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El reportero estadounidense, conocido por su riguroso método a la hora de trabajar y su obsesión por la perfección, se plantea las imágenes como una nueva manera de narrar y documentar más allá de una mera objetividad. Para ello el fotógrafo rompe con algunos moldes establecidos, como prolongar en gran medida el tiempo de reportaje o liberarse del binomio fotografía-realidad. El autor conseguir conectar e implicarse, no importa si las fotografías narran el hecho o motivo desde una mirada realista o metafórica; el reportaje nos enseña su realidad, su visión personal, sensible y acertada. Y es, desde esa perspectiva, donde se revela el artista.

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       Pescando en la Bahía de Minamata, 1972

      Esta fotografía ilustra la intención de Eugene Smith de ir un poco más allá de una mera documentación y recurre a una imagen metafórica, donde el hombre es prisionero de los efectos de su propia actividad, la contaminación provocada por una mina de metilmercurio, sin ser consciente de sus devastadores efectos.

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      Manuel Lemos

       Colección Naturalezas

       Canon 5D, Canon 100 macro f/2,8, ISO 100, f/22, 1/8 s. Trípode.

      Autor, identidad y estilo

      Llegados a este punto, cabría preguntarse que hace de la obra de estos dos grandes fotógrafos algo tan personal. La respuesta más inmediata es que tienen un estilo propio que los hace únicos e identificables. De hecho, solemos reconocer y atribuir el estilo con cierta facilidad. Pero ¿qué es el estilo?, ¿cómo se consigue?

      Para intentar responder a estas preguntas, retomaremos el tema del estilo para intentar profundizar un poco más y definir nuestra posición ante él.

      Algunas definiciones que pretenden ser concisas como: “El estilo es la medida y marca del talento” o “El estilo es el medio no el mensaje”, resultan incompletas y no parecen convencer del todo. El estilo parece ser una idea algo huidiza, que nada o poco tiene que ver una habilidad que se pueda aprender directamente.

      Para complicar aún más las cosas, lo cierto es que la fotografía dispone de innumerables trucos y recursos técnicos que tienen un peso importante en su apariencia y resultado, y que parecen dejar poco sitio al estilo. Quizás por eso, a menudo al estilo se le relaciona con cuestiones tan diversas como usar una determinada óptica, encuadre, enfoque, movimiento o presentación, cuando no son más que un recurso técnico. No hay nada malo en usar una técnica como marca de identidad, pero esa marca tiene poco que ver con el verdadero estilo y evolución de la obra personal de un fotógrafo. Lejos de intentar definirlo con exactitud y para arrojar un poco de luz, podemos afirmar, por un lado que, para el espectador, el estilo es un instrumento básico que le permite identificar y analizar al autor y su obra, elaborar críticas, establecer comparaciones o influencias, etc. En cambio, para el autor, su función identificadora es menos relevante; para un autor, el estilo, tiene mucho más que ver con una actitud sensible que lo empuja a estudiar, explorar y reflexionar sobre el motivo.

      Es interesante añadir que el estilo incluso puede ser objeto de renuncia por parte del fotógrafo, (el fotógrafo británico Lord Snowdon, manifestaba con firmeza su deseo de que fueran identificables sus personajes retratados, no su obra), o también una actitud en continuo cambio (Paul Strand a lo largo de su carrera desarrolló temas o estilos diferentes y sin ningún orden establecido).

      Una buena postura ante tanta ambigüedad y que me convence bastante, es aquella que afirma que la capacidad de una fotografía de comunicar, estimular o emocionar, es una cuestión de estilo. Como pudimos ver en los casos mencionados de Adams y Erwitt, como ocurre con muchos otros artistas y fotógrafos, es su forma de ser, de ver y plantear situaciones lo que forja su estilo. La respuesta a todas estas incógnitas podría estar en que el estilo no es tanto una meta o prioridad, más bien algo que viene por añadidura.

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      Luis LLavori

       El valle de los colores

      Es bastante frecuente que el fotógrafo de naturaleza, con inquietudes artísticas, recurra a la abstracción como una nueva forma de expresarse. Cosa bastante comprensible, teniendo en cuenta que desde lo abstracto el autor se opone a una mirada más realista, actitud que favorece una visión más personal y una mayor libertad creativa. La mirada cede protagonismo a la visión del autor, que interioriza y construye su propio mundo o motivo.

       Nikon D300, Micro Nikkor, 105 mm f/2,8, 1/100 s, f/8 - ISO 500 a pulso, prioridad a la apertura.

      La fotografía como lenguaje

      “En el desarrollo de una obra personal subyace el reto de conocer la esencia del lenguaje, ya que toda obra dicta su propio lenguaje y normas”.

      Más allá del concepto de reproducción o representación, la fotografía es un lenguaje de formas y significados que se ha ido desarrollando y enriqueciendo a lo largo de su propia historia y que ha ido definiendo la fotografía como lenguaje sobre la base de tres criterios:

      •Principio: Se origina en una realidad visible, ya sea espontánea, modificada o creada. Aquí entra todo lo que se refiere a la intervención del fotógrafo para crear “otra realidad”.

      •Estética: Se expresa a través de su propia forma y plasticidad.

      •Género: Se enmarca en un determinado género (paisaje, retrato, bodegón, etc.)

      La idea de utilizar la fotografía como medio para expresarse y comunicar un mensaje, nos lleva a revisar algunos aspectos que nos ayudarán a entender y expresarnos por medio del lenguaje fotográfico. La intención del autor se impone a través de un discurso estético y un posible mensaje que el espectador tendrá que descubrir o interpretar. Estableceremos una especie de camino iniciático en tres etapas para adentrarnos en la idea siempre estimulante de la narrativa fotográfica.

      Si partimos de la fotografía desde su concepción más elemental, podemos decir que es una forma de representación gráfica determinada por mecanismos ópticos, mecánicos, químicos y electrónicos. En su origen, la imagen se forma simultáneamente en toda su superficie surgida de un posible escenario, acontecimiento o motivo, de manera casual o intervenida y en un periodo de tiempo relativamente breve. Vemos que esto supone una sensible diferencia con respecto a otras formas de representación gráfica o icónica, ya que determina a establecer, al menos en su origen, qué condiciones son las idóneas para lograr un determinado registro. Registro que, en función a nuestras intenciones, podrá ser definitivo o punto de partida para una intervención posterior.

      El siguiente paso es profundizar en esas cualidades esenciales atribuidas a la fotografía. Para ello las agruparemos en cuatro puntos que, considerados en su conjunto o individualmente, nos posibilita y condiciona innumerables ideas y facetas expresivas.

      image LA FOTOGRAFÍA DESCRIBE E INFORMA

      Aun tratándose de una visión parcial y sesgada, la fotografía es como un espejo, única en su capacidad de imitar o describir la realidad y contener gran riqueza de detalles. Muchos autores han creado una obra muy personal, con una clara intención realista o documental; incluso han incorporado nuevos equipos y técnicas para optimizar la profundidad y riqueza de detalles. Otros, despojando total o parcialmente a la fotografía de esa faceta descriptiva mediante técnica o manipulación, desarrollaron nuevos e impactantes recursos expresivos.

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