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Cartas (I). Josemaria Escriva de Balaguer
Читать онлайн.Название Cartas (I)
Год выпуска 0
isbn 9788432152597
Автор произведения Josemaria Escriva de Balaguer
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
[18] Testimonio de Mons. Javier Echevarría, manuscrito sin fecha pero situado en sus últimos años (en AGP, serie A.3, 87-2-8). San Josemaría se refiere a este trabajo con magnetofón en una carta al Consiliario del Opus Dei en España, Florencio Sánchez Bella, del 1 de noviembre de 1966: «Están terminando de imprimir un paquete de cartas mías, que espero poder enviaros pronto: al dar vuelta a estos papeles, me doy buena cuenta del cambio de los tiempos, porque antes escribía las cosas a mano, o con alguna máquina más o menos arcaica —aun en estos casos, las correcciones van de mi mano—, pero ahora —desde el cincuenta, poco más o menos— he empleado cinta magnetofónica o dictáfono, y no os dejo rastro de la mano mía en todo este tiempo último. Es mejor, más rápido y más cómodo para mí seguir trabajando de esta manera. Así charlo, me traen copiado a doble espacio y a máquina lo que he dicho, y la cinta sirve para muchas veces. Barato también» (en AGP, serie A.3-4, 285-5).
[19] La fecha de envío que utilizamos corresponde a la del escrito que solía acompañar a cada documento. A veces, esta data ha de considerarse con un margen de algunos días o semanas, pues la expedición material podía demorarse, dependiendo del país al que iban.
[20] Tomamos el dato de las páginas de la última edición disponible, realizada en 1985, que es la única completa que se conserva, y que fue realizada en un formato más grande.
[21] La Carta n.º 33.
[22] La Carta n.º 34.
[23] Carta n.º 16.
[24] Carta n.º 18.
[25] Carta n.º 22.
[26] Carta n.º 25.
[27] Carta n.º 30.
[28] Carta n.º 23.
[29] Carta n.º 24.
[30] Nota del 6 de junio de 1965 (en AGP, serie E.1.3, 244-4).
[31] Son las Cartas n.os 1-5; 9-11; 14, 17, 19, 26-27, 29 y 31.
[32] No existe un elenco de quienes actuaron como secretarios de san Josemaría en este campo, como es lógico teniendo presente el carácter instrumental de la colaboración que prestaban. En cada caso, el fundador de la Obra se dirigía a uno u otro de los que estaban a su alrededor, en cuanto miembros del Consejo General u oficiales de alguna de las oficinas dependientes del Consejo, y solicitaba su ayuda, que siempre agradecía con especial delicadeza. Acudiendo a la memoria de quienes estaban en Roma en los años 1960, ha sido posible concretar algunos nombres: en primer lugar, Mons. Álvaro del Portillo, que, junto con Javier Echevarría, estuvo en todo momento a su lado, y también, en mayor o menor grado, pero siempre en la posición auxiliar ya descrita, otros como Joaquín Alonso (1929), Carlos Cardona (1930-1993), Julián Herranz (1930), José Luis Illanes (1933), Antonio Livi (1938) y José Luis Soria (1932).
[33] Me permito dejar aquí, aunque resulte más bien largo, un testimonio escrito sobre mi trabajo y mi actitud de espíritu en relación con el encargo que me dio san Josemaría sobre dos de sus Cartas. Un día me llamó y me habló en términos muy generales de su trabajo en las Cartas. Me preguntó si podría ayudarle en una de ellas (me habló primero de una, y luego, pasado un tiempo, de la otra). Como es lógico, le dije enseguida que sí. Era una manifestación de confianza que me conmovió: que nuestro fundador acudiera para una tarea como la de las Cartas a alguien joven, como yo lo era —tenía entonces apenas treinta años—, me impresionó y dio un tono de especial servicio a la Obra a todo el trabajo que realicé. El Padre me dijo cuál era el tema que quería tratar en cada Carta y esbozó su contenido; y también —no estoy seguro de que fuera en el primer momento o después— la fecha que iba a tener, ya que quería reflejar en sus Cartas lo que había sido su predicación a lo largo de los años. De hecho me dio material antiguo y algunas orientaciones. Recuerdo, en cambio, muy bien que me dijo que tuviera presente, junto al material que me entregaba, todo lo que le había oído decir en meditaciones y tertulias en el Colegio Romano de la Santa Cruz, al que me había incorporado en otoño de 1957 y en el que había tenido ocasión de escucharle en muchas ocasiones. Quedaba claro que en las Cartas quería dejar constancia del mensaje perenne de la Obra. Me puse enseguida al trabajo. Hice memoria de cuanto le había escuchado sobre el tema. Lo que san Josemaría me había pedido era que preparara una minuta de la Carta. Me hice la idea de que, al menos en esa época, le gustaba trabajar sobre textos seguidos que, en el supuesto de que los considerara aceptables como punto de partida, procedía a corregir, introduciendo cambios, supresiones y añadidos; y eso varias veces, es decir, haciendo copiar cada versión, que volvía a revisar a fondo hasta llegar —en ocasiones después de seis o siete revisiones— a un texto que correspondía a lo que deseaba expresar.
[34] Carta n.º 21.
[35] Carta n.º 6. Aunque la investigación está todavía en curso, algún dato apunta a que fue enviada ya en diciembre de 1963.
[36] Carta n.º 7.
[37] Carta n.º 12.
[38] Carta n.º 8.
[39] Carta n.º 36.
[40] Carta n.º 37.
[41] Carta n.º 38.
[42] Carta n.º 35.
[43] Carta n.º 32.
[44] Carta n.º 15.