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Sigmund Freud: Obras Completas. Sigmund Freud
Читать онлайн.Название Sigmund Freud: Obras Completas
Год выпуска 0
isbn 9789176377437
Автор произведения Sigmund Freud
Серия biblioteca iberica
Издательство Ingram
6. Por fin, también es interesante que, en el sueño, la consciencia suministre cualidad con la misma facilidad que en la vigilia. Esto demuestra que la consciencia no está retringida al yo, sino que puede agregarse a cualquier proceso y. Esto nos advierte contra una posible identificación de los procesos primarios con los procesos inconscientes. ¡He aquí dos consejos inapreciables para lo que ha de seguir!
Si al recordar un sueño interrogamos a la consciencia en cuanto a su contenido, comprobaremos que el significado de los sueños como realizaciones de deseos se halla encubierto por una serie de procesos y, todos los cuales volveremos a encontrar en las neurosis, siendo allí característico de la índole patológica de dichos trastornos.
~[21] LA CONSCIENCIA DEL SUEÑO~
NUESTRA consciencia de las ideas oníricas es, sobre todo, discontinua: no conscienciamos toda una cadena de asociaciones, sino sólo algunos de sus puntos, entre los cuales se encuentran eslabones intermedios inconscientes que podemos descubrir con facilidad una vez despiertos. Si nos detenemos a investigar las razones de estos «saltos», he aquí lo que encontramos. Supongamos
que A sea una idea onírica conscienciada que lleva a B; en lugar de B, empero. aparece C en la consciencia, simplemente porque se encuentra en la vía que conduce de B a otra catexis D, simultáneamente presente. Así, se produce una desviación debida a una catexis simultánea de otra especie, que, además, no es consciente. De tal modo, C ha tomado el lugar de B, aunque B concuerda mejor con la concatenación de ideas: es decir con la realización del deseo.
Por ejemplo, [sueño que] O. le ha hecho a Irma una inyección de propil [A]. Luego, veo muy vívidamente ante mí «trimetilamina» y alucino su fórmula [C]. El pensamiento simultáneamente presente es el de que la enfermedad de Irma es de índole sexual [D]. Entre este pensamiento y el del propil hay una asociación [B] acerca de una conversación sobre el quimismo sexual con W. Fl. [Wilhelm Fliess], en cuyo curso me llamó especialmente la atención hacia la trimetilamina. Esta última idea se consciencia, entonces, merced al impulso desde ambas direcciones . Es muy curioso que no se consciencie también el eslabón intermedio (quimismo sexual [B]), ni la idea desviadora índole sexual de la enfermedad [D]), cosa que necesita ser explicada. Podríase suponer que las catexis de B o de D no son, por sí solas, suficientemente intensas para imponer la alucinación retroactiva, mientras que C, estando catectizada desde aquellas dos [ideas] podría conseguirlo. Sin embargo, en el ejemplo que acabo de dar, D (la índole sexual de la enfermedad) era, por cierto, tan intensa como A (la inyección de propil), y el derivado de estas dos (la fórmula química [C]) era enormemente vívido.
El problema de los eslabones intermedios inconsciente rige también para el pensamiento vigil, en el que hechos similares aparecen a diario. Lo que sigue siendo característico del sueño, empero, es la facilidad del desplazamiento de cantidad (Qh), y con ello, la manera en que B es sustituída por una [idea] C, cuantitativamente superior.
Algo semejante ocurre, en general, con la realización de deseos en el sueño. No sucede, por ejemplo, que un deseo se torne consciente y que luego se alucine su realización, sólo esta última será consciente, mientras que el eslabón intermedio [el deseo] deberá ser inferido. No cabe duda de que ha sido saltado, sin tener oportunidad de elaborarse cualitativamente. Se comprende, sin embargo, que la catexis de la idea desiderativa nunca podrá ser más poderosa que el motivo que impele hacia ella. Así, el decurso psíquico en el sueño se lleva a cabo de acuerdo con la cantidad (Q); pero no es la cantidad (Q) la que decide qué habrá de ser conscienciado.
