Скачать книгу

el hecho del dormir al conjunto de nuestra teoría. La precondición esencial del sueño es fácilmente reconocible en el niño. El niño duerme mientras no lo atormenta ninguna necesidad física o ningún estímulo exterior (por ejemplo, el hambre o las sensaciones de frío y humedad). Se duerme una vez que ha obtenido su satisfacción (en el pecho). Así, también el adulto se duerme con facilidad post coenam et coitum [después de la comida y del coito]. Por consiguiente, la condición previa del dormir es la caída de la carga endógena en el núcleo de y, que torna innecesaria la función secundaria. En el sueño, el individuo se encuentra en el estado ideal de inercia, libre de la acumulación de cantidad (Qh).

      En el estado de vigilia esta reserva se encuentra acumulada en el yo, y podemos admitir que es la descarga del yo la que condiciona y caracteriza el sueño. Con ello está dada, como se advierte al punto, la condición previa de los procesos psíquicos primarios.

      En el adulto no es seguro si el yo queda, al dormir, completamente libre de su carga. En todo caso, si embargo, retrae un sinnúmero de sus catexis, aunque al despertar éstas pueden ser restablecidas inmediatamente y sin esfuerzo alguno. Esto no contradice ninguna de nuestras presuposiciones, pero señala a nuestra atención el hecho de que debemos admitir que entre las neuronas bien intercomunicadas es preciso aceptar la existencia de corrientes que afectan el nivel total [de la catexis], como ocurre en los vasos comunicantes, aunque el nivel alcanzado en cada neurona en particular sólo debe ser proporcional y no necesariamente uniforme.

      Las características del sueño revelan más de un hecho insospechado. El sueño se caracteriza por una parálisis motriz, una parálisis de la voluntad [véase abajo]. La voluntad es la descarga de toda la cantidad y (Qh). Al dormir, el tono espinal queda parcialmente relajado (es probable que la descarga motriz de j se manifieste en el tono); otras inervaciones persisten, junto con las fuentes de su excitación.

      Es sumamente interesante que el estado del dormir comience y sea provocado por la oclusión de aquellos órganos sensoriales que pueden ser cerrados. Al dormir no han de producirse percepciones; nada perturba más el sueño que la aparición de impresiones sensoriales, que la catectización de y desde j. Esto parecería indicar que durante la vigilia se dirige una catexis constante, aunque desplazable (es decir, una atención), hacia las neuronas del pallium que reciben percepciones desde j, siendo, pues, muy posible que los procesos primarios y se lleven a cabo con este aporte de y. (Queda por ver si las propias neuronas del pallium o las neuronas nucleares adyacentes ya se encuentran precatectizadas.) Si y retira estas catexis del pallium, las percepciones inciden sobre neuronas no catectizadas, no pasan de ser leves y quizá hasta sean incapaces de emitir desde las percepciones un signo de cualidad . Como ya hemos presumido, al vaciarse las neuronas perceptivas (wN), cesa asimismo una inervación de descarga que eleva la atención. También la explicación del enigma del hipnotismo podría arrancar de este punto. La aparente inexcitabilidad de los órganos sensoriales en dicha condición bien podría obedecer a tal retirada de la catexis de atención.

      Así, por medio de un mecanismo automático, que vendría a ser el símil opuesto del mecanismo de atención y, puede, mientras se encuentre incatectizado, excluir las impresiones de j.

      Lo más extraño empero, es que durante el dormir ocurran efectivamente procesos y: me refiero a los sueños, con sus múltiples características aún incomprendidas.

      LOS sueños exhiben todos los grados de transición hacia la vigilia y de combinación con los procesos y normales; no obstante, es fácil discernir lo que constituye su carácter onírico propiamente dicho.

      1. Los sueños carecen de descarga motriz y, por lo general, también de elementos motores. En el sueño se está paralizado.

      La explicación más fácil de esta característica es la falta de precatexis espinal por cese de la descarga j. Dado que las neuronas no están catectizadas, la excitación motriz no puede superar las barreras. En otros estados oniroideos, el movimiento no está necesariamente excluido: no es ésta la característica esencial del sueño.

