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más importante que el teórico.1 Se sabe que en el inicio del siglo V a. C. el arte médico (τέχνη ἰατρική) comenzó a entrar en contacto con algunas de las teorías de los filósofos de la naturaleza, y como resultado de ese acercamiento la medicina hipocrática introdujo elementos hipotéticos en sus especulaciones sobre la naturaleza del hombre. El problema es que no es fácil determinar o especificar, en primer lugar, qué se entendió en esa época por ‘arte práctico‛. En segundo lugar, tampoco es sencillo determinar qué tipo de tratados del CH tienen una orientación exclusivamente práctica. Y, en tercer lugar, es complejo establecer cuáles son las obras hipocráticas que poseen una propuesta exclusivamente teórica. La verdad es que por lo general se observa una mezcla entre lo que se puede denominar teoría y práctica en el CH, ya que algunos tratados combinan ciertas teorías filosóficas con determinadas prácticas médicas, o bien hacen derivar sus teorías médicas de las doctrinas cosmológicas de los filósofos presocráticos.2 Tampoco es completamente acertado señalar que todas las obras del CH tienen, en mayor o menor medida, un punto de vista teórico o filosófico de la medicina,3 aunque algunos tratados contienen ciertas ideas o principios filosóficos.4 En términos más precisos, la evidencia muestra que existieron partidarios y adversarios de una medicina filosófica.5 De manera que la cuestión acerca de la relación entre la medicina hipocrática y la filosofía es bastante más compleja, y cualquier intento por esclarecer las críticas de los médicos contra los filósofos es un tema delicado. De hecho, aunque los autores del CH son pródigos en críticas a la filosofía, por lo general no mencionan los nombres de los filósofos. Y cuando por casualidad citan a un filósofo, no es necesariamente un rival directo. El mismo autor de Nat.Hom. cita a Meliso en su polémica contra la filosofía, pero el filósofo que tiene en mente es Diógenes de Apolonia.6

      Entre los aproximadamente 70 tratados del CH7 es notable la influencia de la filosofía sobre la medicina,8 sin embargo, se debe precisar que ninguna obra es exclusivamente filosófica. En realidad, existen tratados en los que es difícil hallar algún indicio de esta disciplina.9 Pero también en varios casos se puede observar una especie de mixtura entre medicina y filosofía, y veces la fusión es tal que es imposible decidir si el tratado es obra de un médico o de un filósofo.10 Lo más probable es que algunos de los médicos del CH hayan incorporado a sus doctrinas las teorías físicas de los filósofos de la naturaleza.11 Varios de los supuestos de los filósofos presocráticos parecen haber sido adoptados por ciertos autores hipocráticos que no hicieron una comprobación expresa de las teorías,12 sino que intentaron, con mayor o menor éxito, aplicarlas al conocimiento de la naturaleza humana, y particularmente al de la salud y la enfermedad del hombre.

      La influencia de los filósofos presocráticos se encuentra de manera dispersa en varias obras del CH, y en muchos casos es difícil separar los principios filosóficos de los médicos. Esto se explica porque numerosos filósofos se interesaron por la medicina, como es el caso de Diógenes de Apolonia, Alcmeón de Crotona, Empédocles, entre otros. E inversamente, son varios los autores del CH que se sintieron cautivados por la filosofía e hicieron derivar sus doctrinas médicas de las especulaciones teóricas. Bajo cualquier punto de vista, resulta evidente que se produjo un enriquecimiento mutuo entre estas disciplinas y cada una de ellas alcanzó sus propios logros.13 Es por eso que un autor del CH como el de Sobre la decencia reconoce el profundo vínculo entre la filosofía y la medicina, y cree necesario conducir la sabiduría a la medicina y la medicina a la sabiduría, porque el “médico filósofo es parecido a un dios” (5.3). De modo que en la medicina también se puede encontrar una realización plena de la sabiduría, es decir, el médico tiene que ser sabio para ser un completo experto. A pesar de esta conexión entre la filosofía y la medicina, es preciso volver a señalar que el vínculo entre estos dos saberes permanece en gran medida indefinido en el CH.

