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Con las Vidas paralelas, Plutarco compuso un original conjunto de biografías de personajes destacados en los mundos griego y romano, que hoy se lee con sumo agrado e interés y que en su tiempo iba dirigido, con intención ejemplarizante, a jóvenes comprometidos en la administración. Las parejas aquí presentadas son Filopemen-Flaminio, Arístides-Catón y Pirro-Mario. En todas ellas Plutarco muestra un fino olfato psicológico a la hora de pintar sus retratos, a la vez que hace gala de su erudición histórica y científica, todo ello puesto al servicio del propósito moralizador de sus escritos biográficos. Filopemen, general y político, fue ocho veces estratego de la Liga Aquea e impulsó decisivamente como poder hegemónico en la Hélade, para lo que doblegó repetidamente a la rival Esparta, mientras que Flaminio, político y militar romano, liberó a Grecia del dominio de Filipo de Macedonia; Arístides, arconte y estratego ateniense durante las Guerras Médicas, fue apodado «el Justo» por sus acciones, Catón el Viejo llegó desde los orígenes plebeyos de su familia al elevado cargo de censor, cargo en el que se distinguió por su defensa de las tradiciones romanas y por la promoción de la guerra contra Cartago, rival de Roma en la pugna por la hegemonía en el Mediterráneo, y por añadidura fue el primer prosista destacado en lengua latina; Pirro, rey de Epiro y de Macedonia, fue uno de los generales que más resistió a la expansión romana, y llegó a combatir en suelo itálico y siciliano, aunque sus victorias parciales en batallas fueron a un coste muy elevado (victorias pírricas) y condujeron a su derrota final, Mario, elegido cónsul siete veces, reformó los ejércitos romanos y fue llamado, por sus servicios a su patria (Guerra de Jugurta, Guerra Civil), Tercer Fundador de Roma.

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Este volumen reúne una varia selección de tratados plutarqueos dedicados al amor, a la filosofía política, a la oratoria y a la comedia En este nuevo volumen de los Moralia de Plutarco se incluyen tratados de tema amoroso, político y de crítica literaria. Se abre el volumen con el «Erótico», diálogo en el que se reflexiona acerca del matrimonio y se contraponen el amor homosexual y el heterosexual. Las «Narraciones de amor» recogen leyendas populares de tema sentimental. Siguen seis tratados de carácter político («Sobre la necesidad de que el filósofo converse con los gobernantes», «A un gobernante falto de instrucción», «Sobre si el anciano debe intervenir en política», «Consejos políticos», «La inconveniencia de contraer deudas»…), en los que Plutarco expone sus ideas acerca de la importancia de la filosofía para la vida pública, da consejos sobre este tema a los ancianos y a los jóvenes y hace una exposición de la teoría política tradicional. Se cierra el volumen con las «Vidas de los diez oradores», que recoge las biografías de los grandes maestros de elocuencia griegos incluidos en el «Canon de los Diez o Alejandrino» (Antifonte, Andócides, Iseo, Lisias, Isócrates, Esquines, Licurgo, Demóstenes, Hipérides y Dinarco) y con la «Comparación de Aristófanes y Menandro», los dos grandes comediógrafos griegos, de la que sólo se ha conservado un breve resumen.

