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El dispositivo del Hospital de Día en Adicciones. Alberto Trimboli
Читать онлайн.Название El dispositivo del Hospital de Día en Adicciones
Год выпуска 0
isbn 9789875387843
Автор произведения Alberto Trimboli
Жанр Документальная литература
Серия Conjunciones
Издательство Bookwire
Como lo señala Alberto Trimboli en el primer capítulo –donde historiza y fundamenta la experiencia– al instalar este dispositivo en un Hospital General se conmovía al hospital en su fuerte pregnancia biomédica, tensionándolo como “institución médica” para promoverlo como “institución de salud” en un enfoque interdisciplinario. Eso tendría efectos en el interior del hospital, como lo ejemplifica el capítulo referente al Taller de Fútbol intrahospitalario, sobre lo que volveremos luego, o los dispositivos trasversales que comienzan a romper barreras entre la atención a los pacientes tradicionalmente psiquiátricos y los que tienen consumos adictivos.
Pero también, en esta experiencia y como lo señala el autor, era necesario romper con muchos imaginarios que devenían de la estigmatización. El primero era el que es construido y a su vez construye como modelo hegemónico de atención a las “adicciones” a las llamadas “comunidades terapéuticas” donde se propone la cura por medio de internaciones muy prolongadas en un tipo de establecimiento que no tiene exactamente los requisitos de una institución de salud, constituyendo un modelo que, al decir de Alberto Trimboli, “prevalecía sobre otras alternativas y funcionaba como una barrera infranqueable para la incorporación de tratamientos con fundamentos clínicos y éticos en dispositivos con base en la comunidad”.
Dentro de tales comunidades terapéuticas hay algunas que incluso han terminado en procesos judiciales por muerte de internados y donde, en algunos casos, la ausencia de controles adecuados favorece situaciones de franca violación de derechos (Galfré, 2017). Hay una tradición de estudios sobre este tipo de instituciones que algunos autores consideran dispositivos privilegiados de “(des)-construcción de subjetividad” (Garbi, 2013).
Sucede que hay dos enfoques genéricos del abordaje de las adicciones que forman parte de alineamientos políticos más amplios y que se concretan en las prácticas. Uno de ellos es el enfoque de la penalización-criminalización, que irradia a un imaginario de culpabilización y peligrosidad de la persona que tiene consumos adictivos e incluye un componente de descalificación moral que suele infiltrarse peligrosamente en los diagnósticos y en las terapéuticas. El otro, más ligado a las políticas de reducción de riesgos y daños, coloca los consumos adictivos en el terreno de las problemáticas de salud, en el marco de políticas con enfoque de derechos. El desafío para este último, que esta experiencia aborda innovadoramente, es generar y promover las formas de asistencia y cuidado correspondientes e ir desmantelando las que se fundamentan en el paradigma penalizante. A su vez, Alberto Trimboli señala que la respuesta que se limita a programas socioculturales, que también existe, deja vacante el punto de vista sanitario y el abordaje clínico. Es sobre esa intersección entre lo clínico y las actividades vitales que se estructura el texto en partes y capítulos.
La segunda parte está dedicada a los Espacios terapéuticos. Comienza con el proceso de admisión que, según el Grupo de Trabajo en Adicciones, es el ámbito donde se va construyendo el inicio de tratamiento, más que una puerta de exclusión selectiva. Particularmente porque, con este tipo de problemas, la “baja adhesión al tratamiento” que se endilga a los pacientes suele ser la punta visible de una serie de procesos de exclusión por parte de los espacios de asistencia. Los recursos iniciales son las entrevistas individuales y el grupo de admisión, a los que se fundamenta cuidadosamente; la derivación al Hospital de Día es una de las opciones dentro de la oferta terapéutica. La misma precisión, que es claramente producto de una larga experiencia, aparece en los dos capítulos siguientes que son sobre las psicoterapias grupales y los grupos multifamiliares. En ambos casos, estos valiosos recursos terapéuticos –que además tienen una fuerte tradición en la Argentina– son detallados, fundamentados y ejemplificados.
