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no se dio cuenta y nadando se tropezó conmigo, arrancándome una cadenita muy bella que yo siempre tenía colgada, una pequeña cruz. Traté de sumergirme y buscarla, pero la iluminación de la piscina no era muy potente. Un mesero que estaba a la orilla de la piscina me ayudó alumbrando con su linterna y nada. Hasta que de repente mi hija Jerónima dijo: “papá, que me dejen sola a mí para buscar la cadena”. Yo les dije que dejaran de alumbrar con la linterna, y a los chicos que estaban en la piscina tratando de ayudarme a encontrarla les pedí que estuvieran quietos. Mi hija se zambulló sin tocar fondo, nadó por debajo del agua un par de metros y salió a la superficie feliz con la cadenita en la mano.

      Me puse radiante de la felicidad y le pregunté cómo había hecho para encontrarla. Ella me dijo que sintió que el ángel le hablaba y le decía que se hundiera que se la iban a entregar; ella lo hizo y estiró su mano y vio a su hermano Francisco sonriendo mientras le entregaba la cadenita. Ella me dijo: “fue el ángel y Francisco los que me entregaron la cadenita”.

      Es hermoso recordar este momento donde el cosmos se confabuló y se presentaron el ángel y mi hijo Francisco para entregarle a Jerónima la cadenita, porque ella escuchó y aceptó lo que el ángel le dijo. Los ángeles nos demostraron que cuando hay fe en familia, todo puede suceder por amor, y lograr la presencia de mi hijo Francisco en un acto de amor a su hermana y a su padre y en compañía del ángel, es algo fascinante. Fue una misión de un ángel en acción.

      Ejercicio para sintonía con tu ángel

      • Donde estés, cierra los ojos y siente tu propia respiración, sé consciente de que estás respirando. Recorre tu corriente sanguínea, siente el latido vivo del corazón y lleva el pensamiento a la frente, justo entre los dos ojos, y sal y mira el mundo astral. La meditación con los ángeles es algo simple y amable.

      • Habla con tu ángel desde lo más profundo de su sinceridad. Salúdalo y, si quieres, siéntate en cualquier parte a conversar con él.

      • Dile que quieres sentir los susurros de Dios.

      • Dile que crees en él y en Jesús.

      • Pide que te ilumine, que entre en tu vida esa fuerza que es el Espíritu Santo, para lograr ir a otro nivel.

      • Cuando vayas a comenzar tu recorrido diario, dile que te acompañe, que vas a estar presto a sentir su apoyo.

      • Si viajas en un avión –yo siempre lo hago– dile: “Ángel mío, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo saludo a los ángeles del comandante del avión, de su primer oficial, la tripulación de cabina, el encargado del vuelo en la torre de control donde se inicia el vuelo y del controlador del vuelo en todo su recorrido, saluda al ángel del de la torre de control del aeropuerto donde vamos a aterrizar, llévanos con bien”.

      • Todas las noches, antes de dormir, recuerda eventos del día donde piensas que actuó y dale las gracias.

      • Visibiliza lo positivo de la vida.

      • Siente la música de los coros celestiales. Algunas personas dicen que el cielo es música y yo creo que la música es inspiración divina. Eso de llevar un mensaje a través de sonidos armónicos, melodiosos y energizantes, viene de una mente espiritual.

       Mis misiones con los ángeles

      Ser misionero de los ángeles tiene su encanto, porque uno conoce a mucha gente, muchas situaciones de vida que sorprenden y, a la vez, es apasionante el terreno del servicio. Uno puede pasar de mucha adrenalina a un capítulo dramático, a veces se presentan capítulos tiernos, hermosos, donde más que misión uno aprende con las vivencias de otros. En estas misiones con los ángeles va uno descubriendo que todo lo que ha vivido desde niño, pasando por la adolescencia y la madurez, son herramientas fundamentales para poder inspirar a las personas que atraviesan por una zona de turbulencia.