      La relación entre la filosofía presocrática y la medicina hipocrática ha sido bastante tratada por los filólogos más destacados del siglo XX, quienes concuerdan en la influencia de los postulados jonios y sicilianos en determinadas obras del CH.14 Es por eso que las raíces y los fundamentos de la medicina hipocrática han de buscarse en la filosofía griega de la naturaleza, principalmente en los presocráticos que esbozaron por primera vez la idea de que tras el caos aparente de los fenómenos sensibles se oculta un orden racional e inteligible en el mundo.15 Un siglo antes de los tratados hipocráticos más antiguos, la filosofía ya había nacido en Jonia. Desde un inicio del siglo VI a. C. los filósofos más distinguidos como Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes, Heráclito, entre otros, comenzaron a estudiar la naturaleza, el cosmos, las relaciones entre los hombres, la religión, la ley, etc. Luego, en el siglo V a. C., la actividad intelectual se extendió por toda la costa mediterránea: Demócrito de Abdera, Diógenes de Apolonia, Empédocles de Agrigento, Hipócrates y la escuela médica de Cos son un buen ejemplo de ello.16 Esto demuestra que una de las características del pensamiento griego, al final del siglo de Pericles, fue la importante unión entre la filosofía y la medicina. Aunque la filosofía nació en Jonia, muy temprano comenzó a penetrar en Occidente sobre todo con la partida de Pitágoras y Jenófanes al sur de Italia.17 La mayoría de estos primeros filósofos se esforzaron en buscar explicaciones racionales en la naturaleza e intentaron alcanzar leyes aplicables universalmente, lo cual proporcionó el marco conceptual necesario para que la medicina griega llegara a ser una verdadera ciencia. Ahora bien, y a pesar de su deuda con la filosofía en la última parte del siglo V a. C., la medicina encontró sus propios principios y desafió en muchos tratados del CH la excesiva intrusión de las hipótesis especulativas de la filosofía en su propio campo.18

      Aunque algunas obras del CH evidencian una clara influencia de la filosofía, este punto debe ser precisado. Laín Entralgo (1987: 104-105) discierne de manera un tanto escueta y esquemática dos actitudes en el CH frente a la filosofía, pues señala que, por una parte, están los autores que afirman a la filosofía como principio y fundamento de la medicina, y por otra están los que parecen situarse contra ella. Dan testimonio de la primera, Sobre la dieta, Sobre las carnes, Sobre los flatos y, en cierto modo, Sobre los lugares en el hombre y Nat.Hom. Manifiestan la segunda, Sobre la medicina antigua y, en alguna medida, Sobre el arte. Longrigg (1993: 89), en cambio, realiza una división más acuciosa, debido a que establece cuatro distinciones: 1) unos pocos tratados revelan la influencia de un único filósofo; 2) otros son eclécticos y seleccionan diversas teorías que se adaptan a sus necesidades particulares; 3) algunas obras no adoptan una teoría en particular y revelan estar profundamente influenciadas por los conceptos y las categorías de la filosofía presocrática en general; 4) ciertos tratados –como es el caso de Nat.Hom.– condenan la intrusión de los postulados filosóficos en la medicina, aunque son ambiguos al momento de definir los constituyentes del hombre porque no aclaran si se inclinan por los postulados de la filosofía o por los de la medicina.

      Médicos y filósofos compartieron un saber –teórico o práctico– acerca de la naturaleza, y este es el rasgo más destacado del hipocratismo en lato sensu.19 Esto significa, por un parte, que la influencia de los filósofos de la naturaleza impulsó el desarrollo de la medicina. Por otra, que los autores del CH no solo se encargaron de repetir las teorías de estos filósofos, sino que idearon su propio saber con el fin de comprender la φύσις20 a partir de una parte de ella: el ser humano. El interés por el conocimiento de la naturaleza, que parece haberse iniciado a partir de las investigaciones de los presocráticos, se desarrolló con toda su fuerza en el campo de la teoría de la naturaleza humana física.21

      La conexión entre la filosofía y la medicina hipocrática en el siglo V a. C. plantea un desafío que no solo radica en comprender el problema histórico de sus mutuas influencias, sino también en reconocer que la idea de naturaleza humana fue discutida en un amplio sentido que traspasó el ámbito de interés de algunos filósofos y médicos. De hecho, esa atención se encuentra en autores como Protágoras22 o Tucídides.23 La evidencia muestra que se desarrollaron nuevas aproximaciones al tema de la naturaleza humana a partir de distintos ángulos y con diferentes propósitos, pero todas con ciertas características en común. Esos nuevos estudios acerca del ser humano no se realizaron exclusivamente desde un punto de vista cosmológico, como fue el caso de algunos filósofos de la naturaleza.24 Además, se tendió a aceptar la idea de que existe una

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