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título de ejemplo, podemos observar la larga trayectoria de estas ideas acercándonos a la obra de dos republicanos que escribieron sobre su concepción de España en el primer tercio del siglo XX: Luis Morote y Marcelino Domingo. La visión de la historia de España que ofrecía Luis Morote en La moral de la derrota, obra publicada en 1900, respondía claramente a los presupuestos que el discurso nacional de tradición liberal había construido a lo largo del siglo XIX.[12] Defendía soluciones democráticas y autonomistas a nivel local o regional, e incidía en presupuestos del liberalismo decimonónico partidarios de que una vida local fuerte contribuiría a asentar la nación sobre bases sólidas. Con todo, su obra transmitía una imagen esencialista de la nación española. Buscaba el origen del problema nacional en el carácter nacional de los españoles y retrocedía en su busca hasta los tiempos de los celtíberos y de los romanos. Situaba el origen de la nación española en los Reyes Católicos, aunque juzgaba de forma crítica el hecho de que la unidad nacional se hubiera fundado en la unidad religiosa, por las consecuencias negativas que ello implicó con la instauración de la Inquisición. Como muchos liberales y republicanos, localizaba el comienzo de la decadencia de España a partir del momento en el que ésta se había identificado con la «resistencia al progreso de la Edad Moderna», es decir, cuando se llevó a sus últimas consecuencias esa identificación entre unidad nacional y unidad religiosa al instaurar la Inquisición. De igual forma, el periodo de los Habsburgo merecía un juicio negativo para Morote por su fanatismo religioso y por haber acabado con las libertades de los distintos pueblos de España.

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