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dijo la mujer. “Vale más de cien mil dólares. Tal vez el doble”.

      Riley sintió un cosquilleo de emoción. Esa cantidad de dinero sería una gran ayuda para los planes universitarios de las chicas.

      Shirley continuó: “Tenemos que hablar de los detalles. ¿Ahora es un buen momento?”.

      No lo era, por supuesto, así que Riley se puso de acuerdo con ella para hablar mañana. Justo cuando finalizó la llamada, vio a alguien haciendo su camino a través de la multitud hacia ella.

      Riley lo reconoció de inmediato. Era Blaine, su antiguo vecino.

      Vio que el hombre guapo y sonriente aún tenía una cicatriz en la mejilla derecha.

      Riley se sintió desolada.

      ¿Él la culpaba por esa cicatriz?

      Porque ella no podía dejar de culparse a sí misma…

      CAPÍTULO SEIS

      Blaine Hildreth sintió una oleada de emociones mientras se abrió paso entre la multitud. Había visto a Riley Paige cuando se puso de pie para vitorear. Se veía igual de vital y despampanante como siempre, y se encontró caminando automáticamente hacia ella en medio tiempo. Ahora estaba mirándolo mientras se acercaba, pero su expresión no le decía mucho.

      ¿Qué había sentido al verlo?

      ¿Y qué había sentido él al verla a ella?

      Blaine no pudo evitar regresar a un día traumático hace más de dos meses…

      Estaba sentado en su propia sala de estar cuando escuchó un ruido terrible al lado.

      Corrió a la casa adosada de Riley y encontró la puerta parcialmente abierta.

      Entró rápidamente y vio lo que estaba pasando.

      Un hombre estaba atacando a April, la hija de Riley. El hombre había tirado a April al suelo, y ella estaba retorciéndose y golpeándolo con sus puños.

      Blaine corrió hacia ellos y quitó al atacante de encima de April. Luchó con el hombre, tratando de someterlo.

      Blaine era más alto que el atacante, pero no más fuerte, y no tan ágil.

      Siguió lanzando golpes, pero la mayoría de ellos no conectaron, y los que sí no causaron ningún daño aparente.

      De repente, el hombre conectó un golpe terrible en el abdomen de Blaine. Blaine se quedó sin aire. Se dobló sin poder respirar.

      Luego, el atacante le lanzó una patada en la cara...

      ... y todo se puso negro.

      Blaine despertó en el hospital después de eso.

      Y ahora, mientras se acercaba a Riley, estaba temblando un poco por el recuerdo.

      Él trató de recomponerse.

      Cuando llegó a Riley, no sabía qué hacer. Darle la mano parecía un poco ridículo. ¿Debería darle un abrazo?

      Vio que el rostro de Riley estaba rojo de vergüenza. Ella tampoco parecía saber qué hacer.

      “Hola, Blaine”, dijo Riley.

      “Hola”.

      Se quedaron mirándose por un momento, luego se rio un poco ante su propia incomodidad.

      “Las chicas están jugando bien hoy”, dijo Riley.

      “Especialmente la tuya”, dijo Blaine.

      El primer gol de April realmente lo había impresionado.

      “¿Estás aquí con alguien?”, preguntó Riley.

      “No. ¿Y tú?”.

      “Solo, Jilly”, dijo Riley. “Tú no la conoces. Jilly es… Bueno, es una larga historia”.

      Blaine asintió con la cabeza.

      “Mi hija me ha hablado de Jilly”, dijo. “Fue genial lo que hiciste”.

      Blaine recordó algo más que Crystal le había dicho. Riley estaba tratando de volver con Ryan. Blaine se preguntó cómo le estaba yendo con eso. Ryan no estaba aquí en el juego, después de todo.

      Riley le dijo tímidamente: “Oye, estamos sentadas en la parte trasera de las gradas. Tenemos espacio. ¿Quieres ver el resto del partido con nosotras?”.

      Blaine sonrió.

      “Me gustaría eso”, dijo.

      Se dirigieron a las gradas y subieron a la parte trasera. Una joven delgada sonrió cuando vio a Riley acercarse, pero luego hizo una mueca cuando vio que Blaine estaba con ella.

      “Jilly, este es mi amigo, Blaine”, dijo Riley.

      Sin decir nada, Jilly se levantó del banco y empezó a alejarse.

      “Siéntate con nosotros, Jilly”, dijo Riley.

      “Me voy a sentar con mis amigos”, dijo Jilly, pasándolos y continuando por las escaleras.

      Riley se veía conmocionada y consternada.

      “Lo siento”, le dijo a Blaine. “Eso fue muy grosero”.

      “Está bien, no te preocupes”, dijo Blaine.

      Riley suspiró y ambos se sentaron.

      “No, no está bien”, dijo. “Un montón de cosas no están bien. Jilly está molesta porque estoy sentada con otra persona que no es Ryan. Se había mudado de nuevo a la casa, y se encariñó mucho con él”.

      Riley negó con la cabeza.

      “Ahora Ryan se mudará de nuevo”, dijo. “No he tenido la oportunidad de decirles a las chicas todavía. O tal vez simplemente no tengo las agallas. Ambas estarán desoladas”.

      Blaine se sintió un poco aliviado de que Ryan ya no formara parte de la ecuación. Había visto al apuesto ex esposo de Riley un par de veces, y la arrogancia del hombre era desagradable. Además de eso, tenía que admitir que tenía la esperanza de que Riley no estuviera en una relación sentimental con nadie.

      Pero también se sentía culpable por reaccionar de esa manera.

      El juego comenzó de nuevo. April y Crystal estaban jugando bien, y Blaine y Riley vitorearon de vez en cuando.

      Pero Blaine igual pasó todo el rato pensando en la última vez que había visto a Riley. Fue poco después de su regreso a casa. Había tocado su puerta para decirle que él y Crystal se mudarían. Blaine le había dado a Riley una excusa poco convincente. Le había dicho que la casa adosada quedaba demasiado lejos de su restaurante.

      También trató de hacer parecer que la mudanza no era gran cosa.

      “Será como si nada hubiera cambiado”, le había dicho.

      No era cierto, por supuesto, y Riley no se lo había tragado.

      Había estado visiblemente disgustada.

      Este parecía ser un buen momento para hablar del tema.

      Con una voz vacilante, dijo: “Mira, Riley, lamento lo que pasó la última vez que nos vimos. Cuando te dije que nos mudaríamos. Yo no estaba en mi mejor momento”.

      “No tienes que explicarme nada”, dijo Riley.

      Pero Blaine se sentía muy diferente.

      “Mira, creo que los dos sabemos por qué Crystal y yo nos mudamos”, dijo.

      Riley se encogió de hombros.

      “Sí”, dijo Riley. “Temías por la seguridad de tu hija. No te culpo, Blaine. Realmente no lo hago. Solo estabas siendo sensato”.

      Blaine no sabía qué decir. Riley tenía razón, por supuesto. Había temido

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