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son altos, su entrada desataría una intensa competencia que haría que su entrada al mercado no valga la pena.

      Aunque puede que la entrada al mercado no sea rentable y que, por lo tanto, exista un monopolio natural debido a las condiciones de demanda y oferta, una razón alternativa para analizar un mercado con un número dado de empresas es la escasez de los insumos necesarios disponibles. Por ejemplo, la minería está limitada por la presencia del recurso natural de interés. En otros casos, como discutiremos a continuación, el gobierno limita el número de empresas en el mercado.

       Monopolios y oligopolios patrocinados por el gobierno

      Desde una perspectiva de la política de la competencia, el papel del gobierno consiste en evitar la monopolización del mercado. Sin embargo, a veces el gobierno hace exactamente lo contrario, esto es, restringe la entrada de empresas al mercado de forma que las empresas establecidas tienen poder de mercado. La forma más extrema son los monopolios patrocinados por el gobierno.

      Una justificación para tales monopolios son las consideraciones de eficiencia basadas en los costos fijos o irrecuperables o, más en general, en los retornos crecientes. En particular, dado que la entrada de una empresa adicional al mercado puede llevar a duplicaciones socialmente onerosas de ciertas inversiones, las empresas adicionales pueden ser rentables de manera privada pero no deseables socialmente. En este caso, el gobierno puede optar por un monopolio regulado y por prohibir explícitamente el ingreso de empresas adicionales.

      En algunas instancias (por ejemplo, debido a restricciones de recursos), puede ser socialmente deseable limitar el número de empresas, por ejemplo, a un número entre tres y cuatro. Un ejemplo serían las subastas del espectro para la telefonía móvil. Aquí, la restricción de recursos está en el espectro disponible. Entonces, el objetivo de la subasta es distribuir de forma eficiente el espectro disponible.

      Una segunda razón sustancialmente diferente para conceder un derecho de monopolio temporal son los incentivos para invertir en nuevas tecnologías. Si no se protegieran las innovaciones y otras empresas pudieran apropiárselas a costos nulos o insignificantes, las empresas no tendrían grandes incentivos para invertir en ellas. Esta es la razón para la protección que otorgan las patentes y los derechos de autor o, más en general, para la protección que otorgan los derechos de propiedad intelectual.[3]

      Una tercera razón es el objetivo de crear grandes conglomerados nacionales al creer que las empresas nacionales producen mayor bienestar que las extranjeras. Crear barreras de entrada internacionales limita eficazmente la competencia (suponiendo que el gobierno toma medidas que favorecen a la empresa nacional). Aunque estas políticas se observan con frecuencia en el mundo real, no las analizamos en este libro. Este tema se aborda mejor en un curso de comercio internacional.

      El caso 1.1 muestra la forma en que una combinación de factores preexistentes permitió que Alcoa disfrutará de una posición de monopolio en el mercado de aluminio durante un largo periodo de tiempo.

      Los procesos para extraer aluminio a gran escala se inventaron a finales del siglo XIX. Como estaban patentados, un pequeño número de compañías logró dominar la industria desde el comienzo. Entre ellas, la más exitosa fue Alcoa (por las siglas en inglés de “Compañía de Aluminio de América”). Dado que la producción de aluminio es intensiva en capital, está sujeta a grandes economías de escala. Esto llevó a Alcoa a fabricar productos intermedios o finales de aluminio y a desarrollar mercados para su creciente producción. La producción de aluminio también es intensiva en energía (la fundición requiere mucha electricidad) y en materias primas (bauxita). Alcoa entendió rápidamente la ventaja competitiva que podría obtener al controlar el suministro de estos dos insumos vitales. En cuanto a la energía, en 1983 Alcoa se convirtió en el primer cliente de la Empresa de Energía de las Cataratas del Niágara, reservando energía hidroeléctrica desde antes de la construcción de la planta. En cuanto a las materias primas, poco a poco Alcoa logró controlar las mejores fuentes de bauxita norteamericana. Como resultado de estas estrategias de integración vertical descendente y ascendente (estudiamos estas estrategias en el capítulo 17), Alcoa mejoró su productividad e incrementó sus economías de escala. Estas mejoras en eficiencia les dificultaron la entrada a otras empresas y protegieron su liderazgo una vez expiraron las patentes iniciales. Otros factores que explican la posición de monopolio que Alcoa tuvo hasta la Segunda Guerra Mundial son: las políticas públicas, las protecciones arancelarias, el fracaso de los escasos competidores potenciales y los limitados controles antimonopolio antes de la Primera Guerra Mundial (ver el Apéndice B para más sobre esto último).

      Una gran parte de la organización industrial moderna (y de la mayoría de los modelos que se presentan en este libro) considera a las empresas como “jugadores estratégicos”. ¿Qué quiere decir este término? Lo explicaremos en esta sección.

       El análisis de los problemas básicos de monopolio y oligopolio -teoría de las decisiones vs. teoría de juegos

      La teoría de juegos se ocupa de situaciones donde los jugadores (los que toman las decisiones) interactúan estratégicamente. Por el contrario, la teoría de las decisiones trata situaciones donde cada tomador de decisiones puede tomar sus propias decisiones en aislamiento, esto es, sin preocuparse por las acciones de otros. Abusando de los términos, podríamos decir la que la teoría de las decisiones es una teoría de los “juegos unipersonales” o de los juegos donde un solo jugador juega contra la naturaleza (tomando en cuenta la incertidumbre).

      Por lo tanto, el problema básico del monopolio puede abordarse usando las herramientas de la teoría de las decisiones. En efecto, un monopolista es por definición la única empresa activa en el mercado; además, si el entorno es tal que no es posible ninguna entrada y hay un gran número de compradores cuyas decisiones individuales tienen un impacto insignificante, el monopolista puede tomar sus decisiones en completo aislamiento.

      Las cosas cambian apenas hay más empresas en el mercado o cuando es posible que lo estén (es decir, si hay amenaza de entrada). Entonces, lo que estas otras empresas hagan o puedan hacer afecta los beneficios de la primera empresa y, por lo tanto, es prudente para esta empresa tomar en cuenta esta interacción en su proceso de decisión. Esto es, si hay otras empresas en el mercado, es importante anticipar sus acciones; o, si otras empresas pueden entrar al mercado, es posible actuar preventivamente para desincentivar su entrada o limitar sus efectos negativos. De igual forma, si la empresa sigue siendo la única vendedora, pero enfrenta un único comprador, el poder de negociación de este comprador debe tenerse en cuenta en el proceso de toma de decisiones. El análisis de estas situaciones (esto es, problemas de oligopolio, amenaza para los monopolios debido a la entrada de competidores, o monopolios bilaterales donde un único vendedor se enfrenta a un único comprador) pertenecen al dominio de la teoría de juegos.

       Las empresas como jugadores estratégicos y la noción de equilibrio

      Para analizar los mercados donde las empresas interactúan estratégicamente, necesitamos un concepto de solución que proporcione predicciones sobre el resultado del mercado. El concepto de solución básico que utilizamos es el equilibrio de Nash. Consideremos un duopolio fijador de precios. Aquí, el precio de maximización de beneficios que escoge una empresa dependerá del precio que fije la otra. Llamemos bi a la mejor respuesta de esta empresa i al precio pj de su competidor. Por definición, en un equilibrio de Nash los precios deben ser las mejores respuestas mutuas, es decir, Image

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