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nos alejaba de la idea de romper nuestro acuerdo, nuestra primera propiedad fue un departamento.

      Veníamos de alquilar una casa antigua muy grande, en Villa Martelli, con dos patios, que en realidad, eran dos casas unidas que no estaban en excelente estado, pero los cinco, fuimos muy felices viviendo ahí.

      El departamento que compramos era muy lindo, en el mismo barrio, en una zona hermosa que le decían el Barrio Nuevo de Villa Martelli. Las comodidades eran muy justas, tuvimos que deshacernos de muchas cosas para poder entrar, pero teníamos lo necesario para vivir bien y estábamos felices de haber logrado “ser propietarios”, con la ayuda de una tía de papá, Anita, que como no tenía hijos le legó al morir un departamento antiguo de Once que nos sirvió para conseguirlo.

      El razonamiento de las mudanzas y del alquiler, ya no era viable, en el edificio se permitían animales, pero volvió a resurgir el acuerdo y por si eso no alcanzara, al poquito tiempo de mudarnos quedé embarazada de los mellizos, y aunque los chicos seguían insistiendo, tu llegada, se alejaba cada vez más.

      Pasamos cuatro años maravillosos en ese departamento, que aún viviendo siete personas, se agrandaba y nos rendía, era muy práctico y el barrio inigualable. Tenía tres dormitorios y un living comedor muy amplio, la cocina chiquita y un lavadero también chico, Mariano tenía un dormitorio para él solo ya que rondaba los doce años y comenzaba su adolescencia, Naty y Sabry dormían en lo que sería la pieza matrimonial, Gabriel y Marcelo, los mellizos, desde bebés durmieron en el tercer dormitorio, y nosotros en un sofá que guardaba la cama tendida en el living. Fuimos muy felices viviendo ahí y en esas condiciones, pero los chicos crecían y necesitábamos algo más grande.

      Después de mucho buscar, nos mudamos al dúplex donde vos llegaste, nos fuimos a Capital, a Saavedra, que fue lo más cerca de Villa Martelli que pudimos encontrar. En ese momento era un paraíso, ya que todos teníamos nuestro lugarcito, era a estrenar y con un patio grande para disfrutar.

      Costó acomodarnos, fue muy sacrificado, pero fue un tiempo de plenitud, la familia acomodada, todos juntos, felices y sobre todo después “tu llegada”.

      Tu primer día!!!!

      Disfrutábamos comiendo un asadito en lo de Daniel, cosa que era muy frecuente en aquella época, sobre todo los domingos.

      Estábamos en Villa Martelli, con esta familia hermosa que conocimos a través del colegio, el Instituto Fátima, donde hicieron los chicos la primaria, Mariano, Naty y Sabry hasta cuarto grado. Nos presentaron unos amigos en común y no pasó mucho tiempo para que fueran una parte valiosa de nuestras vidas.

      Todo comenzó en una quinta que fuimos con los melli recién nacidos, con amigos, ahí estaban Daniel, haciendo el asado, Graciela su esposa, Sebastián y Valeria, sus dos hijos de 5 y 9 años aproximadamente.

      Nos presentaron, Dany con su carácter tan jovial, en seguida nos cayó bien, Graciela con su paz interior, se encargó de los melli, de cuidarlos y mimarlos, tarea que se fue repitiendo a lo largo de sus vidas, Sebastián y Valeria, pegaron muy buena onda con Sabry y Naty porque eran de la misma edad y con Mariano también, aunque era más grande, porque nadie podía llevarse mal con él, con su buen carácter, y además todavía era una criatura.

      A partir de ese día, nuestros encuentros se fueron haciendo cada vez más seguido, nos fuimos encariñando y construyendo un lazo de amor, que se confirmó en el 92 cuando mi vida cambió para siempre, con la muerte de mi hermano. Una muerte absurda y difícil de aceptar. A los treinta y seis años jugando al fútbol, dos cabezas que se juntaron a buscar una pelota y al golpearse mi hermano cayó al piso casi inconsciente y un aneurisma terminó con su vida.

      Con el tiempo me fui dando cuenta que esta familia, fueron ángeles que Dios puso en mi camino para apaciguar el dolor y la desesperanza que vivimos después del accidente de Juan Manuel.

