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integrador de los atributos biofísicos de un área (Austin, 1991; van der Mareel y Franklin, 2013). Se utilizaron Modelos de Distribución de Especies (MDE), para analizar al conjunto de especies de flora y fauna presentes en la Patagonia chilena. Los MDE corresponden a modelos empíricos que relacionan registros de ocurrencias con variables ambientales predictoras, con el propósito de modelar en el espacio geográfico la distribución de especies o conjunto de especies (Guisan y Thuillier, 2005).

      Se compilaron registros de ocurrencia de especies de flora vascular en la Patagonia chilena, basados en información de localidades de herbarios en Chile (Universidad de Concepción - CONC, Museo Nacional de Historia Natural - SGO, Herbario de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile -EIF). Adicionalmente, se consideró la base de datos de flora vascular compilada por Scherson et al. (2017). Si la localidad del registro de herbario no presentaba coordenadas geográficas atribuidas, estas se asignaron manualmente. En el caso de la fauna, se consideraron registros de ocurrencia para cuatro grupos: mamíferos, reptiles, anfibios y aves. Esta información fue obtenida del reporte desarrollado por Marquet et al. (2010) y de la base de datos de especímenes del Ministerio de Medio Ambiente de Chile (GBIF-Chile). Los registros con coordenadas geográficas para todos los grupos taxonómicos fueron corregidos de inconsistencias de localidad, duplicados y sinonimias.

      Como variables ambientales predictoras para desarrollar MDE, se consideraron datos climáticos de temperatura y precipitación. La base climática para condiciones actuales fue obtenida del repositorio publicado por Pliscoff et al. (2014), del cual se consideraron superficies bioclimáticas con una resolución espacial de 1 km x 1 km, representando un periodo de 50 años (1950-2000) para el sur de Sudamérica. Para modelar las distribuciones de especies de todos los grupos taxonómicos, se utilizó el programa informático “Maxent” (Elith et al., 2011; Phillips et al., 2006). En tanto, para evitar la correlación espacial de las ocurrencias durante la modelación, se removieron aquellos registros que estuvieran a una distancia menor a 4 km y se seleccionaron aquellas especies que tuvieran al menos 10 registros. La base de datos final para la Patagonia chilena se encuentra compuesta de 18.511 registros para la flora y fauna, donde el desglose por grupo taxonómico esta presentado en la Tabla 2 y su distribución espacial en la Figura 1.

      En relación con las variables predictoras consideradas en MDE, se seleccionaron aquellas variables bioclimáticas menos correlacionadas entre sí en el área de la Patagonia chilena. Las variables seleccionadas son: temperatura media anual, estacionalidad de la temperatura, temperatura máxima del mes más cálido, precipitación anual y la estacionalidad de la precipitación. Los registros de ocurrencia de cada especie se particionaron en porcentajes de 80% para entrenar el modelo y de 20% para generar las pruebas de los modelos finales por especie. Los MDE se estimaron de acuerdo con la probabilidad de ocurrencia de cada especie, además se estimaron MDE binarios (presencia-ausencia de una especie), aplicando el umbral de sensibilidad-especificidad. El alcance de la modelación se realizó considerando los límites de Chile, para luego restringir los resultados al área de estudio definida para la Patagonia chilena.

       Figura 1

      Base de datos por grupo taxonómico presente en la Patagonia chilena.

       Tabla 2

      Número de especies, relación con la diversidad nacional por grupo taxonómico (MMA, 2019a) y registros de ocurrencia utilizados para los MDE.

      Se estimó la riqueza de las especies de flora y fauna mediante la suma de las distribuciones de cada grupo taxonómico modelado con MDE. Estas se agruparon en: i) la riqueza total de especies por grupo taxonómico (plantas, mamíferos, anfibios, reptiles y aves); ii) la riqueza de especies amenazadas por grupo taxonómico. Para la definición de especies amenazadas, se consideró el listado definido hasta el proceso n°16 de clasificación de especies del Ministerio del Medio Ambiente de Chile (MMA, 2019b).

