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      LA PESCA DESDE

       COSTA EN EL SUR

       Y EN CANARIAS

exlibric

      ANTONIO ROJO MORALES

      LA PESCA DESDE

       COSTA EN EL SUR

       Y EN CANARIAS

      EXLIBRIC

      ANTEQUERA 2015

      LA PESCA DESDE COSTA EN EL SUR Y EN CANARIAS

      © Antonio Rojo Morales

      © de la imagen de cubiertas: Antonio Rojo Morales: "Autor saliendo del agua tras un lance lejano en la playa"

       Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric

      Iª edición

      © ExLibric, 2015.

      Editado por: ExLibric

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      ISBN: 978-84-16110-52-0

      Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.

      ANTONIO ROJO MORALES

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      LA PESCA DESDE

       COSTA EN EL SUR

       Y EN CANARIAS

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      Índice

       Portada

       Título

       Copyright

       Índice

       Dedicatoria

       A modo de prólogo

       Mi día de pesca de doradas

       La pesca del sargo al toque en las islas Canarias

       La pesca del palometón

       La pesca del besugo en el Estrecho

       La pesca de la herrera

       La pesca del lenguado

       Cebos y formas de pescar la dorada

       Epílogo

       Otros títulos de Antonio Rojo Morales

      A mis hijos, Antonio y José, por sus ayudas y bromas; a mi maestro, Francisco Cienfuegos,

       q. e. p. d., por su ejemplo, y a mi amigo

       Paco Servan, por buen pescador.

      A. Rojo

      A modo de prólogo

      Querido lector, este libro sobre la pesca que tienes en tus manos podría decirse que nació tras un “embarazo” de muchos años de afición, la cual, tras atraparme, creció en mi mente día a día con la fuerza de lo desconocido, del desafío, de la aventura que mueve al hombre…, y sigo apasionado por ella.

      Los americanos dicen que es el pescado el que atrapa al pescador, y yo lo creo, pues es difícil escapar, cuando no imposible, a la intensa atracción que una buena captura ejerce sobre uno —mi caso— toda la vida, y más si ocurre el mismo día en que te inicias en su práctica, torpemente, sin saber siquiera lanzar ni sacarlo, con caña y carrete recién comprados, con la intención, al principio, de escapar al tedio de unas vacaciones veraniegas junto al mar, y te ves en la necesidad de la ayuda de la gente cercana para lograr sacarlo a tierra.

      Si además añadimos que, el primer pez, el que me atrapó esa mañana de un lejano verano no fue un minúsculo besuguito de la bahía de Algeciras, sino una dorada de dos kilos, todo queda dicho.

      Desde entonces, la pesca —unida a mi vida cual uña y carne— ha sido, para mí, aprender, inventar, observar, copiar, mejorar y poner en práctica todos los sistemas que he creído convenientes, tanto míos como de mis compañeros, para tener el máximo éxito y vivir intensamente largos años arrostrando sus días y noches de pesca en los fríos meses de invierno —con hogueras nocturnas en la playa— y calurosos meses de verano —con sombrilla—, siempre esperando, mirando sin cansarme las cimeras de mis cañas, siempre tras el gran pez, buscando la utopía del pescado de cuero (tiburón) desde tierra en Fuerteventura o lanzándole una gran herrera viva que tenía en el cubo a una horca que un día entró por error en el interior de la Base de Rota donde yo estaba pescándolas, y que estuvo recorriendo el puerto unas dos horas, sumergiéndose y volviendo a salir ante mis narices en su deambular buscando la salida de la bocana, o tal vez algún atún descarriado, deseando que me rompiera el hilo —y aun la caña— si picaba; solo por la emoción de vivirlo y contarlo.

      Mi modalidad preferida es la pesca al lanzado y a fondo, desde tierra, preferiblemente desde playa, sin desdeñar espigones, acantilados y roquedos, e incluso la embarcada, tanto a fondo como al garete o al curry, bien en la Península o en Canarias.

      Y digo que es mi preferida por entender que es la más noble, propia, genuina, ancestral y bella de las modalidades. Las demás tienen ciertas ventajas sobre el pez y, por lo tanto, no me parecen éticas ni deseables, de ahí que mis relatos estén versados, preferentemente, sobre la practicada a pie, por ser la más lógica para el HOMBRE, en la cual imagino se inició en el albor de los

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