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Con las Vidas paralelas, Plutarco compuso un original conjunto de biografías de personajes destacados en los mundos griego y romano, que hoy se lee con sumo agrado e interés y que en su tiempo iba dirigido, con intención ejemplarizante, a jóvenes comprometidos en la administración. El tercer volumen de las Vidas paralelas de Plutarco (50-125 d.C.) incluye las biografías de Pelópidas y Marcelo, Coriolano y Alcibíades, Timoleón y Paulo Emilio. La inmensa galería de espejos que nos ofrece Plutarco en sus «Vidas» se abre de nuevo para mostrar cómo los seres humanos, en los diferentes momentos que dibujan el trazado de su existencia, se convierten en encarnaciones de virtudes y vicios. Para ello Plutarco se sirve de un modelo de narración biográfica que pretende servir de «maestra de la vida», según el antiguo adagio romano, pues su intención es capturar el éthos, el carácter moral de estos héroes, vislumbrar cómo la naturaleza resulta modificada ante los avatares de la vida, sus éxitos y sus fracasos. La historia se convierte en una fuente de modelos éticos, desde la sublimidad moral a la abyección. Las biografías de Pelópidas, artífice junto a Epaminondas de la hegemonía militar de Tebas, y de Marcelo, el gran rival de los Escipiones en la vida política romana y «el único general al que Aníbal rehuía», aparecen unidas por su amor a la patria, por una vida consagrada a la milicia y a la política. Ambos encontrarán la muerte a causa del odio a sus enemigos: el cruel Alejandro de Feras y el gran Aníbal respectivamente, al confundir el valor en la batalla con la osadía y el desprecio a la vida, lo que es reprochable en un jefe militar. Asimismo es reseñable el célebre episodio de la derrota romana en Siracusa ante el matemático Arquímedes, narrado por Plutarco en la «Vida de Marcelo». Las biografías de Coriolano-Alcibíades y Timoleón-Paulo Emilio se centran en figuras que tuvieron un papel positivo o negativo en momentos de crisis de sus respectivos pueblos. En efecto, Alcibíades y Coriolano son responsables directos de los éxitos y fracasos militares de Atenas con los espartanos y de Roma con los volscos; lo mismo cabe decir de Paulo Emilio respecto de la guerra macedonia, que puso en peligro la estabilidad internacional de Roma. Por último, los cartagineses son el enemigo exterior al que se enfrenta y vence Timoleón, hacedor de la libertad para toda Sicilia, convertida en su auténtica patria. No obstante, la actitud de estos cuatro respecto a la tiranía fue bien diferente: el autoritarismo, la codicia y el egoísmo fueron rasgos esenciales de Alcibíades y Coriolano, ambos condenados por sus conciudadanos y muertos en el destierro; por el contrario, las figuras de Emilio y de Timoleón, con su espíritu de sacrificio y entrega a la lucha por la libertad, surgen como verdaderos estadistas y padres de la patria, aunque también se vieron obligados a vencer el descontento de sus conciudadanos o la desconfianza de los pueblos extranjeros. Es menester señalar aquí que la «Vida de Coriolano» sirvió de fuente para la tragedia Coriolano de William Shakespeare, que, gran lector de Plutarco, no dejó de acudir a sus Vidas como fuente documental y moral de sus demás tragedias de ambiente clásico (Julio César, Antonio y Cleopatra).

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Este volumen reúne las biografías de Lisandro-Sila, Nicias-Craso y Cimón-Lúculo. Plutarco se centra en el carácter moral de estos personajes históricos para dibujar un fino retrato de poderosas naturalezas humanas. Este volumen reúne las biografías de Lisandro-Sila, Nicias-Craso y Cimón-Lúculo. Plutarco se centra en el carácter moral de estos personajes históricos para dibujar un fino retrato de poderosas naturalezas humanas. Lisandro, el exitoso general espartano (derrotó a la flota ateniense en la célebre batalla de Egospótamos y conquistó Atenas), y Sila, el cruel dictador romano, aparecen unidos por su carácter excesivo, que llevó al primero a ensañarse con sus enemigos incluso cuando ya había vencido, y al segundo a depurar a sus enemigos en Roma; el general y estadista ateniense Nicias tuvo una destacada intervención en la Guerra del Peloponeso y obró la célebre paz que lleva su nombre, aunque se le achaca una derrota decisiva frente a los espartanos en Sicilia a causa de su carácter vacilante e inseguro, mientras que Craso el Triunvuro, general y político de la última época de la República romana, se destacó en los lances militares de la batalla de la Puerta Colina, en el bando de Sila, y el aplastamiento de la revuelta de los esclavos, además de por su apoyo económico y político a Julio César (con éste y con Pompeyo formó el Primer Triunvirato); por último, Cimón y Lúculo comparten suertes distintas: el primero fue condenado a un ostracismo de siete años por ser el principal defensor del partido proespartano en la Atenas de Pericles, el segundo se retiró a un lujo desmedido en sus villas de Roma y Túsculo, donde se dedicó al estudio de la filosofía tras haber combatido con éxito, como general de Sila, en las Guerras Mitridáticas.

