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III. Unas observaciones al catálogo de derechos en la Constitución

       IV. La crisis conceptual de los derechos humanos

       V. Una defensa del Derecho constitucional

       VI. Los catálogos de derechos y libertades al final de su evolución

       Capítulo XIV

       LA JURISDICCIÓN SUPRANACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

       I. El acceso a los tribunales supranacionales para la protección de los derechos humanos

       II. El sistema universal de protección de los derechos humanos

       III. El sistema regional de protección de los derechos humanos

       IV Una aproximación a la corte interamericana de derechos humanos

       V. Una evaluación final a la jurisdicción supranacional de los derechos humanos

       Papeles del oficio universitario

       UNA VISIÓN DEL DERECHO CONSTITUCIONAL PARA EL SIGLO XXI Y LA REFORMA A LA CARTA DE 1993

       I. Introducción

       II. ¿Qué es una constitución?

       III. El sentimiento constitucional en los países anglosajones

       IV. Los nuevos retos de la Constitución

       V. En defensa de la democracia

       VI. Hacia una visión del Derecho constitucional para el siglo XXI

       VII. Democracia representativa o democracia directa

       VIII. La Constitución económica

       IX. Los instrumentos de garantía constitucional

       X. Los jueces y la jurisdicción constitucional

       XI. Hacia un sentimiento constitucional

       XII. El presidencialismo

       XIII. La Presidencia de la República

       XIV. Representatividad, gobernabilidad, rumbo político

       XV. En defensa de la política

       BIBLIOGRAFÍA GENERAL

      Nota a la tercera edición

      1 “Mientras estemos entre seres humanos, cultivemos nuestra humanidad”; cfr. Séneca, Lucio Anneo: De la Ira, Libro III, 43.

      Lo primero que debo expresar antes de presentar la tercera edición del Curso de Derecho Constitucional es mi agradecimiento a todos los lectores que me han acompañado en esta aventura jurídica. Sí, repito, aventura, pues la constitucionalidad no es otra cosa que el resultado de un proceso tanto histórico como cultural; por eso, porque toda aventura tiene un propósito, decisión, continuidad y riesgo, la aventura de proponer un manual de constitucional con argumentos algo heterodoxos, casi atrevidos, con referencias literarias y del séptimo arte, que gusta formular preguntas y busca encontrar respuestas mirando más al mundo anglosajón que al europeo continental, solo pretendía compartir con sus lectores otros puntos de vista y, si no lograba convencerlos, me alegraba pensar que sus contrargumentos demandarían algo de tiempo y profunda reflexión.

      La Comisión presentó sus propuestas de reforma el 20 de marzo de 2019, articuladas en tres ejes: sistema de gobierno, sistema de partidos y sistema electoral, es decir, militancia, democracia interna y las causas que levantan la inscripción de las organizaciones políticas; además de permitir que las elecciones al parlamento se realicen en una segunda vuelta electoral, que los candidatos a la presidencia de la república puedan integrar las listas al Congreso, levantar la inmunidad parlamentaria, así como descartar el voto preferencial para elección de parlamentarios (lista abierta), entre otras, quizá una de las más polémicas, proponer una cámara de senadores en oposición al resultado de la última consulta popular.

      Con relación a las propuestas de reforma política, considero que no deben medirse por su cantidad sino por la calidad. De lo que se trata es de proponer ajustes al sistema político que luego exijan o precipiten otros cambios; algo similar a lo que ocurre en el juego de billar, que al golpear con precisión la bola blanca produce el choque de las otras entre sí y con las bandas, para que la bola escogida ingrese en el agujero previsto.

      ¿Cuáles son las reformas clave para comenzar a producir un cambio en el sistema político? En el primer grupo de reformas está anular el voto preferencial (que sí fue propuesta por la Comisión), pues, si las listas al Congreso son cerradas, el líder del partido se ocupará de colocar a sus mejores cuadros en los primeros lugares para asegurar su elección. La segunda sería instaurar el voto facultativo (no propuesto por la Comisión): ello imprimirá una dosis de madurez y reflexión al momento de decidir, pero es cierto que ello requerirá también un pacto de fair play entre los candidatos para no desconocer la legitimidad de los resultados ante una baja participación ciudadana.

      Un segundo grupo de reformas son que las elecciones al Congreso se definan en la segunda vuelta electoral para evitar la fragmentación de partidos; así como, también, permitir que los candidatos al ejecutivo también integren su lista parlamentaria ocupando el primer lugar (propuestas por la Comisión), pues, si no alcanzaran la presidencia, será una forma de asegurar su presencia en la política, organizando a su grupo parlamentario desde un escaño en el hemiciclo. Sobre la exclusión de la inmunidad parlamentaria, probablemente la propuesta más radical, pensamos que la labor de la representación parlamentaria correría riesgo al momento de fiscalizar, pues, si lo que se desea es dejar de tener un parlamento integrado por políticos deshonestos, eliminar la inmunidad es una opción para excluir a aquellos que fueron electos y que incurrieron en faltas graves o delitos durante su mandato, pero si lo que se quiere es un mejor parlamento, integrado por políticos probos y honestos, se tiene que conservar la inmunidad como una garantía institucional entre otras reformas complementarias. El problema de fondo, como mencionamos, es la forma y procedimiento de selección a los parlamentarios a falta de un sistema de partidos.

      En lo referente al ejecutivo, una propuesta que no fue considerada por la Comisión, pero que también podría ser parte de un debate, es impedir la reelección inmediata y mediata a la presidencia de

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