De los procesos oníricos quizá podamos deducir todavía que la consciencia se origina en el curso de un pasaje de cantidad (Qh); es decir, que no es despertada por una catexis constante. Además, bien podemos suponer que una intensa corriente de cantidad [Qh] no es favorable a la génesis de la consciencia, dado que la conscienciación aparece vinculada más bien con el resultado del movimiento [neuronas o sea en cierto modo, con una persistencia más bien estática de la catexis. Es difícil hallar el camino a las verdaderas condiciones determinantes de la consciencia entre estas determinaciones mutuamente contradictorias. Además. para lograrlo también tendremos que tener en cuenta las condiciones en las cuales emerge la consciencia en el proceso secundario.
La peculiaridad de la consciencia onírica. que acabamos de indicar. quizá se explique suponiendo que una corriente retroactiva de cantidad (Qh) hacia j es incompatible con una corriente más bien enérgica hacia las vías de asociación y. Los procesos conscientes de j, en cambio. parecen ser regidor por otras condiciones.
C) SEGUNDA PARTE
~PSICOPATOLOGÍA~
25-9-1895.
INTENTO primera parte de este Proyecto contiene todo lo que pude deducir, en cierto modo a priori, de su hipótesis básica. remodelándolo y corrigiéndolo de acuerdo con unas pocas experiencias objetivas. En esta segunda parte procuro determinar con mayor precisión este sistema erigido sobre dicha hipótesis básica, recurriendo para ello al análisis de ciertos procesos patológicos. En una tercera parte intentaré estructurar, fundándome en las dos anteriores, las características del suceder psíquico normal.
~PSICOPATOLOGÍA DE LA HISTERIA~
[1] La compulsión histérica
COMENZARÉ por ocuparme de algunos fenómenos que se encuentran en la histeria, sin ser necesariamente privativos de la misma.
A quienquiera que haya observado esta enfermedad le habrá llamado ante todo la atención el hecho de que los casos de histeria se encuentran sometidos a una compulsión ejercida por ideas hiperintensas . Así, por ejemplo, una idea puede surgir en la consciencia con una frecuencia particular, sin que lo justifique el curso de los hechos, o bien puede ocurrir que la activación de esta neurona sea acompañada por consecuencias psíquicas incomprensibles. La emergencia de la idea hiperintensa tiene resultados que, por una parte, no pueden ser suprimidos y, por la otra, no pueden ser comprendidos: desencadenamientos de afectos, inervaciones motrices, inhibiciones. El individuo no carece, en modo alguno, de endospección [insight] en cuanto al extraño carácter de la situación en que se encuentra preso.
Las ideas hiperintensas también ocurren normalmente, siendo ellas las que confieren al yo su carácter peculiar. No nos sorprenden cuando conocemos su desarrollo genético (educación, experiencia) y sus motivaciones. Estamos acostumbrados a ver en ellas el resultado de poderosos y razonables motivos. Las ideas hiperintensas histéricas, por el contrario, nos llaman la atención por su extravagancia: son representaciones que no producirían efecto alguno en otras personas y cuya importancia no atinamos a comprender. Nos parecen intrusas, usurpadoras y, en consecuencia, ridículas.
Por consiguientes, la compulsión histérica es: 1) incomprensible; 2) refractaria a toda elaboración intelectual; 3) incongruente en su estructura.
Existe una compulsión neurótica simple que puede ser confrontada con la histérica. Así, por ejemplo, supóngase que un hombre haya corrido peligro de muerte al caer de un coche y que desde entonces se sienta impedido de viajar en coche. Semejante compulsión es: 1) comprensible, pues conocemos su origen: 2) congruente, pues la asociación con el peligro justifica la vinculación del viajar en coche con el miedo. Tampoco esta compulsión es, sin embargo, susceptible de ser resuelta por elaboración intelectual 2). Mas dicha característica no puede ser considerada como absolutamente patológica, pues también nuestras ideas hiperintensas normales suelen ser insolubles por la reflexión. Estaríamos tentados de negar a la compulsión histérica todo carácter patológico, si la experiencia no nos demostrara que tal compulsión sólo persiste en una persona normal durante un breve espacio a partir de su causación, desintegrándose luego gradualmente. La persistencia de una compulsión es, pues, patológica y traduce una neurosis simple.
Ahora bien: nuestros análisis demuestran que una compulsión histérica queda resuelta en cuanto es explicada; es decir,