwartzman, Gabriela Siracusano, Sebastián Vidal Mackinson, Hiram Villalobos y Patricia Zaietz.

      Debo mi gratitud a quienes amablemente me asistieron y me ayudaron con las búsquedas en las bibliotecas, museos y archivos que he consultado, sobre todo de aquellos donde pasé largas jornadas: Fundación Espigas, Biblioteca de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA), Museo Nacional de Bellas Artes, Museo de Artes Plásticas Eduar­­do Sívori y Biblioteca de la Sociedad Central de Arquitectos. Gracias por su disposición y gentileza al atender mis listas interminables de pedidos de material. Debo mencionar especialmente a Víctor Fernández, director del Museo de Bellas Artes de La Boca Benito Quinquela Martin, que estuvo en el inicio de este camino. En mi paso por las áreas de investigación y educación del museo fue donde aparecieron los primeros interrogantes planteados en este libro.

      La posibilidad de participar en el programa “Unfolding Art History in Latin America” de la Getty Foundation entre 2012 y 2014 significó la proyección de este trabajo hacia nuevas direcciones, al poder discutir los avances de mi investigación con colegas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y México. Agradezco a todos los profesores y compañeros con quienes a lo largo de casi tres años compartimos largas jornadas de trabajo y de clase, pero también charlas, viajes y divertidos momentos de relax inolvidables. En particular agradezco a Ninel Valderrama, amiga entrañable que conocí durante este proyecto, por estar siempre cerca a pesar de la distancia.

      Gracias al hermoso grupo humano que conforma Ediciones Ampersand, especialmente a Ana Mosqueda, Diego Erlan y Victoria Britos por su apoyo y confianza para convertir en realidad este libro.

      Quiero expresar mi infinita gratitud a mis queridos amigos y colegas María Filip y Juan Cruz Andrada por el apoyo, por celebrar mis alegrías y entender mis momentos de incertidumbre, por los proyectos compartidos, los consejos y las críticas constructivas. Gracias a ambos por los hermosos momentos que pasaron y por los que sin dudas estarán por venir.

      Por último, pero no por ello menos importante, quiero agradecer a mi familia y en especial a mi madre, Eugenia Cincioni, por ayudarme y acompañarme siempre en todo lo que me propongo. Durante este proceso fue un soporte fundamental con sus lecturas inteligentes y las correcciones certeras de todos mis escritos; por haberme dado fuerzas y haberme motivado para seguir. Decir gracias no es suficiente por su amor, por su generosidad y por ser un ejemplo de vida para mí.

      Finalmente, gracias a Pablo Fernández Kruk por haberme alentado, por haberme entendido y por haber soportado mis nervios con buen humor durante los tiempos de trabajo de sol a sol; pero, sobre todo, le agradezco su amor incondicional y su tierna compañía, que llenan mi vida de felicidad.

      A todos, nuevamente, mi infinita gratitud y reconocimiento.

      Buenos Aires, diciembre 2019

      El escenario contemporáneo de imágenes que nos envuelve en forma cotidiana provoca una fundada confusión. El creciente desarrollo de las tecnologías de circulación de información y entretenimiento que se suman a los canales tradicionales de comunicación visual demanda una mirada atenta e invita a una decodificación incesante. La colección Caleidoscópica ofrece aquí un título más en este conjunto que aspira a una comprensión de las imágenes en sus sentidos variables, y que pretende hacer un aporte a la compleja operación de alfabetización visual, si es que existe tal posibilidad. En este marco, este libro indaga laboriosamente en las cuestiones teóricas e históricas acerca del estatuto de la imagen, las representaciones y sus relaciones con lo social.

      Un horizonte vertical. Paisaje urbano de Buenos Aires (1910-1936) propone una exhaustiva exploración sobre las representaciones del entorno y del espacio habitable de la ciudad de Buenos Aires en un análisis que cruza una multiplicidad de imágenes e historias, paisajes urbanos, planos y proyectos urbanísticos. El período comprendido abarca desde la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo hasta la del cuarto centenario de la primera fundación de la ciudad, momento de grandes transformaciones materiales en el tejido urbano de Buenos Aires. En su libro, Catalina Fara sugiere, en el marco de los estudios visuales, un intercambio fluido entre las representaciones y los discursos políticos, literarios y proyectuales.

      Este marco conceptual, en estrecha vinculación con la historia del arte, presenta una maleabilidad que lo habilita a los diálogos transdisciplinares. En el caso de este libro, las herramientas teóricas utilizadas para abordar el espacio natural y cultural del paisaje urbano y los modos en que el mismo es practicado, representado, conceptualizado y cartografiado son las de la historia de la arquitectura y las de la geografía. Estos entrecruzamientos constituyen una de las mayores riquezas de este volumen. La autora enfoca pues una narrativa que analiza tanto la urbanística, el espacio habitable y su desarrollo como sus representaciones pictóricas, fotográficas y literarias, junto con los poderes económicos y las políticas que impulsaron los desarrollos urbanos.

      Catalina Fara interroga los discursos y las imágenes que construyeron la representación de Buenos Aires y se pregunta así por los modos en que imágenes y palabras se interpelan mutuamente y se vinculan con el espacio habitado. Tales preguntas remiten a problemas teóricos que involucran en especial la cuestión de si los discursos pueden plasmarse visualmente y, a su vez, si hay un sentido textual que las imágenes producen. Por otro lado, el libro aborda las relaciones entre imágenes en diversos registros y soportes, y los modos diferentes que tienen de significar según el canal de comunicación al que pertenezcan.

      Entonces, ¿cuál es el sentido que puede reconocerse en el imaginario de Buenos Aires entre los años 1910 y 1936? La respuesta se vincula con la idea de que en Buenos Aires operó una transformación de ciudad moderna que representó a la nación como metrópolis cosmopolita de carácter universal. La idea dominante es el rumbo de progreso y la noción de ciudad latinoamericana que soñaba con ser europea.

      Estos sentidos, sin embargo, no se produjeron en el período señalado sin tensiones o inestabilidades. Asociadas a las políticas hegemónicas se exhiben también los fracasos, los descuidos de tales aspiraciones o los movimientos que traccionaban las apropiaciones de los usuarios, así como las tradiciones que se defendían de los avances de la modernidad. Estos constituyen algunos de los elementos que conforman los sentidos de lo que se transita y habita.

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