      Para la priorización espacial en la Patagonia chilena, se consideraron como datos de entrada los pisos de vegetación presentes en el área (36) y los modelos de distribución de las 844 especies de flora y fauna, a partir de los cuales se generaron cuatro escenarios (ver Tabla 3). En el caso de la riqueza total de especies, se busca identificar las áreas que concentran mayor diversidad de los cinco grupos taxonómicos seleccionados, para esto se aplica el método de priorización área-núcleo (CA). Al considerar la diversidad de especies amenazadas de forma separada, se busca priorizar las áreas en que estas especies están representadas, en este caso se utiliza el método de priorización función de beneficio aditivo (ABF). Finalmente, se analizaron escenarios que permitieran identificar el aporte de las áreas del SNASPE para cubrir vacíos de representatividad. Primero, se realizó una priorización en toda el área de la Patagonia chilena y luego se repitió el ejercicio considerando solo las áreas que se encuentran fuera del SNASPE (Tabla 3).

      El resultado final de la priorización es un ranking porcentual del área total de la Patagonia chilena, del cual se seleccionó el 17% más prioritario siguiendo la meta de protección definida por el Convenio de la Diversidad Biológica (CBD) para ecosistemas terrestres (UN-CBD, 2010). Finalmente, se analizó la correspondencia espacial entre las áreas de mayor prioridad y las pertenecientes al SNASPE utilizando el Sistema de Información Geográfico ArcGis 10.6 (Environmental Systems Research Institute, 2017).

       Tabla 3

      Escenarios de priorización de especies y ecosistemas terrestres en la Patagonia chilena. Entre paréntesis se indica el número de objetos de conservación utilizados para cada escenario.

      *SNASPE (Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado)

       3.2.2. Análisis de representatividad de ecosistemas terrestres y de especies de flora y fauna en la Patagonia chilena

      Se estimó el porcentaje de superficie protegida por el SNASPE en cada uno de los pisos de vegetación de (Luebert y Pliscoff, 2017) presentes en la Patagonia chilena, mediante la superposición de cartografía. Los límites del SNASPE fueron obtenidos del registro nacional de áreas protegidas del MMA (2019c). En tanto, la superficie total de cada ecosistema se estimó mediante la definición del área del piso de vegetación y la superficie remanente de vegetación. Esta superficie remanente, se obtiene de las categorías de uso de suelo antrópico (áreas agrícolas, urbanas y plantaciones forestales) definidas en el Catastro de los Recursos Vegetacionales Nativos de la Corporación Nacional Forestal (CONAF-CONAMA y BIRF, 1999), en el cual se utilizaron las actualizaciones regionales para Los Lagos (2013), Aysén (2013) y Magallanes (2005). La estimación del porcentaje de superficie protegida se calculó con el cociente entre la superficie total del ecosistema y la superficie remanente.

      Por otra parte, la meta de Aichi, además de señalar una meta del 17% de protección de los ecosistemas terrestres (UN-CBD, 2010), considera todos los niveles de organización de la biodiversidad, por lo cual también es relevante analizar la representación de las especies de flora y fauna presentes dentro de la red de áreas de protección. Se analizaron los MDE en dos grupos: flora (plantas vasculares) y fauna (mamíferos, aves, reptiles y anfibios). Finalmente, la riqueza de especies de los dos grupos se agrupó en deciles y se calculó la superficie dentro de las áreas del SNASPE.

       4. RESULTADOS

       4.1. Revisión bibliográfica

      Se identificaron y revisaron 12 documentos referidos a los ambientes terrestres y marinos de la Patagonia chilena (Tabla 1). Estos documentos presentaban análisis de representación o vacíos de conservación de ambientes terrestres, tanto para la Patagonia chilena, como a escala nacional. De los documentos analizados, 10 abordan el sistema terrestre y 2 al sistema marino. Los documentos que analizan al sistema terrestre son principalmente informes técnicos desarrollados

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