      Al año de su muerte, muere mi papá un 25 de Diciembre de un cáncer de pulmón. Una enfermedad que le produjo el cigarrillo, pero que se desencadenó con la depresión que le dejó la pérdida de su hijo. Daniel y Graciela, estuvieron presentes en todo momento, fue la navidad más difícil de mi vida y ellos acompañándonos con respeto y calidez, hasta pusieron regalos para todos en el árbol!!!!! ya que nosotros no podíamos ni pensar en eso, y los chicos todavía tenían la ilusión de la llegada de Papá Noel. Pasamos la noche del 24 en su casa, tranquilos, tristes, pero rodeados de mucho amor esperando el desenlace. Mi mamá al lado de él en el sanatorio, también rezando para que terminara esa enfermedad terrible y para que mi papá encontrara la paz que necesitaba.

      Pero volviendo a la alegría de tu primer día, estábamos, como ya dije, en lo de Dany comiendo el asadito. Natalia y Sabry decidieron volverse después de almorzar a casa, nosotros nos quedamos como siempre de sobremesas eternas y disfrutando el parque hermoso que tenían.

      Al rato me llama Sabry exaltada, hablaba a borbotones, pidiendo que fuera para confirmar tu entrada a casa. Yo sin entender nada por teléfono y con la complicidad de Graciela para que papá se quedara, me fui con una excusa para ver qué pasaba.

      Fue cuando te conocí, te habían dejado en una caja agujerada junto con tus cuatro hermanos bajo el árbol de nuestra vecina. Sabry y sus amigas los encontraron y estaban tratando de lograr ubicar los cachorros en el barrio y como era de esperar Sabry quería uno!!!!!!

      No podía contener la alegría y la ansiedad que tenía Sabrina cuando llegué a la casa, ella ya te había elegido, pero sin decir nada me pidió que eligiera uno, y sin dudarlo te elegimos, ese era “tu destino”.

      No eras la más linda de la caja, tu pelo era gris obscuro, tan chiquitita, parecías una ratita, pero quien podía negarse a esos ojos marrones enormes que pedían amor.

      Después de calmar un poco a Sabry, porque no sabía el resultado de mi estrategia para convencer a papá, hablé por teléfono con Graciela y otra vez con su apoyo, vinieron todos para casa, anticipándole algo a papá que sin entender nada, sabía que algo importante estaba pasando, y su presencia era absolutamente necesaria.

      No fue fácil, tuve que apelar a todos mis recursos para convencerlo, y hacerle entender lo importante que era para sus vidas, los melli tenían un poco y más de seis años, estábamos todos juntos en nuestra casa le recordé lo felices que habíamos sido nosotros con nuestras mascotas.

      A pesar de sus miedos y del acuerdo, bajo la guardia y dijo que sí.

      Esa noche dormiste por primera vez en casa!!!!!!!

      Los pormenores…

      No fue fácil pero ya estabas adentro y conociéndolo a papá, esto ya no tenía retorno, porque él también aunque no lo decía, te quiso desde el primer momento en que te vio.

      Como él era el jefe del hogar y éramos muchos para contener, necesitaba poner límites para que la situación no se le escapara de las manos, y vinieron las consignas a seguir y respetar.

      En principio ibas a dormir en la cocina porque eras muy chiquita, esto fue los primeros días de junio, ya hacía frío para vos. Primero había que recuperarte bien. Después ibas a dormir al patio, cosa que si mi memoria no me falla, nunca sucedió.

      Estábamos todos muy felices y excitados con tu presencia, “la novedad”, un cachorro era lo más lindo que podía pasar en un hogar con tantos chicos.

      El lunes a primera hora fuimos al veterinario para confirmar tu salud y aprender a cuidarte mejor. Él nos dijo que tendrías aproximadamente veinticinco días de vida, que tenías que tomar leche y estar calentita porque te habían destetado antes de tiempo. No tenías el peso para vacunarte pero parecías saludable y que ibas a ser de tamaño mediano.

      Lo que no pudo adivinar Héctor, tu veterinario, que ibas a ser tan hermosa!!!!!!

      Todos en casa querían atenderte, tenía un montón de ojos para mirarte y

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