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elementos y contenidos ideológicos, sociales, políticos, culturales y éticos que proveen información relevante y pertinente para todo sujeto afectado por sus determinaciones. Los sistemas de referencia obran así en dos sentidos. Por una parte, contienen la realidad en la cual se configura la relación y las obligaciones con los demás; por otra, constituyen la estructura requerida para la reflexión moral, por ello incluyen al individuo, quien ejerce como legislador (adopta premisas en este marco de referencia) y decisor de las acciones (juzga su bondad).

      En otros términos, los sistemas de referencia dan cuenta de las condiciones y circunstancias postmodernas en las cuales se desenvuelve el sistema militar. Las fuerzas situacionales y los condicionamientos sobre el sistema también son valorados en este trabajo, especialmente registramos las determinaciones del mismo sistema sobre el individuo, sobre la conciencia moral del soldado, encontrándose ello en la discusión ethos frente a conciencia moral realizada en el tercer capítulo de la primera parte. En la figura 1, que ilustra el diseño de la investigación, se evidencian con claridad los sistemas de referencia en su componente objetivo y subjetivo en los niveles sociocultural, nacional, institucional e individual.

       Figura 1. Diseño de investigación

      Fuente: elaboración propia.

      En atención a lo expuesto, la tesis que se defiende es: en la postmodernidad, y dado el estado de guerra global permanente que la caracteriza, en los militares de los ejércitos occidentales se presentan riesgos de transgresión moral —el hecho de estar expuestos a que una acción, una práctica o conducta salgan mal en sentido moral, no técnico— peculiares y distintivos respecto a la paz y a la guerra. Estos riesgos se generan por la relación compleja entre sistemas de referencia éticos y la conciencia moral individual, así como por una serie de determinantes intrínsecos y condicionantes extrínsecos vinculados al contexto operacional contemporáneo. Así, nuestra tesis se desarrolla a lo largo de esta estructura, como se describe a continuación.

      En la primera parte describimos el contexto, el ejército y el militar postmoderno, ordenando metodológicamente los conceptos y argumentos en cuatro niveles de análisis que conforman los sistemas de referencia —agrupación completa y detallada de cada nivel, sus componentes, relaciones y tensiones—. Después, llevamos a cabo un estudio de la violencia postmoderna y sus tipos, y establecemos su relación con el uso de la fuerza militar distinguiéndola de otros conceptos como el poder, la dominación y la legitimidad. Con esta disposición argumentativa, nos proponemos evidenciar los peligros propios de las operaciones militares y, en general, de las diferentes misiones que cumplen los soldados en la actualidad, en virtud de los cuales están expuestos tanto a riesgos técnicos como morales, en otras palabras: tanto a la derrota militar como al fracaso ético y moral.

      En la segunda parte analizamos la transgresión moral como fenómeno, centrándonos en sus fundamentos y en la naturaleza particular de sus manifestaciones. De ello derivan dos categorías de transgresión moral vinculadas con el tipo de violencia, las motivaciones y los medios con los cuales los militares y los ejércitos infligen dicha violencia al hacer uso de la fuerza y la capacidad militar. Posteriormente, empleando seis tipos ideales y una serie de casos, llevamos a cabo una reflexión en torno a cada tipo de transgresión, aproximándonos a su comprensión y proponiendo algunas alternativas de explicación de su ocurrencia. Todo ello, con la premisa de que las fuentes de transgresión moral coinciden con la mayoría de los riesgos que hemos venido rastreando.

