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menores, es igual a 23 euros. En otras palabras, la donación promedio del 10% de los mayores donadores es 84 veces más alta que la del 10% de los menores donadores. Además, en el nivel del noveno decil de donaciones, la donación promedio es exactamente igual a 316 euros. Una vez más, las desigualdades se disparan en el nivel más alto de la distribución. Al final, el 10% de los mayores donadores aporta cada año, en promedio, casi 68 millones de euros, es decir más de dos tercios del total de donaciones. En comparación, los ingresos del 10% de los franceses de mayor ingreso equivalen al 35% del total de los ingresos en Francia.

      Si analizamos a los más ricos entre los ricos, veremos que sus donaciones están aún más concentradas. El 1% de los mayores donadores aportan, por sí solos, hasta 27.6 millones de euros, es decir, más de una cuarta parte de todas las donaciones. Finalmente, si sólo consideramos al 0.1% de los mayores donadores, el monto total de sus contribuciones asciende a 6.97 millones de euros.

      Conclusión: los más ricos donan más a los partidos políticos que las clases medias y las más populares, y esto es especialmente más cierto para los muy ricos. El 10% de los franceses más ricos representa el 53% del total de donaciones y de aportaciones hechas a los partidos políticos.8 Esta cifra es superior a su parte proporcional del total de ingresos (33%).9 El 1% de los donadores más ricos aporta hasta 12.4%;10 el 0.1%, hasta 3.87%, y el 0.01%, hasta 1.4%. Cierto es que estamos lejos del nivel de desigualdad política de Estados Unidos, donde, según datos compilados por Adam Bonica, menos de 250 mil donadores, es decir 0.01% de la población estadounidense, aportaron 40% del financiamiento en la campaña presidencial de 2016. Pero en Estados Unidos, como veremos después, no hay límite para las donaciones; ¿realmente es ése el camino que queremos seguir? Pues, si suprimimos el tope de 7500 euros, ciertamente no serán los franceses menos adinerados quienes más contribuyan —a ellos ya los limitan sus propios ingresos—. No, sólo el 0.01% de los franceses más ricos se ven afectados por el límite de los montos autorizados y sin duda se alegrarán de poder añadir uno o dos ceros a la expresión de su generosidad.

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      LECTURA | En promedio, en 2013-2016, el monto de la donación promedio entre el 10% de las donaciones más cuantiosas es igual a 1945 euros. Si sumamos todas las donaciones dentro del 10% más alto, el monto total es igual a 67.8 millones de euros.

      FIGURA 17. Donación promedio y total de las donaciones y cuotas entregadas a los partidos políticos por decil de donaciones en Francia, 2013-2016.

      Además, esta marcada desigualdad en la distribución de las donaciones según el nivel de ingresos es característica de las donaciones a los partidos políticos. Si consideramos las donaciones a organizaciones que prestan auxilio a personas en dificultades (comúnmente llamadas, en Francia, donaciones Coluche), el 10% de los contribuyentes de más altos ingresos “apenas” representan 35% del total de esas donaciones, es decir, el equivalente de su parte proporcional del total de ingresos.11 Cuando la generosidad es, ante todo, política… ¿alguien dijo acaparamiento?

      Consecuencia: puesto que las donaciones y las cuotas aportadas a los partidos políticos conceden el derecho a una reducción fiscal, esto implica que el Estado gasta cada año más dinero público para satisfacer las preferencias políticas de los más ricos que las de la mayoría. A riesgo de irritar un poco más al lector ya bastante indignado, calcularemos a cuánto asciende esta cantidad. ¡Prometo mostrar optimismo muy pronto! Por desgracia, la realidad actual es poco satisfactoria y es importante mirarla de frente, pero también está llena de sorpresas felices y en el capítulo 5 veremos que los políticos también saben innovar cuando se trata de idear un financiamiento público de la democracia que resulte equitativo. Sobre todo, la tercera parte de este libro propondrá soluciones. ¡Al final, saldremos airosos de la actual crisis de representación!

