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Por supuesto, los griegos tenían los dos opuestos. Kant los tenía; Aristóteles los tenía; Marx los tenía. Pero, ¿qué hay de nuevo en el pensamiento funcional? Lo que es nuevo es el principio común funcional (PCF).

      Un hombre puede ser padre, poeta, amante. Tiene todo esto en él, pero no lo puede ser todo al mismo tiempo. Debe estar en una función en un momento y en otra función en otro momento: no puede estar todo junto. Ser un científico o ser padre es totalmente diferente. Si observamos las funciones de forma única, estas no nos dicen nada. Tenemos que observar los cambios en la función. Por ejemplo, una persona viene hacia mí con una cara agradable, a simple vista parece buena persona, pero no lo sé. Tengo que verlo cambiar. Primero observación, luego abstracción, luego experimentación para controlar las observaciones y las abstracciones. No hay límites para nuestra investigación funcional, puesto que la naturaleza es básicamente UNA. La ciencia mecanicista siempre está dividiendo a la naturaleza en trozos. En realidad, no hay tales cosas separadas como física, química, biología, psicología. Existen (las hay), pero la naturaleza no las conoce. El pensamiento funcional siempre se mueve hacia lo simple. Esta es la fuerza de la Orgonomía: nos movemos hacia el núcleo energético de lo viviente. Todas las cosas que tienen que ver con lo viviente, la ciencia mecanicista/mística, las evita desde el principio.

      Los médicos venimos de la filosofía que nos acerca a las cosas concretas con ideas preconcebidas, con principios, con supuestos básicos. Esto es lo que hacen muchos científicos. Pero no podemos cambiar la naturaleza a nuestro antojo como queramos. Puedo decir que esto es lo que está equivocado en la filosofía natural hasta ahora (no digo esto de manera complaciente, sino con toda la modestia). Los científicos no dejan hablar a la naturaleza.

      Nos podemos esforzar mucho por refutar el pensamiento funcional. Tratemos de encontrar en dónde no hay dos funciones unidas en un principio común funcional (PCF). No las hay. Desde hace años sabemos que las auroras boreales son un fenómeno energético. Siempre me pregunté, ¿qué es lo que excita la energía orgónica en la atmósfera? ¿Cuál es la otra función apareada de esta excitación atmosférica? En Orgonomía siempre buscamos funciones apareadas, no antítesis. Este es el viejo pensamiento hegeliano y el pensamiento funcional es bastante diferente. Los filósofos hegelianos nunca tuvieron el principio funcional común (PFC) en el que las dos funciones emparejadas son idénticas.

      ¿Qué debemos hacer para encontrar este PFC? Obtener más datos. ¿Cuáles son los hechos? Las auroras boreales siempre aparecen en primavera y en otoño y circulan de este a oeste. Esto es un hecho. ¿Qué pasa en primavera? Todo crece y se mueve. Esto es otro hecho. Los mecanicistas/místicos quieren mantener la respuesta fuera de la naturaleza. Si formulamos la pregunta correcta, todo lo que tenemos que hacer es esperar. Estar alerta y ser diligentes, pero no buscar las respuestas fuera. La naturaleza te responde si la esperas. Los mecanicistas llaman a esto no científico. Lo llaman arte. Pero no lo es, es ciencia real. Sólo tenemos que vivir plenamente la naturaleza empezando en nosotros mismos.

      ¿Por qué las hojas son verdes? Los mecanicistas piensan que esto es una pregunta estúpida. El azul y el amarillo hacen el verde. ¿Cuáles son los colores de las hojas en otoño? No son verdes, son amarillas y rojas. ¿Qué es rojo? La sangre. ¿Qué es azul? La sangre también. ¿De qué color es la sangre bajo el microscopio? No es roja, es azul. Parece que, con menos cantidad de sangre bajo el microscopio, se ve de color azul. ¿Por qué el sol al amanecer es rojo y al atardecer es rojo?

      Los mecanicistas piensan que es una cuestión de la refracción de la luz solar o una eyección de partículas solares cargadas que chocan con la magnetósfera de la Tierra. Cuando la luz del sol choca con la atmósfera, y por ende con los diferentes elementos que conforman esta, los rayos dispersan unos colores u otros según la posición del sol. Todo se resume en una cuestión de refracción de la luz.

