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en situaciones de balón parado y esquemas tácticos).

      De lo expuesto anteriormente cabe resaltar el raciocinio de base del juego del fútbol: se ataca la portería contraria cuando se tiene la posesión del balón, defendiéndose atacando el balón con el objetivo de recuperarlo. Por esto se observa una expresión colectiva en el proceso y el método ofensivo y otra en el proceso y en el método defensivo. En otras palabras: todos los jugadores atacan y todos los jugadores defienden. De esta reflexión resulta evidente que los equipos deben establecer un conjunto de relaciones e interrelaciones que permitan resolver todos los contextos situacionales del juego con pleno sentido de equipo. De hecho, la funcionalidad del equipo no se puede concretar en la yuxtaposición de las acciones individuales, sino en el ajuste de los diferentes comportamientos técnico-tácticos de los jugadores en función de las contingencias y del desarrollo de las situaciones del juego en una complementaridad coherente y dinámica. Esto por sí solo determina, consecuentemente, la exigencia de la participación de todos los jugadores en la solución de todas las situaciones de juego, creándose así una fuerte mentalidad y dimensión colectivas. Concluyendo, los niveles de todos los métodos de juego son una resultante del dualismo establecido por las fases ofensivas y defensivas del juego del fútbol, las cuales evidencian, naturalmente, dos vertientes fundamentales de análisis: los métodos del juego ofensivo y los del juego defensivo.

      Los métodos de juego ofensivo buscan una coordinación eficaz de las acciones de los jugadores que constituyen el equipo para crear las condiciones más favorables para concretar los objetivos del ataque en consonancia con los del juego (el gol). Para alcanzar este objetivo, los métodos de juego ofensivo buscan, dentro de un marco de posibilidades, los siguientes aspectos:

      1. Provocar una continua inestabilidad en la organización del método de juego defensivo del adversario.

      2. Aplicar un ritmo más o menos elevado, incompatible con las acciones coordinadas de los adversarios con el objetivo de desorganizarles.

      3. Utilizar constantes desplazamientos en profundidad y amplitud para aumentar el número de líneas de pase y naturalmente las acciones tácticas en términos de apoyo, progresión y ruptura de la organización defensiva del adversario. Bajo estas circunstancias, se dificultan las acciones de marcaje que se traducen en la presencia física de defensas sobre el atacante con la intención de neutralizarle.

      4. Dirigir, siempre que sea posible, las acciones técnico-tácticas individuales y colectivas hacia la portería adversaria o hacia espacios vitales del terreno de juego. Esta condición ubica a los defensas adversarios bajo una fuerte presión de carácter táctico y psicológico.

      5. Ejecutar circulaciones tácticas, que representan formas superiores de coordinación de la participación consciente de los jugadores y de sus acciones de carácter individual o colectivo con la intención de elevar las tasas de éxito, especialmente en las fases de creación de situaciones de finalización y de remate a la portería.

      6. Simplificar el proceso ofensivo a través del recurso de un reducido número de jugadores que intervienen directamente sobre el balón ejecutando comportamientos técnico-tácticos por el lado donde hay riesgo, lo que determina un aumento de la capacidad de iniciativa, improvisación y creatividad de los jugadores.

      7. Aprovechar el desequilibrio momentáneo de carácter mental (actitud), motor (comportamiento) y de la organización espacial del equipo que estaba atacando, que tiene que pasar a defender.

      MÉTODOS DE JUEGO OFENSIVO

      Se pueden establecer tres formas básicas a través de las cuales se expresan los diferentes métodos de juego ofensivo: el contraataque, el ataque rápido y el ataque posicional.

      • El contraataque

       Caracterización

      Esta forma de organización ofensiva se caracteriza por los siguientes aspectos:

      1. Rápida transición de las actitudes y de los comportamientos técnico-tácticos individuales y colectivos de la fase defensiva a la ofensiva inmediatamente después de la recuperación del balón.

      2. Elevada velocidad de transición de la zona del campo donde se tuvo la recuperación del balón a las zonas predominantes de finalización, disminuyendo de esta forma el tiempo de la fase de desarrollo del proceso ofensivo.

      3. Máxima (la más elevada) cadencia-ritmo de circulación del balón y de los jugadores.

      4. Simplicidad del proceso ofensivo implicando a un reducido número de jugadores para que intervengan directamente sobre el balón ejecutando comportamientos técnico-tácticos fundamentalmente hacia el lado donde hay riesgo.

      5. Ejecución de respuestas técnico-tácticas en condiciones favorables en términos de tiempo y espacio cuya dirección tiene como objetivo la portería adversaria.

      6. Impedimento dirigido al equipo adversario debido a la velocidad de este método ofensivo, pues no dispone del tiempo necesario para poder evolucionar hacia una organización más estable y cohesionada en su método defensivo.

      7. Obligación al aplicar los métodos defensivos de que los jugadores se posicionen y concentren muy cerca de su gran área. Este hecho provoca en el equipo adversario, cuando está en el proceso ofensivo, una falsa sensación de dominio del juego que lleva a los jugadores a «subir» en el terreno para cubrir el desequilibrio existente y reclutar un mayor número de jugadores para cumplir el objetivo del ataque. A consecuencia de esta acción, se crean grandes espacios de juego entre la última línea defensiva y la portería que deberán ser posteriormente utilizados para la aplicación eficaz del método ofensivo en cuestión.

       Aspectos favorables

      Los aspectos favorables del contraataque son los siguientes:

      1. Crea sucesivamente condiciones de inestabilidad del proceso defensivo adversario debido a la rápida transición de las actitudes y los comportamientos de la fase defensiva a la ofensiva y a la elevada velocidad de transición desde la zona de recuperación de la posesión del balón hacia las zonas predominantes de finalización, buscando no proporcionar al equipo adversario el tiempo necesario para establecer una organización suficiente para contrarrestar las acciones e interacciones de los atacantes.

      2. Transmite al equipo adversario, cuando se utiliza eficazmente, un elevado nivel de inseguridad. Por ello, desde hace algún tiempo se observa que un solo atacante «tiene» la atención de dos o más adversarios que, consecuentemente, no podrán integrarse en el proceso ofensivo de su equipo.

      3. Provoca un elevado desgaste técnico-táctico, físico y principalmente psicológico a los adversarios, cuya función táctica es marcar a los atacantes que realizan y soportan fundamentalmente este método ofensivo.

      4. Aumenta las dificultades de marcaje de los atacantes, pues la mayoría de los desplazamientos en este método ofensivo se ejecutan de atrás adelante en la línea del balón, lo que vuelve las situaciones más delicadas en términos defensivos.

      5. Eleva la capacidad de iniciativa, improvisación y creatividad de los jugadores, quienes, debido a su gran libertad de dirección, pueden explorar ampliamente todas sus capacidades individuales.

      6. Dispone de condiciones favorables en términos espaciales. La creación y utilización eficaz de estos espacios lleva

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