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de los humores del barómetro político. La situación mejoró, en parte, con la puesta en marcha de la central nuclear de Metsamor en Armenia, después con la rehabilitación de las centrales hidroeléctricas georgianas y con la estabilización del suministro de gas de Azerbaiyán y Rusia. En Tiflis, los cortes forman ya parte de la historia, aunque algunas ciudades como Poti sólo tienen acceso a la electricidad unas horas al día.

      Jorges

      Curioso fenómeno el de la presencia de «Jorges» en Georgia. San Jorge es el santo nacional y el nombre «Guiorgui» es el más extendido entre los hombres. En las lenguas occidentales se designa el país por un derivado de este nombre. Sin embargo, «Georgia», en georgiano «Sakartvelo», no tiene nada que ver; como tampoco tienen nada que ver ni la «Grouzia» rusa ni el «Gürdjüstan» de las lenguas orientales. Sin una explicación científica segura, es muy posible que los europeos hayan amalgamado el patrocinio de San Jorge y el nombre turco-iraní que designa al país, «Gürdjüstán», de orígenes borrosos (podría proceder de la palabra «lobo»).

      Hospitalidad

      Tradición sagrada que impregna hasta el más joven de los georgianos. La tradición de la hospitalidad en el Cáucaso no es sólo un mito. Históricamente era una cuestión de supervivencia en una región en constante estado de guerra y dividida en multitud de territorios feudales. Especialmente viva en las zonas de montaña, ha permanecido como un rasgo de honor de todo georgiano. Dado que el turismo todavía está poco desarrollado, el extranjero siempre será recibido como un invitado, incluso en un contexto ambiguo (en un taxi o en una pensión). En una casa georgiana, el extranjero es el rey; se preocupan continuamente por él, lo que implica también subyugación (nunca le preguntarán lo que desea, sino que le darán lo que creen que es bueno para él). En el restaurante, en el transporte público, el anfitrión se desvive por el invitado. ¡Cuidado con abusar, la generosidad se aplica incluso a aquellos que no disponen de medios! Es costumbre negarse a que le inviten, aunque al final se ceda ante el anfitrión. Esta actitud prevalece en todo el Cáucaso, aunque está más ritualizada en Georgia que en otros lugares.

      Katsuri Katsi (hombre viril)

      El concepto de la virilidad en Georgia es muy específico. Lejos del héroe de Hollywood, del «marlou», del «gentleman» o del macho latino, el verdadero hombre georgiano tiene su propia definición: «Katsuri Katsi», "hombre viril". Es el máximo cumplido que se le puede hacer a un hombre en Georgia. He aquí su retrato. El físico asociado a esa imagen no es el que esperaríamos muchas veces en Occidente: se trata más bien de un hombre maduro, barrigudo, macizo, taciturno y estoico, no especialmente guapo en el sentido en que lo entendemos habitualmente. En otras palabras: un padre de familia o un jefe de clan. El Katsuri Katsi tendrá, ante todo, una integridad moral perfecta. Defenderá su honor y el de sus seres queridos hasta la muerte; tendrá un sentido agudo de la amistad y hará hermanos de sangre; respetará sus compromisos y su palabra. Podrá ingerir litros de vino sin acabar borracho, lo que demostrará su capacidad de resistencia ante el enemigo. Será capaz de comer decenas de khinkalis después y le gustará la carne y el ajo; puede pasar horas en un festín sin bajar el ritmo. No será encantador ni superficial, será tranquilo y hablará sólo para decir cosas importantes; sin embargo, será capaz de lanzar un brindis y será un buen orador. No tendrá miedo a la velocidad y no se abrochará el cinturón. El dinero no será importante para él, lo desdeñará o, en cualquier caso, hará como si lo tuviera, lo repartirá entre la gente de su entorno. Será autoritario. Por último, será hospitalario con los amigos y sabrá recibir al enemigo como corresponda. Por lo tanto, de acuerdo con los valores tradicionales, a menudo son los hombres mayores de 60 años los que han acumulado más autoridad, quienes emanarán mayor virilidad, mientras que un hombre de 30 años sería un poco blando. Este sexagenario será el hombre ideal de la mujer georgiana, que reconocerá la virilidad del hombre según el grosor de su vientre de vino y desdeñará a los chicos guapos. Por supuesto, se trata de estereotipos tradicionales, ya que, bajo el efecto de la globalización, las mentalidades cambian rápidamente. Así, muchos de los políticos importantes actuales tienen entre treinta y cuarenta años. Pero, en un evento social, es este hombre barrigón el que impone respeto y mantiene un orden férreo y no el joven fogoso.