La tercera parte del libro está dedicada a los talleres terapéuticos del Hospital de Día. Comienza con un capítulo en el que se presenta la trama de los talleres que, al decir de su autora, “funcionan como una bisagra entre lo clínico y lo cultural” y también como espacios de vivencias compartidas, disparadores de situaciones, escenarios de exploración en “un espacio acotado, sostenido y cuidado que favorece y posibilita reconocerse en relación a los propios deseos”. Agregaría que, al entrar en la experiencia de los talleres, se percibe en ellos algo que suele ser muy ajeno a la atención médica y especialmente a esta problemática: la alegría.
Todas las experiencias de talleres que se exponen en los capítulos siguientes establecen un enlace entre el adentro y el afuera de la institución hospitalaria de distintas maneras. La excepción es el Taller de Estimulación cognitiva, que se dirige reparatoriamente a recuperar funciones que hayan podido ser disminuidas por el consumo de sustancias psicoactivas, basándose en el concepto de neuroplasticidad. Al leer su funcionamiento, no pude dejar de pensar que este mismo taller debería ofrecerse a las personas con tratamientos psiquiátrico- farmacológicos prolongados, que también producen algunas dificultades cognitivas, pese a tratarse de drogas legales.
El Taller de Fotografía, con más de siete años de experiencia, ha logrado salir del hospital para exponer en espacios de la comunidad ese trabajo que, a su vez, cada uno produjo a partir de un proyecto, con una cámara que “posibilita una mirada del mundo distinta”.
El Taller de Video se presenta como un espacio donde se trabaja a partir de situaciones cotidianas escenificadas con improvisaciones, para luego planificar grupalmente un producto que durante el proceso ha permitido compartir los “modos de hacer”, pero que también se espera que sirva a otros, por lo que trasciende la barrera de lo institucional.
El Taller de Entrenamiento en habilidades sociales se nutre de un referencial teórico específico de tipo conductual en el que se fundamenta la actividad. El proyecto inicial ha tenido modificaciones a partir de la experiencia, dado que la práctica lo llevó a ampliar las herramientas y habilidades desarrolladas en el programa original. Se trabaja en sesiones semanales, grupales, de tres horas. También, en este dispositivo, los profesionales evalúan que lo trabajado grupalmente se transfiere al contexto vital natural de los pacientes.
A continuación, sigue la cuarta parte del libro, que se destina a un tema fundamental: los dispositivos transversales. Se trata de esas prácticas en las que se rompe la barrera que podría encapsular el trabajo con “adictos” para establecer co-tareas con otras áreas del hospital.
El primer texto de este módulo es el de la intervención del Trabajo Social y es absolutamente valorable que se inicie planteando cómo el problema de estos consumos adictivos y las intervenciones que se realizan en el contexto hospitalario los lleva reflexivamente a revisar la propia práctica profesional y el lugar del Trabajo Social en el ámbito hospitalario. Específicamente, en lo relativo al trabajo que se lleva a cabo con personas con consumos problemáticos, se señala que la práctica varía según el modelo de atención en que se enmarque: el abstencionista o el de reducción de riesgos y daños. A partir de allí, se explicitan las actividades y tareas del taller, tanto en cuanto a pacientes internados como ambulatorios, y lo específico de su accionar en relación a personas con esta problemática específica, resaltando la necesidad de una perspectiva intersectorial e interdisciplinaria.
El capítulo sobre el Taller de Fútbol ejemplifica muy bien el desafío que representa para la institución hospitalaria el cuerpo vivo, el cuerpo en movimiento, donde desde el logro del apto físico hasta las barreras burocrático-administrativas funcionan como un analizador de la medida en que lo hospitalario prioriza lo tradicional médico curativo objetivando al sujeto e inmovilizando los cuerpos.
El siguiente capítulo resulta indispensable: se trata de un trabajo sobre grupo terapéutico para pacientes “duales”, como afirman los autores, “los más excluidos del sistema de salud”. Por eso, la simple presencia de un grupo con estas características, la decisión estratégica de su ubicación, el contacto entre pacientes ambulatorios e internados y la interpelación que produce a los encasillamientos, que mucho favorecen la estructura hospitalaria de funcionamiento, pero poco aportan a la resolución de la complejidad de estos problemas.
El texto que viene a continuación es “Entre la sala de internación y el Hospital de Día”. El hospital cuenta con una sala de internación para pacientes psiquiátricos y los autores conceptualizan alrededor de