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Hola Guille. Gloria Candioti
Читать онлайн.Название Hola Guille
Год выпуска 0
isbn 9789875043152
Автор произведения Gloria Candioti
Серия Zona Límite
Издательство Bookwire
“¿Y ahora con que va a salir ese idiota?”, pensó Guille con temor.
Guille leyó con rabia. Ídolo era un cobarde, decía cualquiera y se escondía. Sospechaban que era alguno de quinto. A Guille se le fue cayendo esa hipótesis: tenía que ser un compañero, uno cercano, no uno de quinto, el tipo sabía demasiado y solo bardeaba a los de su curso. No se metía con otros. Recorrió con la mente la cara de todos sus compañeros y no le cerraba que fuera alguno de ellos. La mayoría siempre estaba en sus cosas. Eran bien claras las categorías: compañeros y amigos. Los compañeros eran solamente los que estaban ahí y no importaban. Había grupos, que no se metían unos con otros, tal vez se ayudaban un poco con el estudio y las tareas, pero nada más. Cuando Paula fue atacada en las redes, muchos fueron solamente “panelistas” que no dejaban de hablar como si estuvieran en esos programas de la tele que opinan tardes enteras de la pelea de los famosos de turno.
Guille pensó que mejor era no contestarle, pero que se metiera con Paula, con él y sus amigos lo ponía frenético. Además, lo que decía de Javier lo inquietó.
Los mensajes de Ídolo ya se habían viralizado en los WhatsApp y las cuentas de Twitter de los chicos. Había estado mudo unos días y ahora volvía a aparecer.
Paula, ajena a las redes, en la casa de su abuela, charlaba con Moni mientras merendaban. Sonaban las notificaciones en su celular, pero a su abuela no le gustaba que ella usara el teléfono cuando hablaban.
—Guille está como frío, no me da la misma bola de antes, abu. Y a mí él me re gusta.
—Tené paciencia, Pauli, hay que respetar los tiempos del otro, si lo que quiere...
—Yo no sé lo que quiere, me da besos cuando estamos solos, en público ni la mano me da. Yo digo que nos pongamos de novios y él dice que no, que tenemos que estar seguros. Discutimos un montón por eso.
—Y vos, Pauli, ¿qué querés?
La pregunta de Moni la sorprendió, se quedó en silencio. Moni le cebaba un mate y esperaba.
—¡¡¡Ay!!! Abu, las cosas son diferentes ahora, yo lo quiero a Guille, abu, lo quiero, pero…
—Pero…
—Hoy viste que no es como en tu época que eran más comprometidos. Vos te pusiste de novia con el abuelo a los…
—A los quince años y estuvimos juntos cincuenta. No era tan diferente, también tenía que ver con lo que uno quería vivir: algo en serio o jugar. Me parece que lo distinto es que ahora juegan con el amor. Y eso es lo complicado, que quieren jugar.
—Guille a veces parece que hace eso de jugar y otras no. Me pone mal, no entiendo.
—Bueno no digo que esté bien lo que hace. Pero sí digo que lo tenés que respetar, querida. Es tu amigo. Y sobre todo, vos tenés que respetarte.
—No es solo mi amigo, vos no entendés.
—Paula, no sé qué decís, ¿vos querés tener relaciones con Guille o ya las tienen?
—No, abu, no tenemos y no es eso. Lo necesito de una manera que no es solamente de amigo.
—No quiero sermonearte. Después de todo lo que pasó, que no fue hace tanto tiempo, dos o tres semanas, ¿no? Mejor bajar la ansiedad y dedicarse al estudio. Vayan más despacio, date y dale tiempo.
Paula disfrutaba de las charlas con su abuela, con ella podía hablar directamente de todo: ella no se escandalizaba.
—¡¿Podés apagar ese aparato?, me pone enferma ese ruidito! –la asustó su abuela.
Pero cuando quiso silenciarlo, vio un mensaje directo de Instagram que le puso los pelos de punta.
A Paula le dio bronca que Ídolo volviera a molestar y también miedo de que la llamara “Yamila”. Era como esas películas en las que algo del pasado, que se quiere olvidar, reaparece.
Al día siguiente, Guille comentó con sus amigos sus sospechas de que Ídolo fuera uno de los compañeros del aula. También podía ser el novio de una de las chicas, que eran chusmas y podían darles datos a sus novios de quinto.
La rivalidad entre los dos cursos se había gestado en los partidos del torneo intercolegial. Al equipo de Guille era difícil ganarle y los otros, se enfurecían. No sería raro que se vengaran con bardeos en las redes.
“Marina mejilla morada. Javier te pegó otra vez”, esa parte del mensaje había taladrado a Guille buena parte de la noche. Con Javier eran compañeros de equipo. Javier era descontrolado y violento en los partidos, pero pegarle a la novia era otro tema.
Lo esperó en el recreo. Se sentaron en un banco solitario del patio.
—¿Viste el tuit de Ídolo?
—Un imbécil.
—Lo que dijo de Marina, ¿es cierto? Tiene un moretón. Quiero saber si vos se lo hiciste.
Guille era directo y sabía que la violencia no era algo que se pudiera tolerar de nadie.
Javier se incomodó con la pregunta.
—No, ¡qué pensás, boludo! Yo no hago eso –se defendió rápido Javier.
—Lore y Palo dicen que sí –Guille insistía mirándolo directo a los ojos. Javier buscaba algo en su mochila.
—¡Esas no pueden hablar de nadie! Además qué te metés, Guille. No es tu tema.
A Javier esa mirada de “yo sé que es verdad” que ponía Guille cuando estaba seguro de algo, lo sacó.
—Mirá, imbécil, lo que pase entre Marina y yo es un asunto nuestro. Para que te quedes tranquilo, no le pegué a propósito. Fue cuando estábamos teniendo relaciones. Vos de estas cosas no entendés. ¿O ya hiciste algo con Paulita?
Guille no le respondió, intentaba encontrar la verdad en sus ojos, no le creía esa versión.
—Javi, si le estás pegando, cortala, en serio cortala o te voy a denunciar. Solo los cagones les pegan a las chicas –le dijo Guille con fuerza y decisión en la amenaza.
—¿No me escuchaste vos? Te dije que fue cuando…
—No te creo. Ojo, cuidate.
Guille se levantó y volvió al aula. Javier siguió sentado en el banco. La furia lo carcomía. Seguro que la “forrita” de Marina le había contado a Guille. Cuando salieran del cole la iba a encarar.
Durante la mañana, Guille y los demás estuvieron atentos a los posteos de Ídolo. Los mensajes de WhatsApp corrían en los celulares, mientras los ojos se deslizaban de los profesores a las pantallas.
Guille recibió un mensaje:
Guille lo buscó con la mirada. Ezequiel estaba sentado en la última fila. Miraba su