      En las misiones aprendemos a discernir profundamente, a observar los detalles de la persona que nos van a permitir dar un consejo fundamental y, tal vez, el talento que más desarrollamos es la intuición, ese algo que nos dice interiormente que hay que hablar en determinada forma o que debes ser muy enfático en un tema. En lo personal, pienso que eso que llamamos intuición en el mundo de las misiones con nuestros ángeles, son los susurros o gritos que ellos nos trasmiten y que llegan a nuestra mente en forma clara y nítida y que se expresan en forma transcendental.

      Otro tema que hay que aprender a manejar en el mundo de las misiones, es el tono de voz con el que hablamos. No se puede utilizar un tono parejo de la comunicación, porque estamos perdiendo una oportunidad de darle valor a un tema o a un concepto. Los tonos son maravillosos, puedes hablar en un tono alegre para despertar empatía con la persona que recibe la misión, o un tono profundo y reflexivo, o un tono sutil: en fin, de la manera que tú le das un tono diferente a tu voz en la comunicación, logras impactar y llevar el mensaje.

      Entrar en misiones con los ángeles es estar abierto a muchas vivencias desconocidas, pero que te las entregan para que tú ayudes a las personas a encontrar el camino perdido y hacerles ver que lo que ellos piensan que es malo, simplemente es una experiencia que tienen que vivir para crecer en su camino hacia Dios.

      A veces estoy en misión y no me he dado cuenta porque todo sucede de una manera sorprendente, donde uno resulta involucrado y conectado, para luego descubrir que esa es una misión. Cuando estás en misiones no debes tomar partido de la situación, no debes dejar involucrarte emocionalmente, ni debes sufrir. Simplemente, tú eres un instrumento de Dios, junto al ángel, para llegar al alma de esa persona.

      Cuando estás en misión, es importante que la persona te pida de viva voz que te entrega una misión para que la trabajes con los ángeles, esto te permite ver el grado de compromiso que la persona tiene en la misión y su credibilidad en el tema de Dios y los ángeles. Es muy importante que tú te muestres como un ser cotidiano y no como un milagrero o mago. Tú eres un misionero de los ángeles y vas a actuar en el rol de ser un ángel.

       Estas son misiones con los ángeles

      Las vivencias que he tenido con nuestros amigos los ángeles durante las misiones, son realmente espectaculares y maravillosas. Esta es la historia de una de mis primeras misiones: un día llega a mi casa un señor muy serio, vestía un abrigo negro y venía acompañado de su esposa, una pareja madura de unos cincuenta años, ella siempre del brazo de él. No aceptaron mi invitación a sentarse, sino que él se lanzó a hablar de su caso. “Mire, Guillermo, mi caso es el siguiente, soy un abogado muy prestigioso, con una gran carrera que me da una solidez moral muy alta. Yo quiero entregarle a usted y los ángeles esta misión. Hace un mes me empezaron a llegar sufragios con amenazas de muerte, también una corona de flores; esto me asustó mucho y me dio un infarto del cual ya me estoy recuperando. No sé quién pudo enviarme estos mensajes tan siniestros y amenazantes. Mi esposa y mis hijas también están muy asustadas, nuestra vida cambió, tenemos miedo, tenemos susto cuando caminamos para hacer mis ejercicios que me recomendó el medico después del infarto. Vivimos una pesadilla, sin saber quién envía esos mensajes, quién quiere hacerme daño, ayúdeme, somos católicos, muy creyentes, alguien nos habló de usted como el Señor de los ángeles y por eso estamos aquí”.

      Le pedí que por favor se sentaran y conversáramos, yo les hablé de mis amigos los ángeles y por qué estaba en este tema de las misiones. Le dije que él y su familia, a partir de esa noche, oraran por la persona que estaba enviando los mensajes. Ellos quedaron sorprendidos de mi propuesta y rápidamente me dijeron que lo iban a intentar, me dieron las gracias y se fueron. Yo quedé sorprendido, no alcancé a decirles más sobre los ángeles.

      A los días regresaron a mi casa un poco más tranquilos y se sentaron a hablar conmigo; les ayudé a orar por la persona que los amenazaba y pedimos que el ángel del abogado, en nombre de Nuestro

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