      Los científicos orgonomistas pensamos que estos fenómenos de la naturaleza no se deben solamente de una cuestión de la luz solar. El Sol y el planeta Tierra son dos organismos planetarios que se excitan (se superponen) mutuamente a través de sus campos energéticos gravitacionales y lo mismo ocurre entre la Tierra y la Luna, ya que en un principio todos estos astros provenían de una misma nebulosa protosolar (PCF) de hidrógeno y de helio. El planeta posee diversos niveles de concentración y de excitación de la energía cósmica (orgónica) en la atmosfera. Y estos niveles de concentración y excitación (luminación) se expresan a través de los diferentes estados climáticos y atmosféricos La enorme carga energética de las auroras boreales, que contienen infinidad de átomos y moléculas, es la razón por la que llegamos a verlas con tanta claridad, incluso por la noche. Y esta excitación energética es también un parámetro naturalista que nos sirve, por ejemplo, para la predicción del tiempo. Cel rogent, pluja o vent («Cielo rojizo, lluvia o viento»); «Aurora rubia, o viento o lluvia»; «Arreboles al anochecer, agua al amanecer»; «Arreboles de la mañana a la noche son agua». Si nos fijamos en la sabiduría popular de estos refranes observamos que todos ellos se refieren a un estado de contracción en la atmosfera (PCF) y que, según nuestra formula, está asociada a dos funciones apareadas: descarga y relajación.

      Descarga

      Contracción (PCF):

      Relajación

      Actualmente, los científicos orgonomistas tenemos que cambiar nuestra base de observación (tenemos que cambiar de paradigma) para plantearnos nuevas preguntas. Entonces iniciamos un camino hacia hechos completamente nuevos. Por ejemplo, no tenemos que cambiar de paradigma para ir de una máquina de vapor del siglo xix a un coche eléctrico del siglo xxi: es una consecuencia normal de los avances que ha habido en el campo de la automoción. Pero cuando los médicos y los psicoanalistas tenemos que investigar la energía orgónica, tanto en el ser humano como en la atmosfera del planeta, entonces tenemos que cambiar de paradigma. Freud cambió el paradigma de la medicina y de la psicología: del consciente al inconsciente, del determinismo al indeterminismo y nos señaló el camino a seguir.

      Los estados emocionales de la naturaleza

      Todo lo que vive en la naturaleza simplemente funciona y lo hace sin metas últimas o transcendentales. La naturaleza «no funciona para». Simplemente funciona y nada más. Es necesario entonces comprender la función de cada fenómeno. Y no caer en las explicaciones tautológicas tales como «todo está en la naturaleza del hombre» o en «la tradición». Más aun, en la naturaleza todo lo que es vivo se reproduce y funciona de acuerdo con las leyes de la vida. Lo hace con unas leyes que no son ni metafísicas ni místicas, sino expresiones biológicas de la energía de la vida. Y en el caso del organismo humano, la vida se expresa mediante las funciones biológicas de la sexualidad, incluyendo en ella a todas las diversas y variadas emociones que son movimientos biofísicos puros.

      La naturaleza es simple, inmediata y directa. Las manifestaciones básicas de la energía cósmica que toman su expresión en la naturaleza son: el anhelo, la ansiedad, la alegría, la rabia y la tristeza. Cada uno de estos estados emocionales de la propia naturaleza (también de la naturaleza humana) representa los diferentes estados de humor de la energía cósmica atmosférica.

      En el estado atmosférico de anhelo, el paisaje está atento: la naturaleza está mirando, buscando, escuchando. Los vientos están muy calmados, incluso diríamos que están cansados. El cielo muestra muy pocas nubes que pueden aparecer de repente, o llegan a nuestra vista «procedentes de ninguna parte». Para describir este estado atmosférico, lo podríamos comparar, a nivel humano, con el de una mujer que está esperando un barco que se divisa en la lejanía y en el que vuelve su marido, que es pescador. La naturaleza muestra una especie de pacífico movimiento. Las hojas, las rocas, los arboles, la flores y el mismo sol expresan estas cualidades del anhelo.

      En este estado de anhelo, el cielo tiene una cualidad como vacía, caliente pero que todavía es viva, vital y activa. La nitidez de las hojas y de los arboles lejanos es débil; nuestra visión está un poco nublada, opaca, como imprecisa y vaga. Nada es brillante. Desde el punto de vista orgonómico, podríamos decir que la atmosfera está cansada, agotada, pero todavía se encuentra en un estado de expansión.

      Cuando este periodo de expansión

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