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en particular, entonces logramos la armonía interior necesaria para alcanzar el tercer estadio al que debemos intentar acceder, que es el de la paz interior al adquirir la consciencia de nuestra sustancia divina eterna. En este último nivel (que no es un nivel estático) es donde logramos la experiencia de la trascendencia.

      5. Las Sefirot cosmogónicas y las Sefirot psicológicas

      «Existían secretos de tan alto nivel en la cábala medieval que es posible que solo conozcamos la punta del iceberg; los cabalistas controlaban un material de un nivel de Sod muy elevado, más alto del que podemos imaginar».

      MOSHE IDEL

      Antes de comenzar a definir la energía que se encuentra dentro de cada dimensión o Sefirá debemos dividir el asunto en dos partes:

      1 Las Sefirot que se corresponden al sistema cosmogónico

      2 Las Sefirot que se corresponden al sistema psicológico

      1 El sistema cosmogónico. Cuando hacemos referencia al plan general de la creación (Adam Kadmón), decimos que el Ein Sof (el Infinito) estructuró esta realidad en un orden de cinco universos. Cada uno de estos universos tiene características propias. Aunque todos los universos derivan su sustancia energética del Ein Sof, son diferentes de acuerdo con la magnitud energética que cada uno de ellos posee producto de las autocontracciones del infinito. De los dos primeros universos (Adam Kadmón y Atzilut) decimos que son universos «de información» dentro del Ein Sof (Infinito); a estos dos universos muchos cabalistas los designan como el pensamiento divino.26 Los tres últimos universos (Briá, Yetzirá y Asiá) pertenecen al orden espacio-temporal, mientras que los dos primeros universos se encuentran dentro de la Eternidad del Ein Sof. El sistema cosmogónico de la cábala explica la concatenación de estos cinco universos. Existe un salto cualitativo fundamental entre los dos universos interiores del Ein Sof y los tres universos que se desarrollan dentro del vacío. De las diez dimensiones cosmogónicas del Árbol de la Vida general, las tres superiores pertenecen a tres universos diferentes: la dimensión del Keter cosmogónico pertenece al universo del Adam Kadmón, la dimensión de la Jojmá cosmogónica al Universo de Atzilut (la Emanación), y la dimensión de la Biná cosmogónica al Universo de Briá (la Creación). Los otros dos universos: el de Yetzirá (la Formación) engloba dentro de sí mismo las seis dimensiones cosmogónicas inferiores del Árbol de la Vida general, y el Universo de Asiá (Acción) se corresponde con la dimensión de Maljut en el orden cosmogónico. El primer Árbol de la Vida es indudablemente el mapa cosmogónico, y, por lo tanto, cada dimensión debe ser estudiada en el orden de los universos.

      2 El sistema psicológico. Cuando hacemos referencia al orden psicológico, que es lo que vamos a tratar en este estudio, nos situamos en el universo de la Formación (Yetzirá) que se corresponde con las seis dimensiones inferiores cosmogónicas del Árbol de la Vida general (Tiferet, Jesed, Guevurá, Netzaj, Hod y Yesod). Sin embargo, como dentro de cada universo existen a su vez diez dimensiones que reflejan las diez dimensiones cosmogónicas, cuando hacemos referencia a las energías psicológicas de nuestra interioridad decimos que operamos dentro del Árbol de la Vida subjetivo, es decir, dentro del universo cosmogónico de Yetzirá. Nuestras almas (como energías con consciencia subjetiva) nacen dentro del Universo de la Briá27 porque ya pertenecen al orden espacio-temporal.

      Como se puede percibir es importante la división que hemos realizado entre las Sefirot cuando actúan como energías universales en el orden cosmogónico, y cuando actúan como energías subjetivas en el orden psicológico, debido a que no es lo mismo cuando hacemos referencia a la Biná cosmogónica (que se corresponde con el Universo de Briá o la Creación) que cuando hablamos de la Biná psicológica (que se corresponde con el Universo de Yetzirá o de la Formación). Si el estudioso de la psicología del misticismo judío no comprende este punto, todo el análisis posterior será realmente muy dificultoso.

