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¿Te va a sustituir un algoritmo?. Lucía Velasco
Читать онлайн.Название ¿Te va a sustituir un algoritmo?
Год выпуска 0
isbn 9788418895814
Автор произведения Lucía Velasco
Жанр Социология
Издательство Bookwire
la digitalización es un ‘must’
Lo que es evidente es que la digitalización es necesaria. Y las empresas lo tienen claro. A nivel mundial, entre 2020 y 2024, las inversiones directas en transformación digital van a alcanzar cifras que rondan los ocho mil millones de euros.2 Un ejemplo que todos conocemos es ZARA, que ha apostado por la digitalización y ha impulsado su tienda virtual como alternativa a la tradicional. Es decir, ha evolucionado su negocio de la tienda física al comercio en línea 24/7. Haber estado trabajando este ámbito desde hace años les ha permitido mantener gran parte de sus ventas durante la pandemia cuando sus tiendas estuvieron cerradas y no despedir así a la plantilla. ¿Cómo hacerlo bien? Para tener una buena tienda online no solo hace falta crear una web, sino digitalizar los procesos para, por ejemplo, conocer mejor a tus clientes. En el caso del departamento de diseño de ZARA, se sigue lo que compran los clientes para hacer nuevos diseños que se parezcan a los que más éxito tienen. Así, se puede diseñar, producir y entregar productos con mayor probabilidad de ser comprados, lo que reduce el almacenamiento y la obsolescencia de las prendas.
En general todos los sectores van a tener que acelerar su digitalización adoptando tecnología para subir datos a la nube, usar más herramientas para la colaboración, apoyar sus decisiones en datos o implantar la tan temida automatización de procesos. Va a pasar.
BBVA es otro ejemplo de empresa tradicional que comenzó a digitalizarse impulsando la interacción con los clientes a través de una aplicación móvil que ha llegado a convertirse en la número uno del sector bancario porque usa inteligencia artificial para ofrecer mejores soluciones a sus clientes. Tienes a una persona al otro lado de la aplicación que está a tu disposición durante el horario laboral y la mayoría de los trámites los haces directamente tú porque es muy intuitiva. Se han automatizado los procesos que antes te hacía una persona en la ventanilla del banco. Como contraposición no ves a la persona casi nunca, ni vas a la oficina y, por supuesto, necesitas habilidades digitales para navegar en este espacio de banco virtual.
Algunos lo llaman la cuarta revolución industrial o revolución digital. Da igual el nombre. Es necesario entender lo que implica. Es un proceso tan dinámico que hace que modifiquemos nuestros hábitos de consumo y a la vez modifica la economía, el mercado de trabajo y la sociedad en su conjunto. De hecho, se podría decir que desdibuja las líneas entre las personas y la tecnología; fusiona mundo físico, digital y biológico.
aceleración digital
Cada vez se usan más las tecnologías digitales. Hablamos de la nube, de algoritmos, automatización, robótica, o dataficación, pero sobre todo de la adopción de la inteligencia artificial.3
La inteligencia artificial4 es una de las tecnologías basadas en datos más populares y de mayor crecimiento que se utilizan en todo el mundo. Según la consultora Gartner, el número de empresas que aplican la inteligencia artificial creció el 270% en los últimos cuatro años. El mercado es muy apetecible porque promete grandes beneficios. Por hacernos una idea, en 2019 su tamaño era de veintisiete mil millones de dólares. Se prevé que alcance los doscientos setenta mil millones en 2027, lo que supone un aumento de casi diez veces en solo ocho años. Como hay una batalla por personalizarlo todo para ganar clientes, las empresas están incorporando masivamente estos sistemas y así ser más competitivas.
No es algo del futuro, la inteligencia artificial ya está presente en nuestras vidas. A veces hace cosas que hacían persona como, por ejemplo, cuando hablamos con chatbots de atención al cliente; otras veces, se ocupa de lo que antes no hacíamos porque no existía –recomendarte una peli–. En realidad, está por todos lados: los asistentes virtuales, la domótica, los mapas que te dicen el estado del tráfico o la sugerencia de una canción. Quiero decir con esto que también ha traído a nuestras vidas nuevos usos sin por ello sustituir a nadie. Incluso ha generado nuevos trabajos como por ejemplo el de la persona que genera las listas de Spotify que después el algoritmo te recomienda. Sabemos que va a seguir creciendo porque nueve de cada diez empresas tienen previsto invertir en esta tecnología. Parece ser que es muy rentable porque la mitad de los negocios que la han incorporado, han sido más productivos. Es tal el éxito que está teniendo que va a revolucionar los entornos laborales por completo. Recordemos que, dicho de manera muy simple, la inteligencia artificial es “la capacidad de un ordenador de hacer tareas que antes hacían seres inteligentes”. Y que hasta donde yo sé esos seres inteligentes somos nosotros, los humanos. Tengo que reconocer que me ha despistado un poco el concepto.
