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a sus relacionamientos en proporción a la participación y peso que su sector –financiero– tiene dentro de la economía; por tamaño, en tanto está dotado de grandes multiplicadores por los altos volúmenes de servicios que maneja para los demás sectores, pero queda claro que esto no implica en ningún momento que sea un sector industrial, aunque sí vital para él.

      Para 2000, los sectores que se encontraban en este grupo eran: café sin tostar no descafeinado, productos de cuero y calzado, equipo de transporte, impresos y artículos análogos, minerales metálicos, pasta de papel, papel y cartón, productos de caucho y productos plásticos, productos lácteos, productos químicos básicos y elaborados, servicios a las empresas (excepto servicios financieros e inmobiliarios), servicios de hotelería y restaurante, servicios de transporte aéreo, tejidos de punto y prendas de vestir, y servicios de enseñanza de mercado.

      El año 2000 muestra una imagen más cercana de la moderna economía colombiana y su transición después de la adaptación de la apertura y la crisis de fin de siglo, pues se está reflejando el inicio de una ponderada importancia del sector servicios dentro de la economía colombiana, importancia que sigue vigente hasta la fecha umbral de este estudio (2010).

      En 2000 es cuando se observa el cambio más drástico porque los sectores de servicios, que se suelen ubicar o clasificar en bienes no manufactureros, de consumo final o intermedio dependiendo de la característica del servicio que prestan, empiezan a ser clasificados por el indicador Cherney-Watanabe como bienes manufactureros. Estos sectores se caracterizan por tener pocas interacciones con el resto de los sectores, pero la reclasificación de estos subsectores se debe al volumen mismo de su producción y a que incrementan el peso relativo de los coeficientes y son multiplicadores, especialmente por el lado de la demanda.

      Se evidencia que en 2000 los sectores que se clasifican como manufactureros de bienes finales son: aceites, grasas animales y vegetales, comercio, hilados e hilos, tejidos de fibras textiles, servicios de Administración pública y otros servicios para la comunidad, servicios de reparación de automotores y motocicletas, y servicios sociales y de salud de mercado.

      Esta transición y fenómeno, que empieza en 1994 y transforma industrias en manufacturas, se consolida en 2000, lo que coincide y es efecto de la grave crisis del sector industrial durante este periodo de tiempo, junto con la consecuente pérdida de participación e importancia en el mercado interindustrial frente el sector servicios. También en este momento es importante anotar que la incidencia por adopción de un proceso acelerado de tercerización en el interior de las firmas industriales ayuda a que se registre estos resultados, pues ella en si involucra innumerables encadenamientos con estas nuevas actividades del sector servicios.

      La figura 6 nos permite una visión del cambio severo sufrido por la economía colombiana en la capacidad de sectores globalizados para impulsar la economía, por su incidencia ya sea en su situación de receptores o como claves, y por el resultado de sus encadenamientos.

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      En ella observamos, para los años analizados, un panorama esperable como causa efecto de cualquier crisis y cuya evidencia ratifica que:

      1. Se dan efectos de notable reducción en el número de sectores impulsores y claves, a ser sectores receptores.

      2. Muchos de los sectores que hacen el tránsito a ser receptores son los que sufren con mayor rigor los efectos de la crisis de 1997-1999. Ellos fueron: servicios inmobiliarios y alquiler de vivienda, trabajos y obras de ingeniería civil, trabajos de construcción y construcciones, y servicios de intermediación financiera.

      Después de la recesión de fin del siglo XX, la primera década del nuevo milenio se evidencia como de recuperación económica, lo cual se refleja en los encadenamientos sectoriales y la estabilización de ellos en esta década, en comparación con la década que la precedió.

      Es así como vemos la principal recuperación en los encadenamientos de la construcción, perdidos como consecuencia de la crisis de fin de siglo, y mejores logros en la importancia que este sector tiene para dinamizar la economía; el mismo fenómeno se ve con el sector comercio.

      El proceso de transformación productiva y adaptación a la apertura generó el fortalecimiento del sector servicios y los integró con la economía, en especial lo que son servicios de reparación de automotores y servicios para las empresas por el lado de la oferta, mientras que por el lado de la demanda se encuentra hotelería y restaurante, y transporte terrestre.

      Una clara muestra de la recuperación económica durante el periodo 2000-2010 es el encadenamiento que tiene la electricidad por el lado de la oferta y su relevancia dentro del sistema, hecho que está directamente relacionado con ser un bien energético, uno esencial e indispensable para la maquinaria moderna y los sistemas de cómputo.

      Tal y como se puede observar en la tabla 4, en el sector industrial y para los años 2005 a 2010, vuelven a resaltar los sectores de: paspa de papel, papel y cartón; productos de caucho y productos plásticos; y productos de madera, por el lado de la oferta; mientras que por el lado de la demanda se encuentran: café transformado, y tejido y prendas de vestir, y en menor medida químicos básicos y elaborados, y el sector metalúrgico.

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      Las celdas resaltadas denotan que en ese año el sector perdió relevancia sectorial de forma relativa frente el resto de los sectores de la economía.

      Fuente: Cálculos del autor y datos del Dane base 2005.

      En comparación con la década previa, la primera década del siglo XXI muestra que la economía se logró adaptar y pudo recomponer los encadenamientos, pero de una forma diferente a la estructura productiva que existía en el periodo de 1970-1985; se ve también que empieza a tener más relevancia en el mercado interindustrial el sector servicios, y que incluso es mayor su preponderancia frente a las industrias tradicionales.

      La vocación de producción de bienes que muestra la tendencia histórica económica del país al inicio de este último periodo de estudio es idéntica y sin cambios considerables durante el período 2005-2010, en cuanto a la cantidad de sectores dedicados a la producción de bienes de consumo intermedios y bienes finales; es a partir de 2005 que se observa y se puede inferir que la economía colombiana no tiene una clara vocación de producción de bienes finales, lo que es un claro cambio en comparación a toda la historia económica de Colombia.

      Para 2005, vemos cómo la economía y el mercado interindustrial se terminan de estabilizar después de los grandes cambios de la década anterior, ya que los sectores quedan definidos como manufactureros y de consumo intermedio. Ellos son: electricidad y gas de ciudad, metales comunes y productos metálicos elaborados, productos de molinería y almidones, productos de petróleo refinado y productos de horno de coque, productos químicos básicos y elaborados, servicios a las empresas (excepto servicios financieros e inmobiliarios), servicios de transporte terrestre, y productos de vidrio y otros productos no metálicos. El único cambio en 2010 es para el servicio de transporte terrestre, que pasa a ser un servicio manufacturero de consumo intermedio, y a este lo remplaza el sector de pasta de papel, papel y cartón, que pasa a ser clasificado como un sector manufacturero.

      Por otro lado, el auge del sector servicios y las dificultades de crecimiento del sector industrial, que se traducen en un crecimiento menor que la media de la economía al cierre del siglo XX, empiezan a consolidar a un grupo del sector servicios como relevantes en el mercado interindustrial. De otra parte y como muestra la evidencia, en este periodo de tiempo los sectores que se clasifican como sectores manufactureros de consumo final son: café transformado, carne y pescado, comercio, muebles y otros bienes transportables, servicios de Administración pública,

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