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DEL ENFRENTAMIENTO

      Una de las razones que provoque una insuficiente intervención de un jugador, provoca un bajo nivel de rendimiento en el jugador, puede ser por errores en la técnica del enfrentamiento. La consecuencia puede ser que un movimiento mal ejecutado provoque una lesión. El recuerdo desagradable, unido a esta experiencia, hará que el jugador, en una situación parecida no tenga suficiente coraje para entregarse a fondo en la lucha.

      Importantes signos de fatiga impiden el predominio de la voluntad. Cuando las cualidades psíquicas y físicas del jugador disminuyen, vemos que se resigna mucho más deprisa. Entonces, no es capaz de oponerse por completo al adversario. A medida que los signos de fatiga aparecen, el riesgo de lesiones aumenta.

      El miedo a lesionarse o a fracasar en el enfrentamiento induce también a un menor desafío. Si el jugador no consigue vencer esta angustia y si no recibe el apoyo indispensable de su entrenador, sentirá en sí mismo un cierto rechazo. Este sentimiento de angustia puede, llegado este punto, inhibir al jugador que cometerá cada vez más faltas en sus jugadas técnicas y tácticas ya que la coordinación motora se verá perjudicada. Cuando esta situación se repite con frecuencia, repercutirá en sus intervenciones e implicará mayor riesgo.

      La poca confianza en él mismo, también puede ser un freno para el rendimiento del jugador. Si éste no cree en sus posibilidades y si tiene miedo de sus responsabilidades, sobreestimará el valor del contrincante y, en consecuencia, no sabrá adaptarse a circunstancias inhabituales.

      Antes que nada, es necesario que el jugador se dé cuenta que no es posible participar en un enfrentamiento sin una intervención agresiva.

      Esta dureza y esta agresividad, sólo pueden aprenderse y practicarse durante el entrenamiento. Cuando el jugador no está acostumbrado a realizar partidos durante el entrenamiento y, además, no se siente guiado en este aspecto, no puede esperarse que presente un espíritu de lucha en sus acciones.

      Mientras aprendemos la dureza en el enfrentamiento, es necesario proceder con una metodología eficaz. Al principio, se realizarán ejercicios fáciles que, más adelante, se irán complicando. A los ejercicios por parejas seguirán los juegos y partidos (ya que marca reducido en nº de jugadores y menos espacio) reducidos, antes de pasar a las formas más elevadas de los juegos de entrenamiento, la que exigirá del jugador todo lo que se le exige en el partido. En cualquier caso, el partido no puede ser substituido por entrenamientos.

      Sólo conseguiremos un buen resultado si controlamos regularmente la evolución. En el proceso de entrenamiento, debemos animar y estimular, será de gran ayuda para el aprendizaje las técnicas de interceptación del balón. Por una parte, el jugador temerá menos el contacto; por otra, ganará confianza en sí mismo. Para el desarrollo del partido, es absolutamente necesario tener una gran disciplina para ser capaz de guiarse sin problemas. El mismo juego, el respeto del reglamento, la aceptación de las decisiones del árbitro, exigen mucha autodisciplina. Ésta es necesaria si el jugador quiere aprender a dominar las eventuales manifestaciones de sus sentimientos que pueden producirse en el transcurso del partido o durante el enfrentamiento.

      El éxito es muy importante para progresar en el comportamiento del jugador en el partido. Los éxitos contribuyen a fortalecer la confianza en él mismo, aumentar las intervenciones y los riesgos y conseguir mejores resultados. El fracaso no debe provocar siempre consecuencias negativas. Gracias al apoyo del entrenador, los fracasos pueden también ser utilizado para mejorar las intervenciones, los riesgos y la agresividad. Si un jugador pierde la confianza en sí mismo, verá cómo disminuye su rendimiento. La confianza se puede perder muy fácilmente, pero recuperarla no es tan fácil.

      1. Lucha - Empujar al adversario con el hombro: de pie (fig. 1a); en caída facial (fig. 1a); a cuatro patas (fig. 1c).

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      2. Empujarse de lado con el hombro: saltando sobre una pierna (lucha de gallos) (fig. 2a); agachado (fig. 2b); de rodillas (fig. 2c).

      3. Empujarse con la espalda: de pie (fig. 3a); sentado (fig. 3b).

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      4. Empujarse con las piernas: sentado, con las dos piernas (fig. 4a); en caída dorsal, con una pierna (fig. 4b).

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      5. Lucha - Empujarse con las manos: de pie, con las dos manos (fig. 5a); de pie, con una mano (fig. 5b); de rodillas, con las dos manos (fig. 5c).

      6. Empujarse agarrándose por los hombros: de pie (fig. 6a); agachado (fig. 6b); sentado (fig. 6c).

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      7. Lucha - Traccionar con las dos manos: de pie (fig. 7a); agachado (fig. 7b); de rodillas (fig. 7c).

      8. - Lucha - Traccionar con una mano: de pie (fig. 8a); de rodillas (fig. 8b); en tumbados en el suelo (fig. 8c).

      9. Lucha - Traccionar por la nuca: de pie, con una mano ( Скачать книгу