¿Habéis pasado por un Decathlon recientemente? Cuando vas a la caja solo tienes que dejar lo que vayas a comprar encima de un contendor y te dice cuánto es. Sin moverlo. Gracias a unos chips pequeños, como pegatinas, que van en la ropa, se conectan con el receptor y listo. Seguramente la cajera esté ahora recibiendo a los clientes o solucionando dudas. Este es un ejemplo de cómo la automatización de una tarea hace que una persona, en este caso, una cajera, vea desplazado su trabajo porque hay una máquina que hace esa función. No está en la calle, está haciendo otras funciones. Digo cajeras porque según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España, más del 80% son mujeres.
No son pocas las tecnologías que ya permiten sustituir el trabajo humano mejorando la eficiencia y la precisión de los procesos. Esto pasa en las tiendas, pero también pasa en muchos servicios de atención telefónica donde acabamos gritándole al teléfono porque la máquina no deja de repetir “Lo siento pero no le he entendido”. ¿Te suena? Antes, ahí había una persona. Una mujer probablemente. También pasa en los gimnasios low cost donde ahora te da las clases un profesor en una pantalla en lugar de un monitor de carne y hueso. Dicen que algún día llegarán los camiones autónomos y los camioneros dejarán de poner su vida en peligro conduciendo miles de kilómetros. Lo veremos.
Y estarás replicándome que las cajeras y las telefonistas están ahora sin trabajo. Pero estos son ejemplos donde la persona ha sido o podrá ser desplazada de su trabajo, pero no obligatoriamente despedida. Creo que es útil entender este matiz de cara a nuestras angustias tecnológicas. Es decir, nuestro trabajo cambia, pero no necesariamente va a peor. Lo que hay que hacer es garantizar que esa persona trabajadora tiene una alternativa cuando sus tareas cambien y que cuenta con las habilidades digitales necesarias para desenvolverse en este nuevo mundo híbrido en vez de verse expulsada del mercado laboral con difícil reciclaje.
Es verdad que la digitalización y sobre todo la automatización van a afectar a las tareas repetitivas y básicas. Pero no solo. Como toda revolución, implica cierto grado de incomodidad y reajuste ante el cambio. Así pasó en las revoluciones industriales anteriores. Sin embargo, a diferencia de estas, creo que ahora tenemos la oportunidad de mitigar el sufrimiento social que supusieron las otras grandes transformaciones tecnológicas. Y no podemos ignorar que no lo estamos haciendo bien.
La automatización seguirá avanzando y cada vez serán más las tareas que se vean afectadas. También serán más complejas porque las máquinas cada vez hacen más cosas. ¿Os imaginabais que un programa como Google Translate podría sustituir a traductores?, ¿o que habría una máquina que hiciera diagnósticos médicos acertando más veces que un médico y sin cansarse? Así seguirá pasando en casi todos los ámbitos de nuestra vida. Llegará un robot barato y las hará. Va a pasar.
Conocemos tres grandes transformaciones que trae la tecnología y que debemos tener en cuenta por su impacto: en primer lugar, la automatización de procesos, que hace que muchas de las tareas simples y repetitivas que hacemos los humanos ahora las pueda hacer una máquina. Como las cajeras de la tienda de deportes. En segundo lugar, el boom de las plataformas digitales que sustituyen la interacción física por la virtual y no siempre con personas al otro lado. Aquí están los que pedalean con mochilas llenas de comida por nuestras calles, el alquiler de casas en Airbnb o la compra en un marketplace como Amazon. En tercer lugar, la digitalización masiva de procesos, bienes y servicios que da lugar a nuevos modelos de negocio y de organización laboral. El programa informático que están probando en el periódico para hacer noticias y que a Luna le impide no temer por su futuro.
Sabemos que, a lo largo de la historia, las innovaciones tecnológicas han revolucionado los métodos de producción, aumentando