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en día podemos decir que la historia gráfica de México desde los últimos años del gobierno del General Lázaro Cárdenas (1934-40) al último gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-94), pasa por el archivo de los Mayo que, con más de 5 millones de negativos, conforma uno de los acervos más importantes de la vida de México del siglo veinte.

      En el mundo de la enseñanza con ramificaciones hacia la labor editorial, la filosofía y la sociología política, se encuentran los testimonios de los profesores universitarios Federico Álvarez Arregui, Adolfo Sánchez Vázquez y Rafael Segovia Canosa. Aunque vinculados los tres a la Universidad Nacional Autónoma de México desarrollaron actividades diversas. La biografía de Federico Álvarez se desarrolla en Cuba, España y México y a mitad de camino entre la enseñanza, el ensayismo literario y la labor editorial. La trayectoria de Adolfo Sánchez Vázquez está vinculada asimismo a España y México con especial dedicación a disciplinas como la estética, la filosofía y la enseñanza universitaria. El periplo personal de Rafael Segovia se desglosa entre la enseñanza y la sociología siendo uno de los politólogos más notables de México e investigador vinculado al prestigioso Colegio de México.

      Editor, en el sentido más estricto del término, es sin lugar a dudas José Bolea, abogado de formación y periodista de vocación, que plasmó en la Editorial Leyenda uno de los proyectos más singulares de la edición del exilio español, al traducir una serie de clásicos de la literatura, ilustrados por destacados artistas del exilio como Manuela Ballester, Enrique Climent, Ramón Gaya, José Moreno Villa, Ramón Pontones, José Renau, etc.

      La antropología cultural tiene a Santiago Genovés como uno de los más destacados estudiosos de la disciplina que prosiguieron otros antropólogos del exilio como Bosch Gimpera, Juan Comas, Ángel Palerm, etc. La experiencia del Acali (1973), con un grupo de hombres y mujeres atravesando en una barcaza el Atlántico y el estudio posterior del comportamiento humano, le dio un renombre internacional.

      La escena dramática tuvo a Augusto Benedico, Álvaro Custodio, José Estruch y José Ricardo Morales, representantes destacados de la actuación y dirección teatral en escenarios tan diversos como los de La Habana y Ciudad de México (Álvaro Custodio) y Montevideo (José Estruch) y Santiago de Chile (José Ricardo Morales). Al director alicantino José Estruch le cupo, además, el privilegio, de trabajar con la actriz Margarita xirgu, figura universal del teatro español en el exilio. Augusto Benedico conforma una personalidad peculiar pues a su trayectoria como primer actor de la escena dramática hispano-mexicana hay que añadir su labor en algunos filmes de Luis Buñuel y en telenovelas tan populares como Los ricos también lloran.

      La literatura cuenta en este libro con testimonios particulares como los de Juan Gil-Albert y Concha Méndez, lo que nos permite adentrarnos en itinerarios geográficos diversos como La Habana y Ciudad de México (Concha Méndez) y un periplo peculiar por América Latina a través de ciudades como Buenos Aires, Río de Janeiro y la Ciudad de México (Gil-Albert). Autores, en ambos casos, vinculados a la generación de Hora de España y poetas singulares del destierro.

      Una historia singular es la de Ángel Gaos, abogado, político y escritor, que tras ser condenado a muerte por el gobierno de Franco, consigue escapar de España y afincarse en México en el mundo de la enciclopedia como redactor de la Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana que compaginaría con algunos artículos de opinión en la prensa mexicana.

      Otra historia particular es la del periodista Luis Suárez que se integró plenamente en el desarrollo del periodismo mexicano y en los principales medios del siglo veinte. Un periodista que practicó el reportaje, la entrevista y la corresponsalía de prensa para medios mexicanos y extranjeros, asumiendo, en un momento de su trayectoria profesional, importantes tareas en la Federación Latinoamericana de Periodistas.

      Testimonio de la experiencia europea es el de José Renau que vivió primero en la Ciudad de México (1939-58) y luego en Berlín (República Democrática Alemana, 1958-82) donde realizó unos de los proyectos más ambiciosos de su carrera artística: el ciclo de fotomontajes The American Way of Life y una serie de murales al aire libre en ciudades tan diversas como Berlín, Halle y Erfurt.

      En términos geográficos propiamente dichos este libro recoge, fundamentalmente, testimonios de exiliados en México y algunas experiencias en La Habana (Federico Álvarez, Concha Méndez y Álvaro Custodio), Montevideo (José Estruch), Nueva York (Luis de Llano), Santiago de Chile (José Ricardo Morales), Los Ángeles (Tonico Ballester) y Berlín oriental (José Renau).

      EL ÉXODO DE POSGUERRA

      Capítulo aparte es El éxodo de posguerra en el que recogemos los testimonios de un par de artistas emigrados en la posguerra española: José Guerrero y Eusebio Sempere.

      El pintor José Guerrero nos cuenta su experiencia en Nueva York en los años emergentes del expresionismo abstracto norteamericano.

      El pintor y escultor Eusebio Sempere da testimonio de su experiencia en París en los años emergentes del arte abstracto y cinético europeo. En la entrevista con Eusebio Sempere interviene asimismo la galerista Nieves Fernández organizadora de la primera muestra de homenaje al artista en el Banco Exterior de España.

      LOS HIJOS DEL EXILIO

      El carácter familiar del movimiento migratorio republicano español supuso, entre otras cosas, que jóvenes que habían nacido en España y que apenas habían hecho sus primeros estudios en Madrid, Barcelona o Valencia, completaran su formación en México y desarrollaran su actividad profesional en América Latina.

      Forman parte de la llamada generación de Los hijos del exilio.

      Aquí incluimos una entrevista con Ruy Renau, ingeniero, profesor y cartelista de cine que ofrece nuevos datos de sus padres José Renau y Manuela Ballester.

      Ese grupo de «los hijos del exilio» representa, en cierto modo, la integración en América Latina de una generación nacida en España en tiempos republicanos que desarrollaron su actividad en el contexto del exilio español en tierras latinoamericanas integrándose plenamente en la escena cultural y académica de ese continente.

      CONCLUSIONES

      En cualquier caso son testimonios, la mayoría inéditos, que ayudan a comprender uno de los exilios más significativos del siglo veinte con un impacto particular sobre México que no sólo abrió las puertas a la «inteligencia española» con la creación de la Casa de España en 1938 –una iniciativa de Alfonso Reyes y Daniel Cossío Villegas propiciada por el General Lázaro Cárdenas– sino que les facilitó la integración a un país que con la nacionalización de petróleo, la reforma agraria y la política educativa, iniciaba una nueva etapa de su historia.

      Una etapa que, en el terreno de la cultura, dio una oportunidad a esa emigración, cuya memoria de posguerra incluimos en este libro.