      Khachapuri: «pan con queso fundido»

      Plato nacional, en venta en todas partes, servido en el restaurante más refinado o en la calle como fast-food. Originario de Georgia occidental, se trata de una especie de pan al queso (es decir, un producto a base de leche que se aproxima al queso, aunque un poco diferente en su elaboración), fundido, muy salado, servido caliente, y que presenta diferentes variantes regionales. El más frecuente es el khatchapuri imericio, es redondo y sólo con queso. El mingrelino está pintado con yema de huevo, el guriano tiene forma de cruasán y contiene un huevo duro, el ayaro parece una espátula y lleva un huevo al plato y mantequilla que se mezcla con el queso fundido. Muy barato, salvará a más de uno del hambre en la carretera.

      Marshrutka

      Minibús, principalmente Volkswagen, improvisado como taxi colectivo en todos los países de la Unión Soviética durante su hundimiento. Lo traduciríamos por «la pequeña que va en la carretera». Tras la repentina parálisis de los servicios soviéticos, estos fueron sustituidos por verdaderas redes y empresas de transporte colectivo medio oficiales. Se puso en marcha un negocio fructífero que incluía la compra de miles de vehículos usados en Alemania y en otros países de Europa, que cubrieron rápidamente todos los desplazamientos urbanos, nacionales y transnacionales. Por ejemplo, se puede leer en el minibús de Tiflis-Erévan: «Fontanería Klaus Schmidt, barato y rápido». Tras la Revolución de las Rosas, el Gobierno inició una lucha enérgica contra estas organizaciones semimafiosas, implantando en 2005, en el centro de Tiflis, viejos autobuses holandeses ya retirados. Además, se les prohibió a los marshrutka el acceso a ciertas vías pero hasta que el gobierno establezca una verdadera red de transporte colectivo, los minibuses continuarán garantizando por un tiempo la mayoría de las líneas de transporte en Georgia y hacia los países vecinos.

      Monasterios

      El monacato es uno de los fenómenos más destacados de la historia georgiana: se ha ido extendiendo por todo el país desde el siglo VI guiado por San David, fundador del importante complejo de Gareja. En la Edad Media, los monasterios ortodoxos eran centros de cultura que albergaban letrados, científicos, artistas. Los monjes georgianos crearon entre los siglos XI y XII escuelas que se encontraban entre las más florecientes de la época, donde desarrollaban el arte del fresco y de la iluminación o de las liturgias polifónicas, y sofisticaban las técnicas arquitectónicas originales. Durante los largos períodos de agitación en los que los Estados georgianos eran borrados del mapa, la cultura subsistía en los monasterios, retirados al abrigo de las montañas. En el extranjero, los monasterios georgianos (en Palestina, Siria o Sinaí) fueron los principales embajadores de la cultura del país y participaban de la gran cultura monástica del Oriente medieval. Prohibidos en la época soviética, los monjes y las monjas volvieron a aparecer tras la independencia de Georgia, promoviendo una renovación sin precedentes en la ortodoxia del país. Se instalaron en los monasterios históricos, los repararon y volvieron a repoblarlos siguiendo las huellas de sus antepasados. Desde finales de los años 1990, el número de nuevos monasterios fundados en el país es impresionante. En un período turbulento caracterizado por las difíciles condiciones de vida, en un país que busca su identidad e historia, los monasterios son lugares de retiro y de retorno al origen de los ideales. Muchos veteranos de guerra, antiguos criminales o drogadictos han encontrado la sabiduría y la salvación, contribuyendo a una verdadera revalorización de la vida monástica después de setenta años de prohibición.

      Minorías

      Se trata de una cuestión delicada en Georgia. Durante el colapso de la URSS, el 30% de los habitantes no era étnicamente georgiano. Armenios, azeríes, osetas, abjasios, rusos, griegos, kurdos yazidíes, asirios… el número de comunidades instaladas en Georgia durante siglos iba en contra de la imagen de una nación georgiana dirigida por el movimiento independentista y antisoviético. Aún hoy, el 20% de la población pertenecería a una etnia distinta de la georgiana (pero subrayamos que, oficialmente, el pasaporte georgiano se expide a los ciudadanos

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