      La tercera parte está dedicada a las implicaciones de la transgresión moral, allí estudiamos y valoramos la responsabilidad y las consecuencias de su ocurrencia. La discusión sobre el primer tema ha girado en torno a las categorías de responsabilidad y culpa, buscando desde ellas arrojar luces sobre la implicación de los autores y determinadores “colectivos e individuales” en las transgresiones morales derivadas de la violencia y los daños que esta causa. En un segundo momento, reflexionamos sobre las consecuencias de la transgresión moral para la sociedad, el ejército y los militares. Observamos que, en primer lugar, además de la legitimidad, en la sociedad se resiente el compromiso implícito de la institución militar con la comunidad política y, de esta manera, la relación de mutua confianza que debería existir entre instituciones. En segundo lugar, en el ejército la transgresión moral denota problemas estructurales que en el contexto postmoderno se basan en la inadecuación y desconexión del modelo de ética militar profesional con el entorno, lo cual produce revisiones y cambios constantes en presupuestos institucionales como la cultura y el liderazgo, que en otras épocas y contextos presentaban —y era deseable— pocas variaciones. Por último, en los militares, la transgresión moral causa lesiones morales y psicológicas que disminuyen la motivación de las tropas y el número de hombres en condiciones de combatir; además, su recuperación es costosa y trae implícita una carga que se distribuye en los demás niveles, en el sentido de que, los soldados son hijos, esposos, padres y hermanos que no vuelven a ser los mismos, y tienen dificultades tanto para regresar a filas como para reintegrarse a la sociedad.

      En las conclusiones registramos las aportaciones que consideramos de mayor relevancia, que podemos acotar en la siguiente sentencia: los riesgos de transgresión moral de primer orden son determinados “intrínsecos” y los riesgos de transgresión moral de segundo orden, circunstanciales “extrínsecos”. Esta distinción nos permitió evidenciar el hecho de que los primeros no son estrictamente peculiares del contexto estudiado; en cambio, los segundos, en su mayoría, se relacionan con las circunstancias o, en palabras de David Harvey “con la condición de la postmodernidad”. Son situaciones características, típicas de la época que sobredeterminan las tareas que realizan los soldados y en contraste reducen notablemente las alternativas de desplegar respuestas éticas o morales contrarias a las exigencias técnicas. La distancia que por lo general ha existido en los ejércitos entre racionalidad instrumental y deber moral, en la postmodernidad se ha hecho insondable e insoslayable. Curiosamente, esto dice también algo acerca de los riesgos intrínsecos: pese a su carácter continuo “datan de épocas precedentes”, hoy sabemos mucho más de ellos, cómo se relacionan con el juicio de acción y cómo el pensamiento incide también en su corrección.

      Ante todo, sabemos que los riesgos de transgresión moral del militar en la postmodernidad no son únicos —de una sola especie—; por el contrario, tienen fuente y constitución distinta. Reconocer y comprender los mecanismos peculiares y la relación condicionada o incidental que tienen con el entorno es determinante en la tarea de reducir las violaciones a los derechos humanos y las normas legales y morales por parte de los militares occidentales en la época actual. De esta manera, el presente libro espera contribuir al progreso moral de los hombres en armas de cada nación y, con ello, reducir las injusticias derivadas de la omisión, el desinterés o la falta de atención al problema del empleo de la fuerza militar en la postmodernidad y sus hondas repercusiones.

      Pensamos que para alcanzar esta expectativa es necesario aproximar al menos teóricamente los elementos constitutivos de un modelo de ética militar profesional postmoderna; confiamos señalarlo a lo largo de este trabajo, con la actualización del estado del arte en el segundo capítulo de la primera parte y a través de la reflexión crítica realizada en el capítulo 2 de la tercera parte, consecuencias de la transgresión moral, donde hemos introducido el concepto de coherencia en equilibrio reflexivo de Rawls como fundamento filosófico del modelo.

      Notas

      1 En la medida en que nos propusimos encontrar riesgos distintivos en relación con la guerra u otros periodos precedentes, analizamos dos formas de transgresión moral “de primer orden, matar y torturar” y “de segundo orden, daño colateral”. Identificamos, con relación a la primera, una serie de riesgos determinados “intrínsecos”, presentes cuando se causa un mal radical producto del mal corazón del perpetrador; con relación a la segunda, otros riesgos circunstanciales “extrínsecos” que tienen que ver con el mal banal producido por la capacidad funcional del Ejército como sistema y los efectos

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