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para la mesa del Embajador, y dos chicas para dos bufetes; y se compró por 68 mrs. una baraja de naipes para su entretenimiento.

      En su tocador abundaron los perfumes; entre ellos dos azumbres de agua de olor muy rica á 14 rs. la azumbre, contenida en un pomo de vidrio cuyo precio fué 24 mrs, que estaba dentro de un canastillo con cintas y en su boca una flor.

      Gastáronse además á este intento, ocho docenas de pastillas finas de olor, almizcle estoraque y benjui contenidas, en pomos de vidrio, algunos de ellos de los celebrados de Venecia.

      Hay entre todas las partidas de la «Quenta» algunas que se refieren á cierta piedra que vino de Cartagena, y cuya aplicación no acierto á comprender. Las copiaré sin embargo, por si algún sujeto curioso puede ilustrar el particular.

      Diré á usted por último que para el inmediato servicio del ilustre huésped se destinaron cuatro alabarderos que asistían de dia y noche á las puertas de su aposento, acompañándole á todas partes, con sombreros y zapatos nuevos que estrenaron para dicho fin.

      Diósele de cenar la noche del jueves, á cuyo efecto se aderezaron:

      Termina esta cuenta expresando los limones, vinagre, huevos, grajea, aceite y tocino que se consumieron en dicha cena.

      Veamos ahora la «Relación del gasto que se hizo con el embajador de ynglaterra en su ospedaje en estos Reales Alcázares, por mandato del Conde Duque mi señor que llegó á ellos á 20 de Febrero de este año de 1631, hasta lunes 23 del dicho que se fueron en su compañía de caualleros y criados más de 130 personas.»

      La forma en que se halla redactado este papel me priva del gusto que hubiese tenido en consignar todas la viandas con que fué obsequiado, pues en sus diversas partidas cállanse frecuentemente las cantidades de piezas que se consumieron, diciendo solo por ejemplo «de perdices tantos reales» sin citar el número de ellas, por esta razón unas veces mencionaré el costo y otras el número y cantidad de los manjares.

      «Item 17 achas de cera blanca pesaron 107 libras y diez onças truxeronse 18 y boluiose vna y quedó liquida las dichas 107 libras y diez onças serbían y se gastaron en esta manera quatro en el salon para las comedias cada noche y dos en las dos antesalas del quarto del embajador y dos que seruian para ir por la cena á la cosina á 6 reales cada libra==21.964.»

      Dichas hachas ardían en blandones de bronce que se llevaron del famoso Colegio de Santo Tomás.

      «Item 12 achas amarillas, pesaron 84 libras y media á 5 reales y medio de los quales se davan dos cada noche á las comediantes y vna ardía en la escalera principal destos Alcázares y otra de noche donde estaua el aparador.» A propósito de este mueble, dedúcese que estuvo enriquecido con piezas de plata según se desprende de las siguientes frases. «A seys personas que acudieron á colgar las salas y armar las camas y otras cosas necesarias … y guardar de noche las dichas ropa y plata … etc.»

      Para los postres se sirvieron en cajas y vidrios limón, batata y «alfajor de Carmona» (vea usted mi querido Doctor que no era solo famoso el de Medina) una libra de diacitrón, otra de calabacete y 4 de confitura fina de Portugal. Abonóse además á Gonzalo Diaz por los vidrios de dulces y caxas que dió para los postres de las comidas y cenas y almuerzos y caxas que mandó el embajador dar á las representantas 554 rs» pagándose á Don Melchor de Solorzano 832 rs. por 42 platos de regalo que por su orden se hicieron en los conventos de Madre de Dios y San Leandro para principio y postre de las comidas, almuerzos y cenas de estos cinco días 28.288 mrs.» y á Gabriel de Pamies 625 rs. de la niebe que dió para el gasto del embajador en esta ciudad y vna carga que pidió para llevar en la falua la qual se truxo desde la ciudad de Ronda solo para este efecto en que entran los portes della 21.250 mrs.»

