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transición española. Una visión desde Cataluña.

      Tomo II

      Eduardo Valencia Hernán

      © La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo II

      © Eduardo Valencia Hernán

      ISBN:

      Editado por Tregolam (España)

      © Tregolam (www.tregolam.com). Madrid

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      Todos los derechos reservados. All rights reserved.

      Imágen de portada: © Shutterstock

      Diseño de portada: © Tregolam

      1ª edición: 2021

      Este libro está basado casi en su totalidad en un resumen escueto de mí Tesis Doctoral La Asamblea de Cataluña (1970-1978) realizada entre el año 2000 y el 2011.

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      LA TRANSICIÓN. EL CAMBIO DEMOCRÁTICO

      Con la desaparición del general Franco comienza una etapa histórica para nuestro país conocida como la Transición Española. Mucho se ha escrito sobre ese periodo tan corto en lo temporal como intenso en acontecimientos políticos y sociales; sin embargo, tal como va transcurriendo el tiempo, van surgiendo del anonimato nuevos documentos y testimonios sobre aquellos hechos que nos permiten amoldar con coherencia las diferentes interpretaciones que los historiadores han publicado a lo largo de los últimos treinta años.

      El historiador Rubén Vega, en su artículo titulado: “Demócratas sobrevenidos y razón de Estado. La Transición desde el poder”, nos presenta una de estas versiones poniendo en cuestión a aquellos que afirman que la realización de las reformas que condujeron al cambio desde el régimen dictatorial a la democracia, partieron exclusivamente desde el poder, sin tener en cuenta, por un lado la madurez del pueblo español y, por otro, la presión ejercida desde abajo por las intensas movilizaciones sociales, sin poder olvidar otros factores como los de carácter internacional, pues España era la última dictadura en la Europa occidental después de la caída de los regimenes autoritarios de Grecia y Portugal.

      En realidad, este cambio reformista fue un cúmulo de acciones, unas preparadas y otras forzadas, donde la presión ejercida por la oposición, aunque algunos opinen que se produjo en un ambiente de desmovilización de la sociedad civil, actuó como catalizador de estos actos.

      Tras la muerte del presidente Carrero Blanco en 1973, se produjo un nuevo impulso organizativo de la oposición democrática, siendo la Asamblea la que llevó la mayor representatividad antifranquista en Cataluña, junto a la Junta Democrática que, a partir de 1974, llevó la iniciativa en el resto del Estado español. De esta forma todo parecía ir encaminado en la búsqueda del gran salto desde la dictadura a la democracia, sumándose a ello la gran conflictividad laboral provocada en parte desde dentro de las estructuras sindicales, donde las candidaturas ganadas por CC.OO en las elecciones sindicales de 1975 comenzaban a dar sus frutos.

      Las fuerzas entre los dos bandos estaban preparadas para dirimir su lucha final, aunque la cuestión era el cómo se iba a realizar, ¿mediante la ruptura o la reforma?

      Lo sorprendente del caso fue que el último presidente del franquismo no perteneciera a ninguna familia del régimen ni que tampoco fuera falangista aunque eso no le valiera para entenderse ni con Franco ni con el rey; y que, contra todo pronóstico Juan Carlos I decidiera mantenerlo en el cargo presionado seguramente por distintos sectores del bunker pues incluso el propio falangista Girón, que había sido rechazado a formar parte del anterior gabinete por el propio presidente, apoyó al rey en este asunto ya que, después de todo, era la solución menos mala. Asi, pues, Carlos Arias no dimitió ante el rey en la creencia de que todavia estaba a la mitad del mandato ejercido por Franco, sin saber que, en realidad, el rey deseaba lo contrario.

      Sin duda alguna, el primer gobierno de la Monarquía estuvo abocado al fracaso desde su inicio entre otras cosas al ser un gabinete impuesto; sin embargo, en los siete meses que duró pudieron apreciarse algunos rasgos positivos comparados con el anterior

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