      Aunque las energías psíquicas del sujeto actúan dentro del Universo de Yetzirá, debemos dejar claro que cuando tenemos el conocimiento de los tres universos superiores, sobre todo cuando podemos percibir el Universo de Briá, entonces aparece el sentido de trascendencia dentro de la psique que se deriva automáticamente de comprender la correspondencia de la psique subjetiva que se encuentra operativa en el Universo de Yetzirá y el conocimiento cosmogónico que nos eleva más allá de nuestra realidad psicológica.

      6. El Inconsciente/La Conciencia

      «Si usted está buscando un camino, usted ya está en el camino».

      SHALOM SHARABI (1720-1777)

      No existe psique desvinculada del Cosmos, por el contrario, la psique es el resultado de la evolución de la consciencia dentro del orden cosmogónico. El Ein Sof pretende que podamos acceder a niveles de consciencia superiores, hasta alcanzar la mayor cercanía al Ein Sof posible. Y al alcanzar tal nivel de consciencia comprenderemos (por el efecto de la empatía entre nuestros niveles inferiores de consciencia dentro del vacío) el más alto grado de consciencia del Ein Sof. Este nivel de cercanía nos llevará a tal vinculación esencial con el Ein Sof, que podremos percibir los niveles de la Jaiá y la Iejidá que actualmente son muy difíciles de percibir.28 Y si el Ein Sof se oculta detrás del vacío, nuestras existencias extraen la información del infinito y las revelan dentro de esta manifestación finita. Somos nosotros, como consciencias fragmentarias existentes y reveladas, las pruebas de la realidad de información oculta dentro del Ein Sof. La propia revelación de nuestra consciencia es la que provoca el reconocimiento de todo el nivel de consciencia oculta (Ein Sof), que se va revelando a través del sistema finito y fragmentario dentro del cual nos revelamos. Existimos para revelar la consciencia oculta del Ein Sof, y mientras mayores niveles de consciencia alcancemos (provocando mayores grados de revelación), accederemos a una mayor cantidad sustancial de información consciente del Ein Sof.

      Jung29 escribió:

      «Freud deriva el inconsciente del consciente… Yo lo pondría al revés: yo diría que lo que viene primero es obviamente el inconsciente… En la temprana infancia somos inconscientes; las funciones más importantes de naturaleza instintiva son inconscientes, y la consciencia es más bien el producto del inconsciente».

      Esta descripción junguiana se puede verificar desde una perspectiva antropocéntrica. La conciencia humana deriva de un Inconsciente divino.

      Ahora bien, si decimos que la conciencia se escinde de la existencia, estamos diciendo que entonces se revela; así el Inconsciente divino puede ser estudiado como la conciencia general oculta dentro de la misma existencia. Pero para que la Conciencia fragmentaria humana se pueda revelar, necesariamente tiene que continuar de forma oculta la Conciencia general divina; por ese motivo, Jung la denomina como «Inconsciente». Sin embargo, la denominación como «Inconsciente» está fundamentada desde la perspectiva de la revelación de nuestra conciencia.

      Freud tiene que necesariamente derivar el inconsciente del consciente porque el inconsciente freudiano aparece como la representación de las partes oscuras de la Conciencia que deben ser reprimidas; en cierto modo, todo es consciente en términos freudianos. Jung deriva la Conciencia del Inconsciente, porque el Inconsciente junguiano no representa lo reprimido sino lo oculto. En ese sentido, el Inconsciente junguiano se acerca al concepto de «Sod» (Secreto) del misticismo judío. Freud percibe lo «inconsciente» como lo reprimido de la Conciencia, y Jung percibe lo «inconsciente» como lo oculto o lo desconocido, que al revelarse se autoconoce. El autoconocimiento implica automáticamente el nacimiento de la conciencia.

      En realidad, el Ein Sof es la raíz de todo lo existente (tanto lo inconsciente como lo consciente), es más, podríamos decir desde la psicología del misticismo judío que el nivel de «Sod» de la cábala va más allá de lo inconsciente, porque lo inconsciente se encuentra latente como información oculta dentro de la consciencia pero revelada en nuestra interioridad, y el nivel de Sod de la cábala hebrea es lo que nosotros ignoramos, lo que se encuentra más allá de lo Inconsciente. Por ese motivo, debemos ser muy cautos a la hora de un análisis profundo de la situación. El «Sod» de la psicología del misticismo judío supera indudablemente el marco conceptual del «Inconsciente» tradicional de la Psicología.

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