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Esta obra presenta las vidas de Demetrio Poliorceta, uno de los generales de Alejandro Magno, que luchó por la sucesión del gran conquistador, y la de Marco Antonio, triunviro rival de Octavio, el futuro Augusto, así como las de Arato de Sición, Artajerjes II, Galba y Otón, y Dión y Bruto. Las Vidas de Demetrio y Antonio presentan la azarosa existencia de Demetrio Poliorceta (337-283 a.C.), hijo de Antígono «el Tuerto», uno de los generales de Alejandro Magno que luchó por la sucesión del gran conquistador, y la de Marco Antonio (83-30 a.C.), triunviro rival de Octavio, el futuro Augusto. Plutarco plasma sus desmesuradas pasiones, avivadas por amantes y aduladores, sus espectaculares y mal digeridos triunfos seguidos de catastróficas derrotas, hasta llevarnos hacia los patéticos y aleccionadores finales de estos dos singulares antihéroes. Componen este volumen otras cuatro biografías independientes: la Vida de Arato relata las dificultades de Arato de Sición (271-213 a.C.), como estratego de la Liga Aquea, para mantener la independencia de Grecia frente al enemigo reino macedonio; la Vida de Artajerjes es un interesante cuadro de exotismo decadente e intrigas de harén que enturbian el reinado de Artajerjes II (436-358 a.C.); y, por último, las Vidas de Galba y Otón nos trasladan al 69 d.C., «el año de los cuatro emperadores», y a la difícil transición tras la muerte del emperador Nerón. Con las Vidas de Dión y Bruto, Plutarco aborda el tema de la tiranía. Insiste en los aspectos que más podrían aproximar las vidas de estos dos tiranicidas (su educación platónica, sobre todo), consciente de que poco era lo que tenían en común los tiranos derrocados: Dionisio de Siracusa (hijo de Dionisio el Viejo, paradigma de déspota ya desde la antigüedad) y Julio César, cuyo asesinato no perdonó el pueblo de Roma.

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Este volumen incluye los escritos que Plutarco (quien fue iniciado en los misterios griegos y egipcios y sacerdote de Apolo del Oráculo de Delfos) dedica a los culto y creencias religiosos. El proverbial espíritu «ilustrado» de Plutarco, manifestado en el estudio riguroso de las más diversas materias y en su concepción de servicio público de sus investigaciones y tratados, no le impidió ocuparse de algunas cuestiones esotéricas relacionadas con el culto y los oráculos; en él, la cultura no está reñida con lo religioso, y fue un iniciado en los misterios griegos y egipcios. Uno de sus tratados más importantes, y uno de sus últimos escritos, es «Sobre Isis y Osiris», que describe los detalles del culto a estas dos divinidades egipcias. Bajo el nombre de Diálogos píticos se agrupan tres tratados («La E de Delfos», «Los oráculos de la Pitia» y «La desaparición de los oráculos») que probablemente fueran escritos mientras el autor estaba al servicio del templo de Apolo en Delfos, y se ocupan de este mundo mágico y oscuro: la evolución de las respuestas oraculares, el rito y el ornato monumental, la decadencia de las sedes oraculares, la ciencia simbólica, la iniciación en la Tradición Primordial… En todos ellos se manifiesta una religiosidad sincera y se efectúa una indagación sobre el sentido de la búsqueda espiritual.

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Este volumen contiene buena parte de los tratados explícitamente filosóficos de Plutarco: los dedicados a Platón y los de crítica a la doctrina estoica. En ellos formaliza ideas que ya estaban latentes en muchos otros escritos. Si bien el pensamiento filosófico de Plutarco está presente en toda su obra, es en los tratados de los Moralia incluidos en este volumen y en el siguiente donde el autor expresa con claridad su posición respecto a las corrientes filosóficas de la época. Los Tratados platónicos son comentarios referentes a diversos aspectos de la obra de Platón y constituyen un claro testimonio del sentimiento de fidelidad de Plutarco hacia el filósofo ateniense. Forman este grupo tres opúsculos: las «Cuestiones platónicas», pequeños comentarios a puntos concretos de ética, epistemología y ontología; «Sobre la generación del alma en Timeo», explicación de la doctrina del alma presente en ese diálogo, que fue el más famoso de Platón en la Antigüedad y la Edad Media por su relato cosmológico; y un Epítome al tratado anterior, claramente espurio. Las tres obras siguientes (los Tratados antiestoicos), reflejan la actitud crítica de Plutarco frente a la filosofía del Pórtico. En las «Contradicciones de los estoicos» denuncia las contradicciones internas de las tesis de Crisipo. «Los estoicos dicen más disparates que los poetas» constituye un delicioso jeu d'esprit en el que el autor se burla de las doctrinas estoicas comparándolas con inverosímiles creaciones poéticas y míticas de los griegos. Cierra el volumen «Sobre las nociones comunes, contra los estoicos», tratado en el que Plutarco intenta derribar los conceptos universales del estoicismo, los que constituyen los fundamentos más sólidos de su doctrina.

