Скачать книгу

      11.«Sigo fastidiado pensando en la cretinada de esa revista, que publicó que usted y yo habíamos estado celebrando “entrevistas”. Escribí a la directora [Victoria Kent] y le dije (luego también por teléfono) lo que era el caso. La contestación, o disculpa, fue deliciosa: que creían que usted estaba en los EE.UU. Y yo repliqué que, aunque así hubiera sido, no era ese motivo para publicar lo que no es verdad. Además, sin saber quién es usted, o por dónde anda, o en dónde publica una revista como la suya, tan conocida, ¿cómo se atreven a dar una noticia tan idiota? Y la conducta del tipo, que, bajo cobertura del anónimo, dice una mal intencionada mentira, ya está juzgado. Porque ese, sea quien fuere, sí sabe en dónde está usted. La revista va a rectificar, por supuesto» (carta de Américo Castro a Camilo José Cela [Toronto, 4 de diciembre de 1957], en Camilo José Cela, Correspondencia con el exilio, pp. 194-195).

      12.A este respecto, Francisco Márquez Villanueva declaró en una entrevista: «[…] yo logré echar mano de un ejemplar de España en su historia del año cuarenta y ocho, lo cual no era nada fácil porque en España en ese momento estaba controlada la importación de libros y este, desde el primer momento, estuvo rodeado de una especie de semiprohibición respecto a su difusión. El libro no se podía anunciar de ninguna de las maneras ni poner en un escaparate; podía estar en la trastienda y cuando alguien lo pedía, existía la posibilidad de que se le vendiera uno de los poquísimos ejemplares que habían traído. Al mismo tiempo, cada volumen venía acompañado de una ficha para rellenar con los datos personales del comprador, que se pasaba a la policía. Así estaba de controlada y así estaba, ya digo, absolutamente de proscrita la obra de Américo Castro en España en esos momentos. […] La inquina del Régimen contra Castro era absolutamente increíble. Por ejemplo, las ediciones de Américo Castro de El burlador de Sevilla que había hecho Espasa-Calpe se vendían con el nombre de Américo Castro tapado con una barra negra que lo ocultaba. No es porque tuviera manifestaciones en contra del Régimen, sino porque el nombre de Américo Castro, al ser identificado con la política cultural de la República, se había vuelto un nombre inmencionable. Decir el nombre de Castro eran ganas de crearse problemas» (Francisco Peña, «Francisco Márquez Villanueva y el legado de Américo Castro», en Encrucijada de culturas: Alfonso X y su tiempo. Homenaje a Francisco Márquez Villanueva, ed. Emilio González Ferrín, Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, Sevilla, 2014, pp. 31-68 [pp. 38-39]).

      13.El 27 de enero de 1959, por ejemplo, Camilo José Cela le dice a Américo Castro: «Y sus timoratos enemigos —nuestros ridículos y blandengues soldados del Opus Dei, cabeza visible de la oposición a la inteligencia— se la dan a usted [la razón], sin reservas, con su actitud». En su respuesta (4 de febrero de 1959), Castro le escribe: «Gracias por sus observaciones sobre Santiago. ¿Pero no es curioso que ni en Galicia haya salido una línea? A no ser que hayan publicado cosas que no quieren comunicarme. Sé de una en la revista del Opus que no he visto. Creo que es del Ors junior. ¿No me podrían ustedes procurar ese número? Solo por curiosidad de ver por dónde van los embustes», Camilo José Cela, Correspondencia con el exilio, p. 238. A Marcel Bataillon (21 de diciembre de 1965) le dirá: «Quite usted lo de los diarios, pero tenga en cuenta que los insultos que me han dirigido el Opus Dei —vía el hijo de Ors—, o el padre Ziegler, de Washington, o el tipo de B[uenos] A[ires], etc., no se fundaban en ninguna recherche scientifique, sino en pura bellaquería religiosa» (Américo Castro y Marcel Bataillon, Epistolario, p. 297). Véase también cartas VII (17 de septiembre de 1967) y XVI (18 de marzo de 1968).