      2. En los sueños, las conexiones son, en parte, contradictorias y, en parte, idióticas o aun absurdas, o extrañamente demenciales.

      Este último atributo se explica por el hecho de que en el sueño impera la compulsión asociativa que, sin duda, rige también primariamente en la vida psíquica en general. Parecería que dos catexis coexistentes necesariamente deben ponerse en mutua conexión. He podido reunir algunos ejemplos cómicos del predominio de esta compulsión en la vida vigil. (Por ejemplo, unos espectadores provincianos que se encontraban en el Parlamento francés durante un atentado llegaron a la conclusión de que cada vez que un diputado pronunciaba un buen discurso se le aplaudía…a tiros) .

      Los otros dos atributos, que en realidad son idénticos, demuestran que una parte de las experiencias psíquicas del soñante han sido olvidadas. En efecto, todas aquellas experiencias biológicas que normalmente inhiben el proceso primario están olvidadas, y ello se debe a la insuficiente catexis del yo. El carácter insensato e ilógico de los sueños probablemente obedezca a este mismo hecho. Parecería que las catexis y que no han sido retiradas se nivelaran, en parte, de acuerdo con las facilitaciones más próximas y, en parte, según las catexis vecinas. Si la descarga del yo fuese completa, el dormir tendría que estar necesariamente libre de sueños.

      3. Las ideas oníricas son de carácter alucinatorio, despiertan consciencia y hallan crédito.

      Esta es la característica más importante del dormir, una característica que se manifiesta al punto en las alternativas del duermevela: cerrados los ojos, se alucina, y apenas abiertos, se piensa en palabras. Existen varias explicaciones del carácter alucinatorio de las catexis oníricas. En primer lugar, podríase admitir que la corriente de j a la motilidad [en la vida vigil] habría impedido toda catectización retroactiva de las neuronas j desde y, y que al cesar dicha corriente j sería retroactivamente catectizada, dándose con ello las condiciones para la producción de cualidad . El único argumento contrario es el de que las neuronas j deberían encontrarse protegidas contra la catectización desde y por el hecho de estar descatectizadas, igual que ocurre con la motilidad. Es característico del dormir el que toda la situación se encuentre invertida: el dormir suspende la descarga motriz desde y y facilita la descarga retroactiva hacia j. Sería tentador atribuir aquí el papel determinante a la gran corriente de descarga que en la vigilia va de j a la motilidad. En segundo lugar, podríamos invocar la naturaleza del proceso primario, señalando que el recuerdo primario de una percepción es siempre una alucinación [véase abajo] y que sólo la inhibición por parte del yo nos ha enseñado a no catectizar nunca W de manera tal que pueda transferir [catexis] retroactivamente a j. Para hacer más admisible esta hipótesis podríase aducir que la conducción de j a y, es, en todo caso, más fácil que la de y a j, de modo que una catexis y de una neurona, aun cuando sea mucho más intensa que la catexis perceptiva de la misma neurona, no debe entrañar necesariamente una conducción retroactiva. Esta explicación es apoyada aun por el hecho de que, en el sueño, la vivacidad de la alucinación es directamente proporcional a la importancia (es decir, a la catexis cuantitativa) de la idea respectiva. Esto indicaría que es la cantidad (Q) la que condiciona la alucinación. Si en la vigilia llega una percepción desde j, la catexis de y (el interés) la torna más nítida, pero no más vivida, o sea, que no altera su carácter cuantitativo.

      4. La finalidad y el sentido de los sueños (por lo menos de los normales) pueden ser establecidos con certeza. Los sueños son realizaciones de deseos , es decir, procesos primarios que siguen a experiencias de satisfacción; no son reconocidos como tales, simplemente por que la liberación de placer (la reproducción de las descargas placenteras) es escasa en ellos, pues en general se desarrollan casi sin afecto alguno (o sea, sin desencadenamiento motor). Es muy fácil demostrar, empero, que ésta es su verdadera índole. Justamente por esta razón me inclino a deducir que las catexis desiderativas primarias también deben haber sido de carácter alucinatorio.

      5. Es notable cuán mala es la memoria de los sueños y cuán poco daño hacen los sueños, en comparación con otros procesos primarios. Sin embargo, esto se explica fácilmente

Скачать книгу