       Las realidades del financiamiento privado:cuando el Estado gasta mucho más para los más adinerados

      En Francia, el monto total del gasto fiscal sólo para las donaciones a los partidos políticos ascendió a poco más de 56 millones de euros anuales, en promedio, para el periodo 2013-2016.12 56 millones caen bastante bien: es casi un euro por cada francés adulto. Sólo que la igualdad aún está lejos, lo cual es evidente si analizamos la repartición de este gasto por nivel de ingresos.

      Si hubiera perfecta igualdad entre los distintos contribuyentes, ¿qué veríamos? Partamos de 2016, cuando el gasto fiscal ascendió a 48 millones de euros (es más bajo que en los años anteriores, debido a la disminución del número total de donaciones y del monto promedio de esas donaciones). Si los 37 millones de contribuyentes se hubieran beneficiado en igual medida, ese gasto habría sido de 1.30 euros por contribuyente. Sin embargo, recordemos que menos de 300 mil franceses (291 mil en 2016) declaran cada año una donación a un partido político. Así, para más de 3 millones de contribuyentes, este gasto fiscal ha sido igual a cero. La figura 18 representa el gasto fiscal promedio por nivel de ingresos, para cada año. El Estado, literalmente, no gasta nada para los franceses menos privilegiados, hasta llegar al noveno decil de ingresos: en 2016, el gasto fiscal promedio para los franceses del noveno decil fue de 2.20 euros (mejor, me dirán, que los 0.29 euros de gasto para los contribuyentes del quinto decil). Por el contrario, en 2016 el Estado gastó un promedio de 400 euros por contribuyente para el 0.01% de los franceses con ingresos más altos, una desigualdad que ha aumentado con el paso del tiempo.

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      LECTURA | En 2016, el Estado gastó, en promedio, 400 euros en reducciones fiscales asociadas a las donaciones a partidos políticos por cada uno de los contribuyentes pertenecientes al 0.01% (P99, 99-100) de los franceses con ingresos más altos.

      FIGURA 18. Gasto fiscal promedio por nivel de ingresos, para todos los contribuyentes, en Francia, 2013-2016.

      Aquí, una vez más, no tomo en cuenta más que las donaciones a los partidos políticos, pero todo indica que, si dispusiéramos de los mismos datos para las contribuciones a las campañas electorales —en promedio, 8 millones de euros de gasto fiscal al año—, eso sólo ahondaría un poco más la desigualdad.

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      LECTURA | En 2016, el Estado gastó, en promedio, 3876 euros en reducciones fiscales asociadas a las donaciones a partidos políticos para los contribuyentes que hicieron al menos una donación o pagaron una cuota a un partido político y que pertenecen al 0.01% (P99, 99-100) de los franceses con ingresos más altos.

      FIGURA 19. Gasto fiscal promedio por nivel de ingresos, para los contribuyentes que dedicaron al menos una donación o cuota a un partido político, en Francia, 2013-2016.

      ¿Qué notaremos ahora si tomamos en cuenta únicamente a los 291 mil franceses que hicieron contribuciones a un partido político en 2016? Si al menos hubiera equidad dentro de este pequeño grupo de ciudadanos, cada uno de ellos habría percibido 165 euros, pero eso es, sin duda, demasiado pedir. Para empezar, 48 mil donadores no se han beneficiado de una reducción fiscal; no olvidemos que, por desgracia, el sistema fiscal francés está dispuesto de manera tal que quienes no pagan impuesto sobre la renta están, de facto, excluidos de los beneficios fiscales asociados a las donaciones.

      ¿Qué hay de los restantes 243 mil contribuyentes? Ellos se repartieron una reducción fiscal de 48 millones de euros de manera extremadamente inequitativa. En 2016, el gasto fiscal promedio percibido por los donadores pertenecientes al 40% de los franceses con menores ingresos fue de 73 euros. Comparemos este monto con los 3900 euros percibidos, en promedio, por los donadores pertenecientes al 0.01% de los franceses más ricos (figura 19),13 es decir, más de 53 veces más. El Estado gasta, cada año, muchos miles de euros por contribuyente para ayudar a la expresión de las preferencias políticas de los más ricos y sólo unas decenas de euros —o a veces nada— para las preferencias políticas de la gran mayoría de los ciudadanos. Y, como veremos, apenas poco más de un euro por adulto en financiamiento público directo.

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