      Consta también lo que se invirtió en platos, lebrillos, tinajas, cubiertos, manteleria, palillos, que supongo serían para los dientes, camas, «pichones para los halcones» y otros particulares que omito en gracia á la brevedad: diré á usted que fueron cuatro los cocineros cuyos nombres no figuran á quienes se pagaron 6.800 mrs. asi como á Juan de Vega ministril se le dieron 50 rs.» por lo que se ocupó en tocar á las oras de la comida y salidas del enuajador.» Para hacer al ilustre huesped más agradable su estancia, hiciéronse fiestas de torneos y representaciones teatrales, como aparece de las siguientes partidas:

      «A Luis de Estrada, Representante de comedias, 200 reales en que con él se consertó los gastos que hizo para las ynbenciones y adereços necesarios para las fiestas del Torneo.»

      «A Joseph de Salazar autor de comedias, 36 rs. para pagar á los ministriles que tocaron en la fiesta del torneo y de «las dos comedias» juntas, 1.324.»

      «A Pedro de Ortegón autor de comedias 700 rs. en que se concertaron tres particulares vno de entremeses y dos de comedias que hiço 23.800.»

      «Al dicho Joseph de Salazar 440 rs. de dos particulares que hiço.»

      Cumplidos los cinco días de su estancia en Sevilla, determinó su partida el Embajador, á cuyo efecto embarcáronse antes sus criados que fueron en una falua hasta Sanlúcar, y consta que á Pedro Bernal, patrón de la falua de la casa de Contratación le dieron 858 rs. por el flete de dicho barco y jornales de los que fueron llevando al embajador á San Lúcar, en que entran 62 rs. que se le debían de lampreas y sabalos que tomó dicho personaje en las vandurrias y en esta falua iba dicho señor solo con los caballeros ingleses que le acompañaban y en la otra los criados y el regalo.

      Su propósito debió ser el de embarcarse en Cádiz, por cuanto á Don Juan Mendieta se le dieron 500 rs. por el gasto que hizo de su persona desde esta ciudad á la de Cádiz, guiando por tierra dos caballos del Embajador.

      Montaron todos los gastos del hospedaje quinientos veintisiete mil once mrs.

      No satisfecho aun el Conde Duque, llevó su esplendidez hasta ordenar que se le hiciese un regalo que consistió en lo siguiente:

      Con los demás gastos que originó este regalo gastáronse trece mil cuatrocientos catorce mrs.

      Bien verá usted señor Doctor que no llegan estas comilonas de Sevilla al punto que otras famosísimas, por usted y otros ilustres ingenios dadas á luz. Sin embargo considero que la presente no es para desdeñada, por los sujetos curiosos; y como á usted le tengo en el número de ellos, diputándole la Fama por capitan de la hueste, á usted la dirijo desde este lugar de Aguas Buenas á 25 de Julio de 1888.

      La policía urbana de Sevilla

      EN LOS SIGLOS XV, XVI Y XVII

      Para los felices mortales que vivimos en el presente siglo, á los que tan natural y legítimo nos parece el uso de todas las comodidades y ventajas de que disfrutamos, pues que á toda hora y sin el menor empacho ponemos el grito en el cielo á la menor falta que advertimos en el cumplimiento de las ordenanzas municipales, no podemos comprender la desidia y abandono de nuestros abuelos, en cuanto al régimen y gobierno de esta ciudad en las pasadas centurias. Indudablemente, nosotros somos más exigentes, y sentimos un cúmulo de necesidades, desconocidas de aquellos, y así es que nos alborotamos y hasta los pelos se nos ponen de punta, al encontrar en las calles un montoncillo de basura ó unos despojos de hortalizas ó de frutas, por ser espectáculo que ofende á nuestra delicada vista.

      ¿Qué dirían nuestros intolerantes convecinos si por arte sobrenatural al despertarse una mañanita se hallasen viviendo en aquella gran Sevilla del siglo XVI?

      Pues si se situaban en el centro de la misma plaza de San Francisco, repararían los grandes hoyos que á cada paso se formaban en el empedrado, en los cuales, si era tiempo de invierno, podían cantar las ranas, y si de verano, eran depósito de infecto y sutil polvo, que el más ligero vientecillo transportaba sobre casas y personas. Que aquellos baches eran numerosos y grandes, pruébalo el tiempo que invertían los trabajadores municipales en su compostura, pues, no era insignificante

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