      14.Carta de Américo Castro a Jorge Guillén (23 de mayo de 1971), en Jorge Guillén-Américo Castro, Correspondencia (1924-1972), p. 289.

      15.Santiago López-Ríos, «Und das Leben ist sicherlich grösser als die Philologie: Américo Castro y Francisco Giner de los Ríos (1906-1911)»: Romance Philology, 68.2 (Fall 2014), pp. 1-22.

      16.Andrés Amorós, «Fundamentos de La realidad histórica de España», en Homenaje a Américo Castro, ed. José Jesús Bustos Tovar y Joseph H. Silverman, Universidad Complutense, Madrid, 1987, pp. 35-39 (p. 38).

      17.Américo Castro, «Sobre el no querer entender nuestra historia»: Ínsula. Revista de Letras y Ciencias Humanas, 247 (1967), pp. 1, 12-13 (p. 12).

      18.José Jiménez Lozano, «Dos catolicismos diferentes»: Destino, 14 de enero de 1967. Cf. apéndice de esta edición. «Personas que no conozco se adhieren en el ABC (una señora hace poco), en Destino (Barcelona), y en otros lugares» (carta de Américo Castro a Marcel Bataillon [La Jolla, 4 de abril de 1967], en Américo Castro y Marcel Bataillon, Epistolario, p. 339).

      19.Carta de Jorge Guillén a Américo Castro (26 de mayo de 1967), en Jorge Guillén y Américo Castro, Correspondencia (1924-1972), p. 271. Meditación española sobre la libertad religiosa de José Jiménez Lozano se había publicado en la editorial barcelonesa Destino en noviembre de 1966. Agotado desde hace años, este título de Jiménez Lozano volverá a imprimirse en breve en Ediciones Encuentro (Madrid), con prólogo de Javier Prades López.

      20.Hay también comentarios elogiosos de Castro sobre Jiménez Lozano en las cartas del primero a Bataillon y Guillén, cuando ya había conocido en persona al periodista de El Norte de Castilla: «En algunos sectores comienza a reaccionar algún que otro escritor honrado. Jiménez Lozano ha publicado un libro (Meditación española sobre la libertad religiosa, con nihil obstat y todo) inspirado abiertamente en mis libros» (carta de Américo Castro a Marcel Bataillon [Madrid, 21 de septiembre de 1967], en Américo Castro y Marcel Bataillon, Epistolario [1923-1972], p. 351). Muy elocuente también es lo que le escribe al autor de Cántico: «De ahí mi afectuosa admiración hacia quienes como José Lozano, o Garagorri —a quienes no conocía— se jueguen el tipo y den la cara por la dolorosa verdad de los españoles» (carta de Américo Castro a Jorge Guillén [La Jolla, 17 de noviembre de 1967] en Américo Castro y Jorge Guillén, Correspondencia [1924-1972], p. 274).

      21.José Jiménez Lozano, Meditación española sobre la libertad religiosa, p. 11.

      22.Se trata de una recopilación de los artículos que Jiménez Lozano publicaba periódicamente en El Norte de Castilla desde 1959.

      23.Para el desarrollo de este tema en la obra periodística del escritor, son imprescindibles las aportaciones de María Merino Bobillo y especialmente su monografía Palabras que apuntan lejos. La obra en prensa de José Jiménez Lozano, Fragua, Madrid, 2011. También Francisco Javier Higuero ha considerado el tema de la libertad en estos primeros escritos en «La problemática de la libertad en Retratos y soledades de José Jiménez Lozano»: Anthropos, 25 (1983), pp. 71-79.

      24.Joseba Louzao Villar, «Un intelectual cristiano ante el concilio Vaticano II: José Jiménez Lozano», en Política e intelectuales en la España del siglo XX, ed. Antonio Manuel Moral Roncal y Antonio Cañellas Mas, Universidad de Alcalá-Servicio de Publicaciones, Alcalá de Henares, 2017, p. 206: «“Cartas de un cristiano impaciente” es un título que salía del epistolario de Charles Péguy, quien en una carta se definía de tal guisa».

       Скачать книгу