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El segundo volumen de escritos filosóficos de Plutarco critica la doctrina epicúrea (como hiciera con el estoicismo en el tomo anterior) y su materialismo, desde los postulados idealistas del platonismo. En este volumen se incluyen tres interesantes tratados en los que Plutarco ataca directamente y con vehemencia la filosofía epicúrea. «Contra Colotes», es una crítica feroz de la Lógica y la Física de esta doctrina; «Sobre la imposibilidad de vivir placenteramente según Epicuro» (formalmente una continuación del anterior) constituye un profundo y elaborado ataque a la Ética del filósofo del Jardín; finalmente, el opúsculo «De si está bien dicho lo de „vive ocultamente“» supone una censura de la famosa máxima epicúrea. Los tres tratados dejan patente que Plutarco tenía un profundo conocimiento de la filosofía de Epicuro: éste es, tras Platón y Aristóteles, el filósofo más citado en la obra del de Queronea. Pero su pensamiento neoplatónico era incompatible con una doctrina materialista y hedonista, por lo que Plutarco contribuyó, en gran medida, a la formación de las acusaciones que, desde finales de la Antigüedad y durante el Medievo, dirigieron contra Epicuro desde Clemente de Alejandría hasta Teodoro Metoquita. Pero, paradójicamente, el mayor interés de estos tratados radica en que representan un inapreciable filón de citas, alusiones, referencias, textos y pasajes que ayudan al lector actual a profundizar y entender el pensamiento de Epicuro.

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Componen el grueso de este volumen varios escritos dedicados a las ciencias naturales y «Sobre comer carne», una de las más destacadas defensas del vegetarianismo de toda la Antigüedad. Empieza el volumen con un tratado de crítica literaria («Sobre la malevolencia de Heródoto»), en el que Plutarco censura, de manera tendenciosa, la exposición que el historiador hace de la participación de los griegos en las Guerras Médicas. «Cuestiones sobre la naturaleza» es una colección de preguntas (con sus correspondientes respuestas) sobre ciertos aspectos de interés en el ámbito de las ciencias naturales, materia sobre la que versan los tratados restantes, pero centrándose cada uno en un tema: «Sobre el principio del frío» y «Sobre si es más útil el agua o el fuego», trata de cuestiones físicas; «Sobre la cara visible de la Luna» es una mezcla de física, antropología y misticismo escatológico; «Sobre la inteligencia de los animales» y «Grilo», por su parte, tratan cuestiones de psicología animal (en el «Grilo» se parte de un episodio mítico, la estancia de Ulises en la isla de Circe); finalmente, el «Sobre comer carne» es un auténtico alegato en favor de la dieta vegetariana, el más importante de toda la Antigüedad junto con «Sobre la abstinencia», de Porfirio.

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En el presente volumen destacan las vidas de Foción y Catón el Joven, así como con las de Demóstenes y Cicerón, terminando con los pares de biografías de los reyes espartanos Agis y Cleómenes, y los hermanos y tribunos de la plebe Tiberio Sempronio Graco y Gayo Graco. Foción y Catón el Joven son probablemente los dos protagonistas de las Vidas de Plutarco más admirados por el autor, pues los consideraba un excelente ejemplo de virtud tanto en su vida personal como en la política. Estas dos biografías son la fuente más importante y más completa para el estudio de ambos personajes; además, en el caso de Catón, la de Plutarco es la única conservada. En cuanto a Demóstenes y Cicerón, ya en la Antigüedad se consideraba que con ellos había llegado la oratoria a su grado más alto de perfección, por lo que era habitual parangonarlos. Al autor de las Vidas paralelas, que sigue criterios biográficos propios, lo que le interesa es el estudio del carácter con una finalidad ejemplarizadora y moralizante, y trata de la oratoria sólo como un instrumento de la actividad política de los protagonistas. En Foción y Demóstenes encontramos a dos dirigentes políticos de la Atenas del siglo IV a.C. con diferentes actitudes ante el fin de la independencia de su ciudad, que acaba siendo sometida por el reino de Macedonia. Catón el Joven y Cicerón, en el siglo I antes de nuestra era, luchan denodadamente en el mismo bando en un intento, heroico pero no coronado por el éxito, de salvar la República romana frente a los ataques de los que buscaban su poder personal. El volumen se cierra con los pares de biografías de los reyes espartanos Agis (idealista, partidario de restablecer las leyes de Licurgo y de cierta redistribución de la riqueza) y Cleómenes (enemigo de la Liga Aquea, ante la que cayó derrotado), y los hermanos y tribunos de la plebe Tiberio Sempronio Graco y Gayo Graco, que trataron de efectuar una reforma agraria a fin de mejorar la pésima situación del campesinado itálico, y por ello fueron asesinados por la clase senatorial.